El 2 de marzo hace 50 años de la muerte de Salvador Puig Antich. Es el último preso político ajusticiado a garrote vil del franquismo y en territorio español. Nacido en Barcelona, este joven militante antifascista y miembro del Movimiento Ibérico de Liberación (MIL), no había llegado a cumplir los veintiséis años cuando fue ejecutado en ese otro sábado de hace 50 años.
Salvador Puig Antich militaba en el brazo armado del MIL, un grupo anarquista que se financiaba mediante atracos. Cuando le detuvieron, un policía había muerto a causa del impacto de cinco disparos. Era el 25 de septiembre de 1973. Aunque el arma de Puig Antich sólo había disparado tres veces, el Consejo de Guerra, sin demasiados miramientos y rápidamente, le condenó a la pena de muerte. Una instrucción más que discutible y una sentencia ejecutada a garrote vil cinco meses después de su detención y simultánea a la de Heinz Ches, un delincuente común. La protesta internacional fue desoída, también la interna, que se oponía a la decisión del dictador pese a la dura represión hacia cualquier disidencia.

En Infograma recordamos a Salvador Puig Antich dedicándole una ilustración especial, obra de dos compañeros de la redacción: el fotógrafo Albert Azurmendi y la dibujante piliparra. También hemos querido indagar sobre cuál fue la respuesta a la sentencia en Santa Coloma de Gramenet y de su gente, a través del testimonio directo de personas de la ciudad. Seguro que se echarán de menos más voces que, cincuenta años después, desgraciadamente ya no están. Podemos constatar que, si bien en la ciudad no hubo casi movilizaciones, parte de su vecindario, a pesar de la virulenta represión del régimen, se movilizó y participó en acciones clandestinas, básicamente en Barcelona. Algunos también sufrieron sus consecuencias en el ámbito personal.
Grama contra la pena de muerte
A través de la revista Grama del mes de enero sabemos que hubo una manifestación contra la sentencia de muerte el 10 de enero de 1974, en la que –según esta publicación– participaron casi un centenar de personas y no se produjeron incidentes.
En el Grama de mayo de 1974, encontramos un artículo de Agustina Rico en relación con la solicitud de pena de muerte a José San Julián Jiménez por parte del fiscal a raíz del asesinato de un vecino del barrio Fondo dos años antes. Incluso la acusación particular, en ese caso la familia de la víctima, considera que se soluciona con la máxima pena de prisión. Por último, fue condenado a 30 años.
El artículo acompaña un editorial de la revista que lleva por título No a la pena de muerte, en el que se informa del clamor entre amplios sectores de la población, y también de la abogacía, en pro de la abolición de la pena de muerte. Demanda que es bien explícita desde 1970. Se menciona que, desde entonces, se ha aplicado esta pena tres veces, dos a delincuentes comunes y la otra a un militante anarquista, Puig Antich. Termina el editorial con unas líneas que traducimos:
“Porque nos parece un castigo desproporcionado. Porque nada contribuye al saneamiento moral de nuestra sociedad, ni a la rehabilitación del delincuente. Por el carácter irreparable que comporta la pena de muerte, que no permite subsanar los errores jurídicos o las irregularidades que pueden producirse en determinados procesos. Porque creemos que se trata de una crueldad inútil y un ejercicio de violencia social ineficaz. Por todo esto decimos NO, EN LA PENA DE MUERTE. Y desde estas páginas pedimos que se abola en nuestro país.”
