Desde una perspectiva intersectorial, que pone en entredicho los pretendidos universalismos, puede parecer una contradicción la defensa de una Renta Básica de carácter universal (RBU). Pero nada más lejos de la realidad.
La Renta Básica es una herramienta que permite un cambio substancial, cambio de paradigma en las políticas públicas que es del todo necesario: menos burocracia, menos condicionalidad, menos estigmas, menos discrecionalidad. La RBU no es una solución única ni mágica, es una herramienta imprescindible para la vida y la libertad: más derechos, más oportunidades, más equidad. Es una base para vivir con dignidad y un cambio de sistema de la actual conceptualización de la protección social.
Los derechos sociales se han ido construyendo según las necesidades emergentes, pero no ha habido una conceptualización real, un reconocimiento. El estado del bienestar –el traicionado estado del bienestar– se ha sustentado sobre carencias, sobre subsidios y ayudas condicionadas y limitadas por presupuestos claramente insuficientes, subsidios y ayudas perdidas en un maremágnum burocrático y administrativo inexpugnable. Los derechos sociales no se reconocen como tales y, a pesar de existir una igualdad teórica frente a la ley, la igualdad de oportunidades no es una práctica corriente. La RBU abre la puerta a una nueva perspectiva.
En un momento en el que se están vulnerando claramente derechos fundamentales, en el que a la ciudadanía no la marca la pertenencia sino un trámite administrativo, en el que el machismo, el racismo, la lgtbifobia o la violencia machista encuentran complicidades políticas y sociales, son necesarias propuestas que reconozcan los derechos. La RBU quiere universalizar un derecho, pero esta universalidad no es equiparable a la homogenización –lo que sí hace la condicionalidad–, sino que puede dar respuesta de base a la pluralidad de situaciones que generan necesidades, necesidades que a pesar de los años, a pesar de los avances, siguen sin cubrirse. La RBU no es un cambio global sino la base del cambio que puede posibilitar empezar a dar respuestas.
La Renta Básica Universal e Incondicional plantea un cambio muy importante en las políticas sociales dotando de recursos económicos a toda la ciudadanía y posibilitando romper situaciones insostenibles, poder llevar a cabo procesos vitales sólidos y desde la libertad de elección. Es también un mecanismo importante en la redistribución de la riqueza y rompe servidumbres y dependencia económica, aporta una base económica común contra la inseguridad económica en la que vivimos.
La RBU es un instrumento profundamente democrático, de reconocimiento individual y social sin negar sus especificidades. Puede ser una herramienta importante en la superación de las desigualdades, no la única, pero sí la base que permita una vida más digna, el derecho a la supervivencia económica sin tener que sufrir la sumisión y no poder rebelarse. Una herramienta empoderadora que permite ir a la libertad.
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