Una mesa, un ordenador, una pantalla grande y buena conexión a internet son las herramientas de trabajo de David Cabanes. Empleado desde hace diez años en Nextivity Inc., multinacional que fabrica repetidores para telefonía móvil con sede en San Diego (California), lleva más de 20 trabajando por todo el mundo, sin tener que fichar cada día presencialmente ni disponer de un espacio de trabajo concreto.

Cualquier lugar del mundo con buen acceso a internet es susceptible de trabajar para él. Ésta es la premisa básica de los nómadas digitales, trabajadores a distancia que deciden instalarse y ejercer desde un país diferente al suyo de origen durante un tiempo. El coste de la vida, la seguridad, el clima y la cultura son algunos de los aspectos que más se valoran a la hora de elegir destino.

“Me identifico tanto con los teletrabajadores como con los nómadas digitales. Me levanto y puedo trabajar desde donde sea y, si quiero, en pijama, y eso no quiere decir que trabaje menos”, precisa. De hecho, cuando empezó a trabajar desde cualquier lugar del planeta, en 2003, “ya había multinacionales que decidían que, en vez de una gran infraestructura con oficinas, les convenía contratar trabajadores con buena conectividad desde su casa o desde donde fuera, y con las herramientas necesarias para poder asumir igualmente una responsabilidad en la empresa sin estar presencialmente”, explica.

Actualmente 48 países ofrecen visado de nómada digital. España ha sido uno de los últimos en expedirlo, un permiso específico que entró en vigor el año pasado y que permite la estancia en el país de personas de fuera de la Unión Europea que lleven a cabo una actividad laboral o profesional a distancia, para empresas no españolas y sólo mediante sistemas informáticos, telemáticos o de telecomunicación, indica la web del Programa de Residencia para Inversores y Emprendedores del Ministerio de Economía. Además, los candidatos deben ser personasgraduadas o postgraduadas de universidades de reconocido prestigio, formación profesional y escuelas de negocios de reconocido prestigio, o bien con una experiencia profesional mínima de tres años”. Y deben demostrar que pueden ganarse la vida por sí mismos, con sueldos superiores a los 30.000 euros, según apunta el despacho Echeverría Abogados.

una nòmada digital en un xiringuito del Carib

Este permiso específico forma parte de la Ley de startups, creada para favorecer un “ecosistema emprendedor innovador” que también seduzca a los extranjeros. Hasta la aprobación del nuevo reglamento, las personas extracomunitarias con trabajo por cuenta propia o contratadas por empresas no españolas podían permanecer en el país durante tres meses. Ahora pueden permanecer hasta cinco años y con rebajas fiscales incluidas: con un tipo impositivo del 24% y no del 37%-47% que les correspondería por salario.

España es uno de los países europeos más atractivos para los nómadas digitales. Y más ahora, con la existencia del visado y el paso atrás de Portugal y de Países Bajos a la hora de ofrecer beneficios fiscales a los extranjeros que se instalen. Así lo refleja la encuesta que VisaGuide realizó a finales del año pasado entre sus usuarios. Y la semana pasada On Economia avanzó que, a 31 de octubre de 2023, en España se había concedido el visado de nómada digital a 7.116 personas, según datos del Ministerio de Seguridad Social, Inclusión y Migraciones. Otros sitios web dedicados a este colectivo destacan México, Costa Rica, Tailandia, Malasia, Malta o Dubai como principales países receptores.

Barcelona es una de las ciudades más interesantes para los nómadas digitales que eligen afincarse temporalmente en España. Y no sólo por el clima, la gastronomía y la cultura, sino también por la educación superior. “Hay gente que viene a formarse a las escuelas de negocios de referencia que tenemos y que, a la vez, mantiene el trabajo del país de origen”, explica Ruth Barrera, abogada y cofundadora de Mentor Nomad, empresa que acompaña a los nómadas digitales que aterrizan en la capital catalana.

“El mundo se mueve. Ser nómada digital es una tendencia de futuro: las personas valoran mucho vivir experiencias por todo el mundo, y las empresas cada vez valoran más atraer talento”, detalla Barrera. Cada vez hay más trabajadores para quien residir y desempeñar un tiempo en un lugar diferente al lugar de trabajo original es una ventaja al mismo nivel que las facilidades para conciliar. Y hay empresas que ya conciben el mundo entero como mercado de trabajo donde buscar candidatos porque “quieren tener a las personas más cualificadas”, prosigue la abogada, “vivan donde vivan”.