El 10 de enero de 1974 hubo una manifestación contra la pena de muerte
A través de la propia Agustina Rico actualizamos la información. La contribución de Grama a la campaña contra la pena de muerte trajo consigo una querella del Ministerio de Información y Turismo a raíz de un artículo contra la pena de muerte. Los defendió el abogado Manuel Jiménez de Parga, una de las personalidades que se habían pronunciado en contra de la pena capital. El juicio se celebró en el juzgado municipal de Santa Coloma, entonces en un lateral de la casa consistorial, y la presencia de Jiménez de Parga como defensor causó un gran impacto. El juicio se resolvió a favor de Grama, pero tuvo que repetirse –esta vez en Barcelona–, ya que el propio fiscal recurrió la sentencia alegando que faltaba una coma en su ejemplar del Código penal, algo que modificaba el sentido del texto. Esa segunda sentencia también fue absolutoria.
Agustina Rico constata que, en la ciudad, no se hizo una campaña concreta por Puig Antich entre mucha gente sensibilizada social y politizadamente, y lo atribuye a que no se estaba de acuerdo con las acciones armadas. “No despertaban ninguna simpatía los grupos que la ejercían. Pero todos estábamos impactados y horrorizados por la aplicación de la pena de muerte, y por el método tan cruel del garrote, que nos traía imágenes de la España negra. Yo misma me puse de luto ese día, a mi manera, con un poncho de lana que me había hecho. Llevaba a la cabeza su ejecución en todo momento”.
Exposición El anarquismo ibérico
En noviembre del año 2008, treinta y cuatro años después de la muerte de Puig Antich, se presentó la exposición El anarquismo ibérico en la Biblioteca Can Peixauet, un recorrido sobre la historia del movimiento libertario desde el siglo XIX donde se valoraba la figura de Salvador Puig Antich. Maria Font, directora de este equipamiento colomense, señalaba en el artículo del semanario SOC: “Esta exposición es también un homenaje a los vecinos del barrio del Raval que todavía formaron parte del movimiento libertario de Santa Coloma. El Raval siempre ha tenido un tirón anarquista, en el barrio había mucha actividad anarcosindicalista, y todavía hay gente que se llama Libertad, Flor o Armonía, nombres muy frecuentes en estos entornos reivindicativos”. Entre ese vecindario estaba Joan Vicente. Parte de los materiales que conservó en torno a este tema han sido cedidos por su hija, Roser Vicente, para ilustrar este artículo.

Testimonios
En Infograma hemos recogido el testimonio directo de cinco personas vinculadas a la vida política y social de nuestra ciudad aquel 1974. Junto con su nombre, encontrará la organización a la que formaban parte y la edad que tenían aquel fatídico 2 de marzo de 1974. Eran jóvenes. También les hemos pedido que nos expresen lo que sintieron o pensaron cuando vieron cumplida la sentencia. Para ninguna de ellas, el asesinato de Puig Antich a manos del régimen comportó la renuncia a sus ideales y militancia.
- ADELA GALLARDO (PSUC, 23 años)
El 2 de marzo Franco ordenó la ejecución con garrote vil de Salvador Puig Antich. Ese 3 de marzo era sábado, y asistí a una reunión de maestros en Barcelona. Estábamos desquiciados por la violencia institucional que ejercía la dictadura. Consideramos la gravedad y la impunidad de los hechos, y decidimos anular la reunión para asistir a una concentración –ilegal, como todas– en la plaza de la Catedral, donde sí estaba permitido bailar sardanas los sábados y los domingos. No íbamos mucha gente, y todo ocurrió muy rápidamente. A la hora acordada, una persona desplegó una pancarta contra la pena de muerte con el nombre de Puig Antich. Coreábamos su nombre y “No a la pena de muerte” y “Franco asesino”.
A los pocos minutos, las esquinas de las calles de la plaza se llenaron de coches de policía, a los que llamábamos “grises”. Corríamos, y ellos detrás nuestro. Fui hacia el Colegio de Arquitectos y, allí, dos policías me detuvieron. Con un porrazo en la cabeza me entraron en el coche para llevarme a la Jefatura Superior de Policía de Via Laietana y me bajaron a los calabozos.
