“La contaminación atmosférica es el mayor riesgo para la salud del continente europeo, y los episodios de calor extremo empeoran la situación”. Así de contundente se expresaba Kristin Aunan, directora de investigación del Centro CICERÓN de Investigación Climática Internacional y líder del proyecto de investigación Exhaustion en la presentación de los resultados de la investigación, el pasado 15 de noviembre en Bruselas.
El consorcio científico Exhaustion, conformado por 14 socios de investigación de 10 países europeos, ha analizado por primera vez los efectos de la interacción entre el calor extremo y la contaminación atmosférica en las enfermedades cardiopulmonares. Es lo que se conoce como doble “castigo climático”. Un castigo climático que no afecta a todos por igual: los resultados de la investigación han demostrado cómo la vulnerabilidad a los efectos negativos de la exposición a la contaminación atmosférica y el calor extremo varían según condicionantes socioeconómicos como la infraestructura sanitaria, la edad, la geografía, el nivel de ingresos o la calidad de la vivienda. Por este motivo, los investigadores han resaltado la necesidad de implementar políticas específicas dirigidas a personas mayores, niños, enfermos crónicos y desfavorecidas a nivel socioeconómico.
En el acto de presentación de los primeros resultados han participado investigadores expertos en la materia, directores y jefes de unidad de las Direcciones General de Acción Climática y de Medio Ambiente de la Comisión Europea, y organizaciones de la sociedad civil como la Alianza Europea por la Salud y el Medio Ambiente (HEAL). Los resultados llegan en un momento clave de las negociaciones trílogas en Bruselas referente la Directiva europea sobre la calidad del aire, y pocos días antes de la celebración de la COP28 –la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático– en Dubai, la primera que albergará una reunión ministerial sobre salud y cambio climático. Un momento en el que es de especial importancia mostrar los beneficios tanto para la salud como para el clima de la acción de mitigación y adaptación, según han apuntado los y las ponentes de la conferencia.
Calor extremo y contaminación atmosférica: “los asesinos invisibles”
Las olas de calor, los períodos fríos y la calidad del aire tienen un gran impacto en las enfermedades relacionadas con el corazón y los pulmones en Europa. Y estos “nos afectarán de forma conjunta y nadie puede escapar”, tal y como apuntó Alexandra Schneider, directora adjunta del Instituto de Epidemiología y jefe del Grupo de Investigación de “Riesgos Ambientales” de Helmholtz Munich.
Aunque las emisiones de contaminación atmosférica han disminuido en las dos últimas décadas, mejorando así la calidad del aire, la contaminación atmosférica sigue siendo el mayor riesgo para la salud ambiental en Europa. En 2021, la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) encontró que el 97% de la población urbana de Europa estuvo expuesta a concentraciones de partículas finas por encima de los niveles de salubridad establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), causando unas 238.000 muertes prematuras, relacionadas con el asma, las enfermedades cardíacas y el ictus. Otras estimaciones, como la citada por Ulas Im, científico senior de la Universidad de Aarhus experto en la interacción de partículas y proyecciones climáticas, elevan la cifra de exceso de mortalidad por contaminación del aire en Europa hasta las 790.000 muertes.
Asimismo, las elevadas temperaturas fueron responsables de 70.066 muertes en Europa en 2022, con Italia, España y Alemania liderando las estadísticas de mortalidad en el mismo período, tal y como ha expuesto el científico de ISGlobal y del proyecto Horizon Catalyse Joan Ballester, que ha evaluado el impacto epidemiológico del cambio de temperatura en Europa en un estudio recientemente publicado en The Lancet.
La química y científica climática Kristin Aunan aclaró que el calentamiento global puede empeorar la calidad del aire a través de distintos mecanismos, dificultando alcanzar objetivos de calidad del aire, mientras que la exposición concurrente al calor y a la contaminación atmosférica amplifica los riesgos en la salud, especialmente en los casos de enfermedades cardiopulmonares. “Por este motivo les llamamos asesinos invisibles”, apunta Aunan.
Los resultados del proyecto Exhaustion también destacan que se han observado altos niveles de ozono durante los últimos eventos de oleadas de calor, y se estima que el cambio climático puede aumentar los niveles de ozono en verano, lo que también constituye un riesgo importante para la salud.
Objetivo: Reducir la tasa de aumento de casos de enfermedades cardíacas y pulmonares
Los y las científicas apuntan que para reducir el incremento de enfermedades y muertes prematuras causadas por estos condicionantes atmosféricos son necesarias, en primer lugar, medidas de mitigación que reduzcan la contaminación originada por el tráfico, la industria y los incendios forestales, así como acciones que frenen el calentamiento global.
