La salud es una cuestión de presupuesto

Hagamos un ejercicio de imaginación: eres un vecino o vecina de la calle Sardenya. O de Roquetes. O de la Marina del Prat Vermell. O del Raval Nord. El gobierno municipal acaba de inaugurar un nuevo Centro de Atención Primaria flamante, reluciente, que todavía huele a no haberle quitado el plástico. Vas a tu primera consulta y te detectan una miopía. O una caries. O un problema de ansiedad. O cualquier otro síntoma que, en estos momentos, debe tratar un especialista privado que, muy probablemente, no puedes pagar. Y aquí termina tu aventura con las políticas de salud en Barcelona, ​​porque la salud es una cuestión de presupuesto: tanto el que tienen las usuarias en los bolsillos, como el que pueda aprobar el gobierno de la ciudad.

Recientemente, el Govern del PSC ha anunciado la construcción de once nuevos CAPs que, en realidad, ya habían sido pactados y cerrados por los Comuns, durante el mandato previo. Personalmente, debo celebrar que el Govern no eche atrás once centros que tanto costaron arrancar a la Generalitat, pero también me preocupa que el PSC haya entendido nuestro Plan de Salud a medias: da continuidad a la construcción de infraestructuras ya definidas, pero deja en la estacada las políticas de salud pública que deberían llenar de contenido estas infraestructuras. Y es que, mientras re-anuncian a bombo y platillo los nuevos CAPs, se ponen en riesgo, por la prórroga presupuestaria, otras políticas de salud pública como el teléfono para prevenir el suicidio, el servicio Konsulta’m, para la salud mental, el dentista municipal o los educadores de calle que hacen prevención y detección de problemas de salud pública.

La inactividad del PSC nos ha llevado a los primeros recortes desde la época Trias, unos recortes que se verán reflejados en la salud de la ciudadanía. Unos recortes que no sólo reducirán derechos ya existentes sino que, además, destierran del todo la posibilidad de abrir nuevos servicios, como una óptica o un podólogo públicos, similares al dentista y psicólogo que creamos los Comunes el pasado mandato. Servicios que deben garantizar el acceso a una sanidad pública y de calidad independientemente de tus ingresos y de tu barrio. Servicios pensados ​​para rellenar tanto esta red de CAPs en construcción como otros equipamientos de la ciudad.

Y es que invertir en Salud no solo debe significar inaugurar centros. Invertir en Salud significa innovar en servicios y derechos que ayuden a mitigar desigualdades socioeconómicas, y para eso es necesario ir más allá de la infraestructura: es necesario ampliar el abanico de servicios públicos y ampliar la ventana de acceso de la población a estos recursos. Se necesitan estrategias adicionales para abordar las desigualdades en la salud que a menudo tienen su origen en factores económicos, territoriales y sociales más amplios. Y es crucial también incorporar la participación ciudadana en la toma de decisiones relacionadas con la salud: las usuarias y usuarios saben mejor que nadie qué necesitan y su participación activa puede informar y reforzar las políticas de salud pública. La construcción de nuevos centros es loable y necesaria, pero no garantiza automáticamente un acceso equitativo a la atención médica: por eso, nosotros no solo cerramos el acuerdo para estos once nuevos centros; también cerramos el acuerdo para los servicios sanitarios que los acompañan.