Javier Pacheco, secretario general de CCOO de Catalunya, reflexiona sobre el panorama que pueden dejar las elecciones europeas del 9 de junio y los peligros que plantea una victoria de la ultraderecha. El día después de las elecciones, se conforma el Parlament de Catalunya, que da paso a una nueva legislatura aún con muchas incógnitas. Pacheco emplaza a las fuerzas progresistas a ponerse de acuerdo y “que no abandonen la izquierda y conformen un gobierno de una manera rápida y clara”. Asegura que las prioridades ahora pasan por garantizar la vivienda, especialmente para los jóvenes.
En poco más de una semana, Europa vota y las encuestas apuntan a una victoria de los conservadores, pero especialmente de la ultraderecha. Pero, ¿qué se juega concretamente Europa en estas elecciones?
Europa se juega que el proyecto europeo se consolide y avance, más allá del mercado monetario, hacia una Europa social o retroceder; no hay término medio. La sociedad europea vivió durante la pandemia la necesidad de federalizar las políticas en el marco de la Unión Europea. Por lo tanto, hay que avanzar en este proyecto y federalizar aún más las políticas económicas, financieras, fiscales y sobre todo desarrollar el pilar social europeo. Eso es lo que se juega: más Europa o menos Europa, no hay término medio.
¿Y cuáles son los retos que tiene Europa en la próxima legislatura?
Las elecciones se dirimen entre volver a reglas fiscales que vuelvan a poner al sistema financiero europeo como un elemento de financiación de políticas europeas o que sea el desarrollo de los recursos que autónomamente los estados miembros puedan delegar con los presupuestos de la Unión Europea para desplegar políticas de inversión como se ha hecho con los fondos Next Generation o de protección como fue el programa Sure que permitió financiar en el caso de España con casi treinta mil millones de euros el modelo de los ERTE, que protegieron a más de tres millones de personas. Eso es lo que se dirime. Nosotros planteamos que debemos integrar la política fiscal europea con un proceso de armonización que incremente la capacidad de recaudación de los casi 200 mil millones de euros que gestiona el presupuesto de la Unión para poder triplicarlo y llegar casi al 3% del PIB de Europa. Con esta financiación pública poder sostener los Estados del bienestar social europeo que son referencia en el mundo.
El sistema de salud público es uno de los símbolos de Europa. Ahora debemos afrontar el reto de la gestión de los datos. Acabar con el oligopolio de las cinco grandes multinacionales de gestión del big data, para poder democratizar el acceso y la gestión de los datos del conjunto de la población para ponerlos a disposición de la gente y no a disposición del capital. Aquí Europa puede jugar un papel muy importante. Por último, también debe ser referencia en las políticas de lucha contra el cambio climático. Estamos viendo de nuevo un discurso de freno contra la descarbonización de la economía y la electrificación de la movilidad. Por lo tanto, nos jugamos más Europa para la gente o más Europa para las finanzas.

Hemos visto un blanqueamiento de la extrema derecha de Meloni y parece que se busca su apoyo en la próxima legislatura. ¿Veremos alguna otra aritmética o habrá pacto con la extrema derecha?
Debe ser un cordón democrático de cara a los acuerdos que se puedan plantear. Es cierto que la corriente de fondo se inclina hacia la derecha a nivel europeo y mundial. Es un problema para la gente que defendemos modelos de sociedad como el sindical confederal en España o en Europa. Debemos intentar plantear dónde están los límites. El voto de la clase trabajadora, aunque se esté inclinando hacia la derecha en términos generales, debido a las incertidumbres y los miedos que apelan al conservadurismo, debemos frenar que pasen al populismo. Esto es lo que debemos frenar, para que la ultraderecha no acabe entrando a desmantelar las bases fundamentales de Europa. Puede que sean las elecciones más trascendentales de las últimas décadas. Debemos saber leer esta realidad. Hay otras alternativas, aunque sean más conservadoras de lo que les podría gustar al movimiento sindical que representamos, pero que al menos frenen la entrada de la ultraderecha en las administraciones europeas.
¿De qué opciones hablamos?
Mantener el acuerdo tradicional entre la socialdemocracia y los conservadores. Las encuestas no dan otra alternativa. Si esto no tiene la mayoría del Parlamento Europeo, pueden entrar a jugar opciones ecologistas para conformar una mayoría suficiente.
¿Y qué puede hacer el sindicalismo para frenar a la ultraderecha?
Nosotros hemos iniciado una campaña de sensibilización en todas las redes de comunicación del sindicato. Hemos organizado actos y manifiestos con otras organizaciones sociales… Nosotros primero queremos superar la desafección política que hay en el marco de la participación en estas elecciones de manera tradicional y más ahora que venimos de muchas elecciones y poder pasar después de la participación al voto progresista.