En este sentido, las recomendaciones del proyecto resaltan la necesidad de cumplir con las reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero, puesto que “unas políticas ambientales, climáticas y sanitarias integradas pueden tener efectos sinergéticos y generar co-beneficios para la salud ”, según resaltó la investigadora alemana Schneider. Efectos sinergéticos que también aligeran la carga sanitaria proyectada relacionada con la temperatura en Europa y los costes socioeconómicos del cambio climático, resaltando también los beneficios socioeconómicos de la acción climática.
Por otra parte, las estrategias de adaptación son también imprescindibles para reducir la mortalidad y la enfermedad, especialmente entre los grupos vulnerables. Algunas de las identificadas en el marco del proyecto son medidas de planificación urbana para reducir la exposición a la contaminación atmosférica y climática, o instaurar sistemas de alerta térmica a partir de modelos que muestren la evolución del clima y la calidad de la aire en el futuro que proporcionen información para las evaluaciones de la salud.
No todo el mundo respira el mismo aire ni sufre el mismo calor extremo
“Respiramos cambio climático”, tal y como Elina Bardram, la directora general de Acción Climática de la Comisión Europea, expresó en la conferencia. Pero no todo el mundo respira el mismo aire, ni está expuesto al calor extremo de la misma forma.
En este sentido, Aunan destaca que “Europa es un punto caliente no sólo por la subida de temperaturas, sino por el envejecimiento de la población y por la densidad demográfica de algunas de sus principales ciudades”. En particular, las ciudades del sur y el este de Europa pueden experimentar subidas de temperatura de hasta 5 grados.
Los resultados de Exhaustion también han demostrado que la vulnerabilidad a los efectos negativos de la exposición a la contaminación atmosférica y el calor extremo disminuye o aumenta en función de variables socioeconómicas como la infraestructura sanitaria, la geografía, el nivel de ingresos, el educación y la calidad de la vivienda.
En todos los escenarios climáticos proyectados, los países del sur de Europa son mucho más vulnerables al incremento de la intensidad y duración de las oleadas de calor. Estos escenarios también contemplan que los incendios forestales aumenten, que también generan partículas tóxicas que empeoran la contaminación atmosférica, según resaltó Ulas Im.
La nueva Directiva europea sobre la calidad del aire, en la recta final
Los resultados de Exhaustion llegan en un momento clave de las negociaciones trílogas de las instituciones europeas sobre la Directiva europea sobre la calidad del aire entre el Parlamento, la Comisión y el Consejo.
François Wakenhut, jefe de unidad de Aire Net y Política Urbana de la Dirección General de Medio Ambiente de la Comisión Europea, resaltó que “se acaba el tiempo”: “Estamos llegando al final del mandato de la actual Comisión y debemos llegar a un acuerdo antes de la primavera”. Actualmente, el Parlamento está pidiendo medidas que van más allá de lo que la Comisión está proponiendo, según Javi López, europarlamentario socialista y ponente del Parlamento Europeo en la revisión de la Directiva, explicó en las conferencias.
Salud y cambio climático, un punto esencial en la agenda de la próxima COP 28
Los debates sobre los impactos en la salud de los distintos fenómenos causados por la crisis climática están alcanzando un lugar prominente en las conversaciones diplomáticas internacionales, a medida que crece la evidencia científica que demuestra cómo la crisis climática está poniendo en peligro la salud de billones de personas en todo el mundo.
El calentamiento global puede provocar un incremento de un 370% en las muertes anuales vinculadas al calor, según alerta el último informe de The Lancet Countdown, publicado el pasado 14 de noviembre. Por este motivo, esta publicación científica internacional, que analiza hasta 50 aspectos de la salud afectados por el cambio climático, se suma a las miles de voces científicas y médicas que piden una reducción inmediata del uso de combustibles fósiles, en un contexto en que la tierra va camino de calentarse el doble de lo previsto en el Acuerdo de París.
Según el último informe de la brecha de emisiones publicado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), las políticas climáticas actuales nos conducen a escenarios en los que las temperaturas subirán hasta los 3ºC por encima de los niveles preindustriales para finales de siglo, lejos del objetivo de los 1,5ºC pactado en los Acuerdos de París.
Por eso, el secretario ejecutivo del Cambio Climático de la ONU, Simon Stiell, ha resaltado que la COP28, que empezará el próximo 30 de noviembre en Dubai, “debe ser un punto de inflexión claro, en el que los gobiernos no sólo deben acordar qué acciones climáticas más fuertes se tomarán, sino que también deben empezar a mostrar exactamente cómo entregarlas”. Una Conferencia de las Partes en la que, por primera vez, habrá un día dedicado a abordar los impactos del cambio climático en nuestra salud y las respuestas necesarias en términos sanitarios, incluyendo una reunión ministerial sobre salud y cambio climático.