Tienes que ser muy disciplinado. Si no tienes un método de trabajo y una cierta disciplina, te pierdes”, señala David Cabanes. “Cuando una empresa busca un perfil de trabajador así te miden más la productividad que el hecho de fichar, que es lo que en realidad debería ser”, considera. A él, esta forma de trabajar le aporta una mayor calidad de vida. Puentes, fiestas, fines de semana, vacaciones, todo se lo maneja bastante como quiere. “El término vacaciones, cuando eres un nómada digital, es relativo porque todo se mezcla. Es un tema de flexibilidad bien entendida. Con la central de la empresa, en San Diego, hay nueve horas de diferencia respecto al horario catalán, por ejemplo. Si no me organizase bien, trabajaría 14 horas, pero si hago alguna reunión por la noche, después lo compenso con el relajamiento durante otras horas. Se trata de saber gestionar tu tiempo”.

“Herramientas como Zoom y Teams se pusieron de moda durante los confinamientos por Cóvid, pero el contacto personal y las reuniones cara a cara siguen teniendo mucho peso todavía”, declara Cabanes. Con cierta regularidad debe volar a destinos determinados para reunirse con clientes o compañeros, pero el resto del trabajo puede hacerlo desde donde quiera, junto a la familia o como “el jinete solitario” que dice sentirse.

Libres y solitarios

Sophie Bellamy

A pesar de los pocos datos fiables que existen, se calcula que hay unos 35 millones de nómadas digitales en todo el mundo. Se sabe que los trabajadores del ámbito tecnológico son los más numerosos, seguidos de los empleados dedicados al marketing, diseño, escritura o comercio electrónico. La presencia de hombres y mujeres es muy equilibrada (51% y 49%, respectivamente), de media tienen 40 años y el 83% trabaja por cuenta propia, mientras que un 17% son asalariados en empresas que permiten el trabajo a distancia. La gran mayoría está en cada destino entre tres y nueve meses.

Leslie Feagly es diseñadora gráfica, pero hasta hace dos años esta norteamericana nacida en 1958 no probó un estilo de vida que, ahora dice, “si fuera más joven, lo haría así siempre”: viajar y despertar en lugares diferentes desde dónde concentrarse en los diseños y enviar el trabajo a los clientes. Pese a estar cerca de la jubilación, ya tiene marcados en el calendario los meses de febrero, marzo y abril de este año para volver a trabajar remotamente. Quiere permanecer un mes en cada destino que elija. Hace dos años que se estrenó como nómada digital al vivir tres meses en Sicilia. “Tuve la suerte de encontrar apartamentos bonitos donde estar y trabajar, porque no era fácil encontrar cafés-internet”, explica. Aprovechó también para realizar un curso de italiano en Palermo, una buena oportunidad para conocer gente.

El alojamiento es uno de los aspectos clave para el colectivo llegado a destino, porque también es el lugar de trabajo preferido, a pesar de la expansión de los coworkings, las cafeterías con internet o las bibliotecas. También se exploran otras posibilidades, como el uso de autocaravanas: “Nosotros ya preparamos la camper o autocaravana con conexión a la red para poder trabajar bien con el teléfono y el ordenador. Lo dejamos todo listo”, afirma Josep Portell, jefe de ventas de ASM.

“La principal ventaja es que puedo explorar bien un destino, mucho más que si estuviera sólo unos días de vacaciones. También me permite conocer a mucha gente de todo el mundo y esto hace grande mi red de contactos profesionales y establezco relaciones personales nuevas”, declara Sophie Bellamy, copywriter y cofundadora de Good Egg, empresa que hace webs de compañías creadas por mujeres. “Me siento afortunada por poder llevar esta vida, que me hace sentir más la libertad y cada día como una aventura”.

Ha viajado a más de 60 países para estar temporadas más o menos largas, la mayoría como nómada digital. Se da cuenta de que, desde el Covid, cada vez hay más gente viajando y trabajando al mismo tiempo por el mundo: “He conocido a personas que lo hacen con 20 años y hasta más allá de los 60, e incluso familias enteras”, detalla.

Pese a la libertad, la posibilidad de explorar mejor los países y la diversidad de la gente que puede llegar a conocerse, un 83% de los nómadas digitales se siente culpable de desconectar del trabajo, un 77% ha sufrido agotamiento laboral, un 40% se siente solo y un 84% ha tenido algún problema fiscal. Sin embargo, un 94% quiere mantener esta forma de vida itinerante, según un estudio de Passport-Photo.

 

Este artículo ha sido publicado originalmente en La Fàbrica Digital

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