Nos jugamos más Europa para la gente o más Europa para las finanzas
El día después de las elecciones europeas se configura el Parlamento, para dar paso a una nueva legislatura y dejar atrás otra que ha sido movida para muchos sectores. El informe PISA que más allá de unos malos resultados mostraba cómo se ampliaban las diferencias socioeconómicas entre los alumnos, los profesores también han pedido menos ratios en un momento en que hay más profesores que nunca. ¿Qué queda pendiente?
Hay más profesores que nunca porque ya no somos la Catalunya de los seis millones, somos la de los ocho millones. Aunque la natalidad no es la palanca de crecimiento, sí lo es el proceso de migración y las personas extranjeras que llegan con su familia y acceden a la educación. Nosotros venimos denunciando desde hace tiempo que los efectos de los recortes de 2008, no recuperados en todo este tiempo y década en el marco presupuestario de la Generalitat ha sido la causa de la pérdida de la calidad del sector educativo en Catalunya que era una referencia en España y que demostró que no solo garantizaba un espacio de calidad y de acceso igual a las oportunidades, sino que se hacía en un proceso de inclusión muy importante de todas las personas que venían de fuera de Catalunya. En una primera fase de migraciones internas y después de personas que venían del extranjero. Esto se ha ido deteriorando por una falta de recursos, por sobre ratios en las aulas, por falta de inversión en infraestructuras para poder adaptar las aulas a las situaciones actuales cuando sufrimos las consecuencias del cambio climático que causa en los niños frío y calor en función del carácter más extremo de la temperatura. Las políticas de inclusión tienen falta de recursos para poder desarrollar un sistema educativo integral.

La última fase de conflictos donde el Departamento de educación quería negar la participación de los docentes como elemento fundamental de la práctica diaria, ha sido un proceso de miopía política de confrontar y no contar con una reorientación de esta realidad, cuando después los datos han sido incontestables, como el informe PISA u otros informes previos. Hemos recuperado con el último acuerdo el reverso de los recortes más importantes, pero no es suficiente. Vuelvo a repetir que estamos en la Catalunya de los ocho millones. Debemos empezar a plantear cuáles son los mecanismos y los recursos disponibles, que no es solo de carácter cuantitativo sino también de carácter específico. Por lo tanto, se debe cambiar un modelo educativo que se dedica a segregar personas según su capacidad de acceso a un tipo de modelo educativo (privado, concertado o público) y sobre todo garantizar que la gratuidad está a disposición de todos. Hay algunos distritos de Barcelona que tienen falta de infraestructuras para garantizar las plazas que tienen a su disposición y deben ir fuera de sus barrios para poder ir a la escuela y tenemos pueblos con dificultades para garantizar la cohesión territorial en el ámbito educativo. Por lo tanto, queda mucho trabajo más allá de recuperar recortes. Nosotros tenemos varias mesas al respecto. El otro día presentábamos una campaña en la mesa del 0-3 para poder ampliar la etapa educativa también a los primeros años de vida, en la que el Gobierno que se conforme debe emprender de una manera proactiva y participativa. Si se vuelve a hacer una lectura como la que se ha hecho con el conseller Cambray con conflictividad continua, el conflicto lleva a conflicto.
Las políticas de inclusión tienen falta de recursos para poder desarrollar un sistema educativo integral
¿Y qué queda por lograr una escuela inclusiva?
Queda integrar el 0-3, la gestión pública de las cuidadoras y el ocio educativo, que la pedagogía y las educaciones especiales tengan realmente los profesionales necesarios, hacer un esfuerzo en la inclusión de las personas extranjeras para poder garantizar un acceso cualitativo en la lengua y las costumbres de nuestro país, intentar hacer un planteamiento de ratios suficiente con infraestructuras y prestigiar la profesión a través de la mejora de las condiciones laborales idóneas.
El tercer acuerdo del ICS generó movilizaciones sindicales como las de Infermeres de Catalunya, pero CCOO se ha posicionado a favor.
Con el proceso explicativo se demostró que no era cierto que fuera un acuerdo sesgado solo para una profesión. Hubo un proceso de adecuación, mejora y actualización de un acuerdo que llevaba más de once años sin renovarse en el ámbito de la salud pública del país y que afectó en condiciones de jornada, clasificación profesional y salarios a todas las profesiones de la salud pública catalana. La primera instrumentalización del acuerdo que se planteaba sin conocer el contenido del acuerdo se ha ido desvaneciendo una vez los profesionales han ido conociendo y cobrando las condiciones que se estaban pactando. Por lo tanto, aquí ha habido un proceso de instrumentalización que atiende sobre todo a un elemento que yo pienso que todos deben tener muy en cuenta y hacer una lectura correcta. Es decir, hay cosas que un acuerdo normativo puede terminar de solucionar, como las condiciones establecidas en el marco laboral, pero hay cosas que no pueden acordarse y que no están aún suficientemente resueltas y sobre todo compensadas en lo que ha sido un proceso de compromiso y sacrificio no reconocido suficientemente ni por las administraciones públicas, ni por la propia sociedad, ni por la propia articulación de la gestión de sus condiciones laborales.

