A una escala temporal que podríamos llamar “geológica”, ha habido numerosos cambios climáticos, generados por muy diversas causas. Estos cambios a menudo han sido rápidos, en la mencionada escala, y cuando han ocurrido han modificado notablemente la biosfera, provocando extinciones masivas de especies y cambios evolutivos con la aparición de nuevas. Por tanto, podría parecer que no se trata de nada nuevo sobre la faz de la tierra salvo que, tal y como describen numerosos científicos y recoge la ONU, esta vez la acción humana de los dos últimos siglos es la responsable de este efecto.
Una de las tareas más urgentes para limitar la aceleración que está sufriendo el proceso de calentamiento y su inercia es reducir la emisión de gases de efecto invernadero. Detener el derroche energético, reducir el consumo y apostar por formas de energía que no generen gases de efecto invernadero son algunas de las cosas que los especialistas recomiendan. Nos podemos preguntar, pues: ¿cómo vamos de renovables? Este artículo intentará dar datos sobre nuestra situación.
Según el informe sobre energías renovables de Red Eléctrica (RE) de marzo de este año, con datos de 2022, España ocupa en la UE la segunda posición en potencia renovable instalada, detrás de Alemania. Esto, sin embargo, debe ponerse en contexto. Según los datos de la ENTSO-E Transparency Platform, España es la decena de 23 países de la UE analizados (faltan Irlanda, Eslovaquia, Chipre y Malta, sin datos), en porcentaje de potencia de renovables instalada en relación a la potencia eléctrica total (62,5% del total de la potencia eléctrica). Bajamos un puesto, hasta el undécimo, cuando se tiene en cuenta qué porcentaje de la potencia generada fue de origen renovable durante el 2022 (44,5%). Esto puede verse en la gráfica siguiente.
Es destacable que en Dinamarca, Letonia y Lituania, el porcentaje de energía generada por renovables, en relación con el total de energía generada durante 2022, fue superior al porcentaje de la potencia instalada de renovables. Que se genere más o menos potencia energética de fuentes renovables, depende inicialmente de que las tres principales fuentes, el agua, el sol y el viento estén al alcance, pero también otros intereses que pueden priorizar el uso de determinadas fuentes para producir energía. Debemos aclarar que los datos de RE sobre España tienen en cuenta la potencia total instalada (son más realistas) mientras que los del ENTSO-E, únicamente consideran las unidades de potencia instalada de 1MW o más, y por tanto no coinciden exactamente con las de RE.
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Según RE, en 2022 la potencia instalada de renovables en España es un 59,2% de la potencia total instalada, siendo la eólica, la fotovoltaica y la hidráulica las principales fuentes de potencia de renovables. Mientras que la potencia instalada de energía hidráulica se mantiene sin importantes variaciones, las potencias instaladas de energía eólica y fotovoltaica han incrementado mucho en los últimos años, pues son las que mayor potencial de crecimiento tienen.
Analizando la potencia generada a partir de las diferentes fuentes podemos ver que en 2022, la energía generada a partir de fuentes renovables representó un 42,2% del total, algo menos que en los dos años anteriores, principalmente por la caída de la generación de energía hidráulica debido a la sequía. Situación que seguro se repetirá en 2023. De hecho, el 2022 fue el primer año en que se generó más potencia fotovoltaica que hidráulica.
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En la siguiente tabla se puede ver la potencia eléctrica de fuentes renovables, instalada en cada una de las CCAA. Como puede verse, las que tienen una mayor potencia de renovables instalada son Castilla y León, Castilla La Mancha, Andalucía, Extremadura, Aragón y Galicia. El tipo de renovable varía entre las distintas comunidades. Si nos centramos en la eólica y la fotovoltaica, las que a día de hoy presentan un mayor potencial de crecimiento, podemos observar que Andalucía y Castilla La Mancha tienen potencias instaladas similares de eólica y fotovoltaica, en Aragón, Castilla y León y Galicia hay más potencia instalada de eólica que de fotovoltaica, y al revés en Extremadura donde predomina la fotovoltaica.
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La contribución, en porcentaje, de cada CCAA al total de potencia instalada de renovables puede verse en la siguiente gráfica. La gráfica muestra un grave desequilibrio entre CCAA, no sólo achacable a la superficie, a las posibilidades de aprovechamiento del régimen de vientos o de los días de insolación, sino también a las políticas energéticas de cada CCAA.
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Si tenemos en cuenta la relación entre la demanda de energía en cada CCAA y la potencia generada por renovables en la propia CCAA (datos de RE), se pueden ver cosas muy ilustrativas. Extremadura, Castilla y León, Aragón, Castilla La Mancha y Galicia, y en este orden de mayor a menor, generan a partir de fuentes renovables más energía de la que consumen. En cambio, las comunidades que generan un menor porcentaje de la energía que consumen a partir de renovables son, de menos a más, Madrid, Euskadi, Baleares, Cantabria, Valencia y Cataluña, todas ellas generan por renovables menos del 15% de su demanda energética. A escala europea, ocuparían los últimos lugares, cerca de la República Checa. Cataluña, la comunidad con mayor demanda energética, sólo obtiene de renovables el 13% de la energía que consume, muy lejos de Dinamarca, un país al que algunos nos quisieron comparar, con un sueldo medio que duplica el de Cataluña y que genera 74% de su energía en renovables.
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Si se quiere contribuir a limitar el sobrecalentamiento global, es necesario realizar esfuerzos en incrementar la producción de energías de fuentes renovables para disminuir la dependencia de fuentes contaminantes. En un territorio como la península ibérica, un callejón sin salida dentro de la UE en cuanto a interconexión eléctrica, esto es posible gracias a unas condiciones climáticas muy favorables. Es necesario que esta dinámica sea ordenada y lo más respetuosa con el entorno y con quien vive, pero también decidida. Los regímenes de vientos y la insolación hacen de Cataluña un sitio adecuado para la instalación y aprovechamiento de energías renovables. En esta carrera contra el tiempo, los datos demuestran que en Catalunya llevamos mucho retraso y que hace demasiados años que en este tema recibimos palabras bonitas, pero hasta ahora vacías de contenido. En este sentido, una apuesta por incrementar tanto la producción de energía a partir de renovables como la conexión con otros territorios que las producen, son la mejor garantía para demostrar que existe un interés real en contribuir a limitar el sobrecalentamiento y sus consecuencias.
Artículo elaborado sin el uso de IA.