El 24 de abril se celebró en Barcelona la primera jornada de Housing First en Cataluña. Avanzando en su despliegue, convocada por la incansable Arrels Fundació, en la lucha contra el desastre social cada vez más extendido: el sinhogarismo.
A causa de la crisis económica, el sinhogarismo ha aumentado en los últimos años, incluso en países con sistemas del bienestar más avanzados. Según las Naciones Unidas, 100 millones de personas no disponen de hogar en todo el mundo y 400.000 personas viven en la calle en Europa. El acceso a la vivienda es un gran problema estructural.
En España, 37.000 personas no tienen un hogar. Actualmente se estima que el 12’6% de la población ha visto vulnerado su derecho a la vivienda en algún momento de su vidas. Sin embargo, el objetivo 11 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible insta a las empresas a garantizar el acceso a todas las personas a vivienda y a servicios básicos adecuados, y a mejorar los barrios marginales desde ahora hasta el año 2030.
Si afinamos más, según el último recuento realizado por Arrels Fundació el pasado mes de diciembre, actualmente hay 1.384 personas viviendo en la calle en Barcelona. Una realidad que el Ayuntamiento de Barcelona encara con la “Operació Fred” cuando llegan las temperaturas más bajas. La fase preventiva se activa en diciembre y se abren otras 86 plazas en albergues de la ciudad, que se suman a las 2.800 que hay todo el año. La fase de alerta se activa cuando el termómetro desciende de los 0 C°, cuando se considera que existe riesgo vital, hecho que supone la creación de más plazas.
La temporalidad: un problema por resolver
Uno de los tópicos que gira en torno a las personas sin hogar es que muchos de ellos no quieren dormir en albergues, aunque podría decirse que se trata de una realidad más compleja y fuera del alcance de sus decisiones. Tal y como ha mencionado alguna vez en entrevistas el director de Arrels Fundació, Ferran Busquets, el principal problema es que son de carácter temporal, lo que hace que no sea una opción dejar todo lo que han conseguido y marcharse. Además, Busquets ha recordado que no ayuda la situación “compleja” que atraviesan muchos de ellos, ya que pueden generarse “nervios” o “tensión” cuando comparten espacio con “30 o 40 personas” en la misma situación.
Housing First: cómo erradicar un problema de base
Por eso surge Housing First, cuando, según explican fuentes de la fundación, en 1992 la organización norteamericana Pathways to Housing se preguntó si el acceso inmediato a una vivienda digna mejoraría la vida de aquellos que viven en la calle . Este programa constituye una nueva percepción hacia las personas sin hogar que sigue la máxima “primero la vivienda”.
Hasta hace pocos años, la forma de encarar el sinhogarismo seguía un modelo de atención en escala. En España es todavía el modelo vigente. Las personas debían ir superando pasos poco a poco: de la calle a un albergue, del albergue a un alojamiento temporal y, como último escalón, una vivienda permanente. En este largo proceso, un porcentaje elevado de personas volvía a la calle. Housing First le da la vuelta a este modelo y empieza por la vivienda.
La metodología del Housing First, ahora extendida en algunos países europeos de forma exitosa y tratando de implementarse aquí en Cataluña, cuenta con ocho principios básicos:
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- La vivienda como derecho humano.
- Elección y control por parte de todas las personas usuarias. Ellas tienen el poder y el control.
- Separación de la vivienda y el tratamiento. Si se recae, no significa que se pierda el derecho a la vivienda.
- Orientado hacia la recuperación de la persona usuaria.
- Compromiso activo sin coerción.
- Reducción de daños.
- Planificación centrada en la persona.
- Apoyo flexible y disponible durante el tiempo necesario.
Un programa más que exitoso en Estados Unidos, pero, como insiste Nicholas Please, director del centro por la política de vivienda de la Universidad de York y Miembro del Observatorio Europeo del sinhogarismo de FEANTSA, es importante adaptarlo en función del contexto y las necesidades de cada país.
De Estados Unidos a Europa
Hay ciudades europeas que ya han adoptado el modelo y en Arrels se está estudiando cómo hacerlo. En la jornada del día 24 se habló del modelo Housing First en Europa con experiencias concretas como la reducción del sinhogarismo y las adaptaciones del modelo en Finlandia, a través de la Y-Foundation; la experiencia irlandesa para escalar a nivel nacional el modelo o sobre la implementación en la ciudad de Berlín a través de la asociación Neue Chance.
Según algunos datos, la experiencia finlandesa con el Housing First es todo un éxito: Finlandia es el único país en Europa con una reducción del sinhogarismo a largo plazo. Aunque es un trabajo de casi 40 años. Desde 1985 hasta 2023, el sinhogarismo se ha reducido en un 83%: de 20.000 personas sin hogar a 3.429. Este objetivo, sin embargo, se ha conseguido con muchos esfuerzos, constancia y revisión. “La reducción del sinhogarismo en Finlandia ha sido un proceso centralizado, durante muchas décadas”, señala Saija Turunen de la Y-Foundation. Destaca también las diversas iteraciones de la política nacional que se iniciaron en 2008 con el reconocimiento de que se necesitaba una vivienda más asequible en el mercado. “La construcción y compra de viviendas nuevas y asequibles fue uno de los objetivos más importantes del Programa Nacional Finlandés (PAAVO 1, 2008-2011)”, explica. Tanto PAAVO 1 como PAAVO 2 (2012–2015), el segundo programa de gobierno del país, se centró en abordar el sinhogarismo a largo plazo y vio una gran conversión de refugios a soluciones de vivienda permanente.