Estaba sola, encerrada en una celda muy oscura, fría y húmeda. El asiento de la celda estaba mojado, y noté cómo la humedad traspasaba el abrigo y la ropa que llevaba. Yo, ingenua, se lo dije al policía que vigilaba. Esperaba que me diera algo para secarlo. Su respuesta, de muy malos modales, fue: “Habrás sido tú que te has meado”.
Me detuvieron 72 horas en la Prefectura de Via Laietana
Les conté siempre lo mismo, que estaba en la catedral bailando sardanas, que me había dirigido al Colegio de Arquitectos y, a través de los cristales, contemplaba una exposición del TBO. En ningún momento reconocí que militaba en el Partido Socialista Unificado de Catalunya-PSUC.
Entonces empezaron los interrogatorios, que se realizaban en el piso de arriba del edificio y a cualquier hora del día o de la noche. Esto me generaba un estado de tensión y de desconsuelo. Intenté apaciguar esa sensación moviéndome. En los interrogatorios aparecían varios tipos de policías. Unos querían hacerme creer que me ayudarían, otros me amenazaban. Una de las noches, uno abrió la ventana y me dijo: “Me voy un rato. ¿No te tirarás por la ventana?”, haciendo referencia a lo que había sucedido con un estudiante de Madrid.
De las 72 horas que pasé en Via Laietana no puedo recordar si comí o bebí… Sólo recuerdo la sensación de frío, escalofríos, oscuridad e incertidumbre acerca de lo que pudiera ocurrir.
No ha sido fácil poner palabras a esa experiencia. Hace pocos años, pinté el cuadro Compromís, inspirado en las vivencias de esos días y las posteriores consecuencias de esta detención.

Posteriormente, me llevaron ante la presencia del juez y me leyó la declaración que había firmado con la policía. Volvió a hacerme muchas preguntas. Luego me preguntó si estaba embarazada, porque llevaba una blusa muy ancha. Hacía poco que me había casado y le respondí que no lo sabía. A continuación, me comunicó que podía irme a casa y que quedaba pendiente de juicio por el Tribunal de Orden Público –el TOP de Madrid. Al día siguiente, muy desmejorada, fui a trabajar a la escuela donde hacía de maestra. Les dije que había estado enferma y no les costó creérselo. A la salida vi un coche gris. Luego, el mismo coche, estaba cerca de mi casa. Y me siguieron vigilando un tiempo.
Se me comunicó que me juzgarían en el TOP Sumario 247/74. Aquella detención, sin embargo, tuvo consecuencias. No me permitieron acceder a la plaza de maestra, a pesar de haber aprobado las oposiciones. En junio de ese mismo 1974 apruebo las oposiciones a maestra de EGB. Para incorporarme a la plaza se necesitaba, entre otros, un certificado de buena conducta expedido por la policía. No me lo firmaron y, como consecuencia, el Departamento de Educación me comunicó que no podría acceder a la plaza y que restaba “Separada del cuerpo de funcionarios de Educación”.
El dictador Franco murió en cama en noviembre de 1975. En 1977 tienen lugar las primeras elecciones democráticas y se disuelve el TOP. Los casos pendientes de juicio por este tribunal son sobreseídos. Ese mismo año, se aprueba la Ley de Amnistía por los actos políticos y sociales considerados delitos durante el franquismo.
Una vez amnistiada, puedo volver a pedir mi plaza junto a algunos maestros represaliados de la República, ya mayores. Al final pude hacer de maestra en una escuela pública, donde empecé el curso 1979 en la escuela Lluís Millet de Santa Coloma de Gramenet.
- CHEMA CORRAL (JCC, 20 años)
En 1974, yo militaba en la Juventud Comunista de Cataluña (JCC), en Barcelona, en el frente estudiantil, con bachilleres. Recuerdo que, en los comités de instituto y en la coordinadora, coincidíamos militantes de varios partidos e ideologías. El tema del proceso de Puig Antich se discutió. Organizamos acciones de protesta, y también participamos en acciones realizadas por otros sectores, como el universitario.
