A las seis de la tarde, la pancarta ya está colocada en la cabeza de la manifestación, donde la sostienen personas de todas las edades, géneros y nacionalidades, con un fuerte sentimiento de hermandad. Todos tienen el mismo objettivo, que queda perfectamente reflejado en la lona que llevan en las manos: “Paremos el genocidio en Palestina. Ponngamos fin al comercio de armas con Israel”. La gente aún está llegando, los Jardines de Salvador Espriu, conocidos popularmente como els Jardinets de Gràcia, comienzan a llenarse.

Minutos antes, una representante de prensa de las diferentes entidades organizadoras, principalmente la Coalició Prou Complicitat amb Israel y la Comunitat Palestina de Catalunya, ha convocado a los diferentes medios de comunicación de ámbito catalán y español para darles información sobre las demandas que hacen y sobre por qué han organizado la manifestación.

El representante de la Comunitat Palestina de Catalunya, Salah Jamal, ha insistido en que la situación que denuncian no es nueva, sino que es el fruto de setenta y cinco años de expulsión y humillación por parte de Israel. “Más de doscientas criaturas han sido asesinadas, no en momentos de guerra directa, sino en manifestaciones contra la represión y la ocupación”, denuncia el representante palestino. Seguidamente, también ha intervenido Laurent Cohen, un judío como tantos que rechazan la situación en la que se encuentra su territorio.

Laurent forma parte de la asociación JUNTS, la asociación catalana de judíos y palestinos. Después de explicar en qué consistirá el recorrido que hará la manifestación, aún sin esperarse la gran participación que esta tendrá, insiste en la cantidad de asociaciones que se han sumado. “La manifestación convocada por la Coliació y por la Comunitat Palestina cuenta con el apoyo de más de trescientas entidades de la población civil catalana. Hace veinte años, en este mismo lugar, más de un millón de persona se manifestaban por la paz en el mundo y contra las mentiras de los Estados Unidos”.

Alys Samson, miembro de la Coalició Prou Complicitat amb Israel, ha dejado claro cuáles son las demandas que hacen: “Todas las organizaciones entendemos que Isrel solo puede seguir masacrando al pueblo palestino gracias a la impunidad internacional de la que goza. Por eso exigimos que la Unión Europea y el estado español pidan un alto al fuego. Queremos que exijan a Israeel que abra corredores humantarios para permitir la entrada de comida, agua y luz. Los veinte camiones que han entrado hoy son isuficientes. También exigimos a la UE un embargo de armas a Israel y, finalmente, que Barcelona deje de ser una ciudad hermandada con Tel Aviv”.

Manifestantes muestran su apoyo al pueblo palestino en Barcelona | Foto: Yeray García

Antes del inicio de la marcha, algunos representantes institucionales también se han acercado para hacer unas declaraciones con la prensa, como ha sido el caso de Ada Colau, exalcaldesa de Barcelona, quien ha condenado el ataque de Israel, así como al grupo terrorista Hamas, poniendo el foco sobre la necesidad del cese de los bombardeos sobre la Franja de Gaza, considerándolos como crímenes de guerra. También ha señalado la decisión del alcaldes actual, Jaume Collboni, de mantener las relaciones con el Ayuntamiento de Tel Aviv y fortalecer los lazos como ciudades hermandadas, añadiendo que: “Yo, como alcaldesa, decidí suspender todas las relaciones institucionales con Israel y Tel Aviv como respuesta a una demanda ciudadana”.

Una vez terminada esta ronda de declaraciones a la prensa, el ambiente comienza a llenarse de gritos a favor de la liberación del pueblo palestino.”Boicot, Israel” es el lema que más se repite, lo gritan los niños y las niñas con una fuerza feroz, como si fuese el único grito de esperanza que les queda con sus hermanos árabes que aún están en Gaza; pero también lo entonan mujeres mayores, con fuerza en la voz y en la mirada.

La manifestación comienza a bajar y la calle cada vez está más llena de gente. Los voluntarios de las diferentes entidades forman una barrera protectora con sus brazos para que todo el mundo pueda estar seguro. A cada lado de la calle hay gente con pancartas y cartulinas, mostrando imágenes de la brutalidad que se vive en Palestina, haciendo sátira de los dirigentes israelís y con lemas de esperanza y voluntad de cambio.

Estas pancartas están hechas en todos los idiomas, principalmente en catalán, castellano, árabe e inglés. “The issue of Palestine is the issue of all of us, and victory will be inevitably be achieved”, esta es la cartulina improvisada que lleva una mujer de mediana edad, con las mejillas pintadas con la bandera palestina. Otro lleva una pancarta del primer ministro israelí donde pone: “Nethanyahu, war criminal”, acompañado con una foto suya.

La manifestación comienza a bajar por paseo de Gràcia. En cada calle que cruzamos, más y más gente se une. Los organizadores, subidos encima de una carroza improvisada, decorada con banderas palestinas, animan a los manifestantescon un micrófono y varios altavoces que hacen que su voz resuene por todos los rincones y que cada vez se animen más y más. La gente se emociona, se escapan lágrimas de rabia contenida, de impotencia.

La carroza improvisada se detiene frente a la Casa Batlló: “Somos más de cincuenta mil persona”, exclama el hombre que va encima y que en esos instantes lleva el micrófono. La gente enloquece y comienzan a escucharse gritos en árabe y castellano. Desde las ventanas de la Casa Batlló, los turistas miran boquiabiertos lo que pasa delante suyo, como si fuese un espectáculo más que ofrece la ciudad de Barcelona.

Una vez la marcha llega hasta Gran Vía con paseo de Gràcia, todo el mundo se para delante de una tarima donde las diferentes asociaciones leen un manifiesto en catalán, árabe, castellano y urdu. Ni siquiera las representantes de las entidades convocadas pueden contener las lágrimas viendo lo que tienen ante sus ojos: “Nos confirman que somos más de setenta mil personas, lo que deja claro que existe un divorcio entre lo que siente la sociedad y lo que hacen los gobiernos”.

El momento más emotivo de la jornada llega cuando piden un minuto de silencio para todas las víctimas del conflicto. Las personas que están congregades allí encienden los flashes de sus móviles y el paseo se llena de luces, como si fuesen estrellas. Barcelona calla un minuto, solo hay silencio y chispas, las luces de los que expresan su dolor por todas las víctimas.

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