El sacrificio que hicieron en la pandemia es un esfuerzo que no ha sido suficientemente compensado para el conjunto de la sociedad. Este sentimiento que tienen los profesionales de la salud debe tener una lectura correcta para el conjunto de la ciudadanía y sobre todo de las instituciones, también de los sindicatos. Hay diferentes ámbitos que también conforman parte, que no pueden pactarse en un acuerdo laboral, pero que conforman parte de lo que debe ser una política de gestión de los profesionales y el sistema de salud. Nosotros hemos leído estas movilizaciones de esta manera. Y queremos emplazar al gobierno, las administraciones, el Departamento de Salud a que podamos conformar un marco de gestión de los profesionales que dé respuesta a lo que ha sido realmente un agravio de la situación. Y que no se haga un desequilibrio, que es innegable para todos, que hay un desequilibrio entre lo que se aportó a la pandemia y lo que están recibiendo realmente del reconocimiento de su condición como profesional de la salud. Pero vuelvo a decir, la instrumentalización que se hizo del acuerdo del ICS, se ha ido apaciguando una vez la información ha llegado a los trabajadores. La otra cosa es que queda pendiente resolver lo que es el justo reconocimiento de lo que significa ser un profesional de la salud. Yo pienso que no hay cosa más honorable que dedicarse a salvar la vida de la gente.
Los resultados de las elecciones en Cataluña han dejado un Parlamento con mayorías más complicadas y con un crecimiento de la derecha y la ultraderecha y unos malos resultados para los partidos más a la izquierda. ¿Cómo analizas los resultados?
Cataluña no está tan fuera de la realidad. Existe una derechización de las ideologías políticas en todo el mundo y que llega también aquí. Cataluña debe tener en cuenta que abandonar durante muchos años las coordenadas de los ejes derecha-izquierda puede abrir la puerta a escenarios peligrosos. Y también abrir camino a otras opciones que no deberían estar implantadas. En Euskadi, no tienen implantación los espacios de ultraderecha. Y aquí en Cataluña han tenido un resultado muy preocupante con la irrupción del independentismo con la Estelada, que representa al partido de Alianza por Cataluña, que se ha quedado en las puertas de tener cuatro parlamentarios. Ha tenido dos, pero se ha quedado en las puertas de tener cuatro. Cuando abandonas el eje ideológico, corres el riesgo de que la derecha acabe radicalizando su posición. Y por tanto la izquierda debe hacer esta lectura. Y ahora no puede enredarse en cuestiones que no sean esta realidad, porque debe reforzar el espacio ideológico. Los catalanes y las catalanas, aunque se ha derechizado la representación en el Parlamento, hemos mantenido una mayoría sobre las opciones de izquierdas. Tenemos la obligación de pedirles que conformen un gobierno, y ellos la obligación de conformarlo, para combatir, precisamente, con la acción de un programa progresista, estas inercias que se están planteando y llegando a nuestro país de una manera muy, muy peligrosa. Si alguien se está pensando repetir las elecciones catalanas es que ha abandonado la izquierda desde hace tiempo.
Respecto a la conformación del nuevo Govern, el PSC ha planteado en campaña la ampliación del aeropuerto, la B-40 y el Hard Rock como proyectos prioritarios y los Comuns parece que retiraban la línea roja. ¿Son proyectos prioritarios para el país?
No son proyectos prioritarios. Yo pienso que son proyectos electorales y que en este caso lo que toca no es definir el programa electoral, sino conformar los acuerdos políticos que garanticen una mayoría y un programa progresista. Y aquí hay un partido que puede tener una orientación hacia unas políticas en relación a las infraestructuras, pero los otros que pueden conformar una mayoría tienen otra opinión diferente. Se deben poner de acuerdo y conformar. En este sentido, el mínimo común denominador está en desarrollar un programa real que dé respuesta al sistema de salud, al sistema de educación, a la lucha contra el medio ambiente, el despliegue de las energías renovables, la apuesta clara por la reindustrialización, garantizar espacios y escenarios hacia el pleno empleo. Aquí hay un programa progresista de común denominador que está probablemente en la principal prioridad que tiene la gente ahora mismo para poder darle respuestas a sus necesidades. Por lo tanto, enredarse en otras cosas es que estás abandonando el espacio de la izquierda. Me siento legitimado para plantearles a los tres partidos de izquierda que tienen 68 diputados, que no abandonen la izquierda y conformen un gobierno de una manera rápida y clara.