La lucha contra la represión franquista y su crueldad unía a todas las organizaciones antifranquistas. Éste fue el caso en el Consejo de Guerra en Puig Antich. El PSUC se movilizó como partido, como puede verse en Treball, el órgano central de prensa del PSUC, y también dentro de las organizaciones populares en las que participaba.
Participé en actos de protesta estudiantiles en Barcelona
El movimiento antifranquista era diverso y muy plural ideológicamente. Las políticas y estrategias del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) no coincidían con otros grupos como los trotskistas, los maoístas y los anarquistas. Había diferencias, pero para hacer frente a la dictadura siempre nos uníamos. Otro ejemplo de estas luchas importantes fue la puesta en marcha contra la Ley general de educación del ministro Villar Palasí.
Desgraciadamente, los dirigentes más relevantes del PSUC de aquel 1974 ya están muertos: Pedro Soto, Rafael Gómez, Rafael Parra, Manuel Pérez Ezquerra, José Cámara de la Hoz, Luis Hernández… Tampoco son ya militantes destacados por su activismo Antonio Jiménez “Miliki”, Ildefonso Adame “Campesino”, Enrique Bellete, etc. Su testimonio hubiera sido más rico que el mío.
La revista Grama publicaba lo que se hacía en los barrios, sobre todo en este momento de finales del franquismo. Que aparezca poco quizá sea síntoma de que no se hicieron muchas cosas por Puig Antich en Santa Coloma. No descartaría la hipótesis de que muchos colomenses y colomenses sí se movilizaran en Barcelona, en su puesto de trabajo. Había relación entre los sindicatos de las fábricas y las asociaciones vecinales de su barrio y otras entidades ciudadanas. Podemos pensar que existió la participación de obreros colomenses en actos de protesta y manifestaciones en solidaridad con Puig Antich.
Sentí impotencia al ver que, a pesar de la crisis del franquismo y el aumento de las movilizaciones populares, no habíamos podido detener la ejecución. Había que redoblar los esfuerzos para conseguir acabar con el régimen franquista.
- ELVIRA RUIZ (MCC, 22 años)
Supe de Puig Antich y del MIL cuando estaba ya en prisión. Me resultaba inconcebible que se le llegara a matar. Enganché media docena de carteles que decían “Libertad Puig Antich”. Eran pocos y pequeños, de tamaño de un folio. Utilicé cola de carpintero. Lo recuerdo bien, porque fue la primera vez que pegaba carteles.
Un grupo de cuatro mujeres enganchamos media docena de carteles. Éramos cuatro mujeres, recientemente habíamos pasado a formar parte del Movimiento Comunista de Cataluña (MCC), porque hasta entonces éramos simpas (simpatizantes). Buscamos un sitio donde los carteles pudieran aguantar, y decidimos ponerlos en un paso subterráneo que había en Sant Adrià, cerca de Santa Coloma. Un túnel que permitía a los peatones cruzar la carretera. Lo hicimos a las 4 de la madrugada, y confiábamos en que la gente que fuera a trabajar los viera más tarde. Una compañera se puso en la entrada y la otra en la salida. Ellas dos vigilaban. Otra estaba dentro del coche y yo enganchaba. Prefería enganchar a vigilar.
Cuando volvíamos, si la policía nos detenía, habíamos decidido decir que veníamos de fiesta. En el coche pensaba que sería muy difícil convencerlos. Ninguno sabía el nombre auténtico de las demás, ni tampoco su dirección. Yo, para ellas, era Sara. Por suerte, no tuvimos ningún problema.
Recuerdo ese 2 de marzo. Era un día gris y tenía un sentimiento de tristeza e impotencia tremendas.