Destacando la fuerza de convicción del Estado para acabar con el sinhogarismo, Turunen señala que el compromiso por reducir el sinhogarismo siguió siendo una prioridad durante toda la recesión económica que comenzó en 2008, incluso cuando se hicieron recortes en muchos otros servicios públicos.
La tercera estrategia nacional de Finlandia, de 2016-2019, tuvo un mayor enfoque en la prevención del sinhogarismo, y el programa actual 2020-2022 ha evolucionado más, descentralizando mucha responsabilidad a nivel local dentro de las ciudades. “La crítica al éxito de estas sucesivas estrategias ha sido la voluntad política continuada y el compromiso de erradicar el sinhogarismo”, explica Turunen.
En Irlanda también desarrollan el modelo Housing First desde hace años como herramienta para reducir y prevenir el sinhogarismo. En 2011, el Ayuntamiento de Dublín se fijó en el modelo y empezó a implantarlo en la ciudad con el apoyo de una entidad social y, con el tiempo, se ha convertido en una política estatal. Para Rob Lowth, director de la Housing First National Office –del Ministerio de Vivienda, el Gobierno Local y el Patrimonio de Irlanda–, la clave es haber adoptado el Housing First “como política fundamental“, explica. “Actualmente, tenemos 1.000 inquilinos en el país, el 50% en la capital y el resto en otras ciudades. Hay pequeñas localidades que nunca hubieran imaginado tener estas soluciones. Existe coordinación con prisiones, con las zonas rurales, también con el Ministerio de Salud y las organizaciones sociales que trabajan sobre el terreno. Empezamos inspirándonos en el modelo estadounidense de Pathways y lo hemos adaptado a nuestro contexto. Porque necesitamos soluciones locales a problemas locales.”
El Housing First empezó a implementarse en Berlín en 2018. La situación en Alemania se corresponde a la de Berlín, ha sido uno de los últimos países en Europa en implantarlo. En estos momentos, el proyecto tiene financiación a corto plazo e intenta abrirse paso.
¿Y en Cataluña?
En los años noventa, cuando Arrels conocía a una persona sin hogar el objetivo era que durmiera en una pensión. Con los años, se vio que este tipo de alojamiento era más caro que tener pisos, y que la mayoría de las personas que vivían en la calle preferían ir antes a un piso que a una pensión. Hoy en día, el modelo que se sigue en Barcelona está formado por diferentes escalones que la persona debe ir superando: de la calle se pasa a un albergue; del albergue a un alojamiento temporal, y, como último escalón, está el hogar permanente. Un proceso largo y dificultoso que hace que las probabilidades de que la persona acabe en la calle de nuevo sean elevadas.
Uno de los retos para acabar y prevenir el sinhogarismo en Cataluña es contar con una ley propia y común para todo el territorio, que marque las políticas y recursos a desplegar. En la actualidad, algunas entidades sociales como Arrels trabajan desde 2012 a partir de la mirada del modelo Housing First, y en la actualidad ya gestionan 152 viviendas –en su mayoría procedentes del mercado privado, pero también públicas y propias– a través de las cuales ofrecen un hogar estable y acompañamiento a muchas personas sin hogar.
En el ámbito catalán, en 2018 se aprobó un acuerdo de Gobierno que apostaba por crear un Marco de Acción para el Abordaje del Sinhogarismo y que finalmente se ha puesto en marcha para el período 2022-2025. Este Marco de Acción considera la vivienda “imprescindible para construir un proyecto de vida digna” y está trabajando en la creación de un protocolo de acompañamiento a las personas, explica la directora general de servicios sociales del Departamento de Derechos Sociales de la Generalitat, Mireia Vall. En la ciudad de Barcelona, el Ayuntamiento también se sumó al modelo Housing First, en 2015. Se empezó con 50 viviendas para personas solas y con largas trayectorias de sinhogarismo y en la actualidad se ha pasado a 86 viviendas.
A pesar de estos avances en positivo, el camino para desplegar el modelo Housing First en Cataluña se presenta largo y plantea retos que las administraciones y entidades sociales deben compartir. Según la propia fundación Arrels, es necesario romper prejuicios en el mercado privado para favorecer el alquiler a precio asequible para personas vulnerables, al tiempo que políticas que promuevan la vivienda social. Desde Arrels también proponen crear un modelo propio para desplegar el Housing First con una misma mirada y crear la figura de una oficina que regule y ordene este despliegue en Cataluña.