Cataluña debe tener en cuenta que abandonar durante muchos años las coordenadas de los ejes derecha-izquierda puede abrir la puerta a escenarios peligrosos
El Hard Rock, algunos partidos lo han definido como un proyecto de turismo de valor añadido y otros de precarización. ¿Qué representa para ti?
No es el modelo de turismo que nosotros estamos defendiendo. Defendemos el turismo que hemos pactado en la mesa, el acuerdo nacional que hicimos para el turismo responsable. Tenemos una oferta que es plural, es cultural, es geográfica. Evidentemente también es de ocio, pero sobre todo es hacer una marca de concentración por una orografía, que tiene Cataluña, que favorece que el turismo pueda estar durante todo el año y sea sostenible, que respete el espacio público, que garantice una movilidad sostenible. Los que promueven el Hard Rock también han conformado el acuerdo nacional por un turismo responsable. Yo pienso que hay una iniciativa y una inercia de movilizaciones ciudadanas sobre todo en algunos ámbitos muy concretos, como es el caso de Tenerife o en La Palma, y que seguramente en Barcelona también se está empezando también un embrión de movilizaciones en este sentido que tienen toda la razón. Aquí es donde tenemos que plantear la propuesta y realmente las orientaciones y las prioridades. Las infraestructuras que se arrastran del pasado no deberían estar la prioridad del próximo gobierno.
El PSC tendrá la opción de aprobar propuestas con el tripartito y con la sociovergència. ¿Qué PSC crees que veremos? ¿Crees que tendremos un Gobierno más conservador que el último?
Si la aritmética es conformar un gobierno con Junts, evidentemente será un gobierno conservador. Es una apuesta de abandono del espacio de la coordenada de la izquierda por parte del PSC si apostara por un acuerdo con Junts per Catalunya. Nosotros no somos partidarios de que este acuerdo se dé. Ya vimos algunas conversaciones en el Ayuntamiento de Barcelona, no sé por dónde irán aún estas negociaciones, parece que la campaña electoral europea las tiene un poco en stand-by. Yo confío en que no sea esta la apuesta. También veo muy difícil ahora que el lazo entre Puigdemont e Illa sea posible y viable en el corto plazo para conformar un gobierno entre los dos partidos. Y también porque confío en que hay una parte importante de las bases del PSC que quiere un acuerdo de izquierdas. Creo que Illa también tiene que dar respuesta a lo que está sustentando buena parte de sus resultados, que son las bases socialistas que vienen de los barrios obreros. Por tanto, si da respuesta a su base electoral no puede ir a un gobierno, como dicen algunos transversales, que es a lo que apelan en Foment del Treball, este eufemismo de la transversalidad para intentar tener un gobierno de concentración conservador con el PSC y Junts. Sería el sueño de la patronal, que yo creo que las bases obreras del Partido Socialista de Catalunya no estarían para nada de acuerdo, con que la dirección del partido abriera un espacio de negociación con Junts.
Me siento legitimado para plantearles a los tres partidos de izquierda que tienen 68 diputados, que no abandonen la izquierda y conformen un gobierno de una manera rápida y clara.
Pero más allá de la conformación del gobierno sí que podemos llegar a ver un hipotético apoyo de Junts a la aprobación de proyectos como los que hemos mencionado.
Seguramente muchas políticas se podrán llevar a cabo con este apoyo y no en una línea más progresista. Los acuerdos en un Parlamento son la práctica de la democracia. Por tanto, los partidos de izquierda tendrán que encontrar los mecanismos para poder desarrollar un programa realmente progresista. Independientemente de que después puedan haber algunos elementos de controversia que puedan utilizarse para la geometría variable. Esto es democracia, y no seré yo quien ponga en cuestión la democracia. Lo que sí digo es que el carril grande del programa de gobierno debe virar hacia la izquierda con un programa progresista. Si esto no es así, estaríamos defraudando probablemente una parte del voto y sobre todo estaríamos abriendo de manera muy peligrosa la puerta a espacios de conformación de otra mayoría donde la ultraderecha, igual que pasa en España, tenga protagonismo para conformar algún gobierno de cara al futuro. Vuelvo a decir, Cataluña no es tan diferente que el resto de Europa y que el resto de España. Por tanto, nosotros tenemos que tener muy claro que si queremos parar la entrada a las instituciones de la ultraderecha, de la mano de la derecha, tenemos que hacer claramente políticas de izquierdas, alternativas visibles para el conjunto de la mayoría social que son trabajadores y trabajadoras.