- MANEL GALGO (Solidaridad, 35 años)
Solidaridad era una organización clandestina integrada por varios grupos y partidos de izquierda. Incluso creo recordar que formaba parte Convergència, y era el partido más de derechas. Participaban, entre otros, abogados que daban asesoramiento a las familias de presos políticos de forma gratuita, también médicos. Nos reuníamos normalmente en las iglesias que los curas nos cedían. Era el sitio más seguro. Guardo muy buen recuerdo de esta organización.
Uno de los que formaba parte era el abogado Marc Palmés, casado con Magda Oranich. Ella y Enric Leira ejercieron como abogados defensores de Puig Antich. Fue Palmés quien nos adelantó en una reunión de Solidaridad que Franco había decidido liquidarle. ¿Qué podíamos hacer? Hicimos octavillas y decidimos informar a los colegios profesionales. La idea era hacer pública la oposición a la sentencia por parte de instituciones relevantes para conseguir que se detuviera.
Me reuní con presidentes de colegios profesionales para que se posicionaran en contra de la ejecución
Hablamos con los colegios profesionales para que su Junta ya tuvieran adelantado su posicionamiento en contra de la ejecución. Yo me encontré con los presidentes de dos colegios, de Ingenieros y de Arquitectos. Su respuesta fue positiva, pero no pudo detenerse la ejecución.
Aquel 2 de marzo me supo muy mal que no lo lográramos, pero reconozco que ya me lo esperaba.
- GABRIEL MANZANERO (PSUC, 33 años)
En marzo de 1974 formaba parte del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC), pero era un militante algo especial. Siempre tuve muy buena relación con los anarquistas.
Sobre qué hice ese día, no puedo aportar mucho. Deciros que me afectó mucho su muerte. De hecho, si lo piensas bien, era sólo un asesinato más de la dictadura y la posguerra. Pero me afectó mucho. Fueron horas y días de rabia, tristeza y miedo.
Fueron horas y días de rabia, tristeza y miedo
Esa mañana fui a trabajar como los otros días. Con varios compañeros intentamos organizar un grupo en la entrada de la fábrica y conseguir detener los talleres, pero fue imposible. Cinco trabajadores no entramos a trabajar, nos marchamos a unirnos con otros compañeros de otras fábricas para hacer alguna acción. Intentamos dirigirnos al cementerio, pero tampoco pudo ser. Barcelona estaba tomada por policías y guardias civiles, vestidos de uniforme y civil.
Ya hacía noches que no podía dormir. Sé que le pasó a más gente. Recuerdo que me levantaba de la cama y escribía y escribía. A través de la escritura podía relajarme. Conseguí suficiente información para escribir poemas, que poco después destruí por miedo, miedo a que encontraran mis poemas. Después escribí otro poema y hoy se lo comparto.
Me alegra mucho que haya personas que, como vosotros, recuerden a Salvador Puig Antich, que quieran que la verdad sea luz y libertad. Sus hermanas siempre lo han intentado, pero no estamos en Chile, sino en España.
Mi testimonio se lo dedico a todas aquellas personas que creen que ese asesinato fue un acto más de venganza del estado. Salvador Puig Antich es un símbolo de anarquía, de solidaridad, de rebeldía.
Y mi poema:
| SALVADOR PUIG ANTICH
A mediados de marzo Ya llegó la orden Aquel verdugo del pueblo Mi último pensamiento Que larga es esta noche |
Moriré con la conciencia tranquila como mueren los inocentes, el corazón destrozado pero muy alta la frente.En romance dos cartas escribió a sus seres queridos primero, a Catalunya libre y al pueblo que tanto amó.Guardias civiles en pelotón lo llevan en secreta procesión, para asesinar sin pudor a quien la verdad defendió Cuando mi sangre caiga Un clavel rojo de mi sangre saldrá |
Acabamos el artículo con esta última publicación, cedida por Roser Vicente y de fecha desconocida, que nos narra las últimas horas de Salvador Puig Antich.

Este artículo ha sido publicado originalmente en Infograma


