En 1997 convirtió en exposición los reportajes incluidos en el libro que con ese mismo título había publicado la editorial Blume. Encontramos en ella a personas mutiladas por estos explosivos en los conflictos de El Salvador, Nicaragua, Colombia, Bosnia, Angola, Afganistán, Irak, Mozambique y Camboya. La exposición, los libros, los reportajes de Gervasio Sánchez tienen un denominador común: son un grito contra la injusticia de las guerras y la violencia. Unas guerras y una violencia que ha visto, fotografiado y explicado desde hace más de cuarenta años desplazándose a los países en los que se producen.

¿Qué mecanismo le impulsó a dedicar su vida al fotoperiodismo comprometido?

Periodista quería ser desde que era un niño. Con 14 años, mis compañeros del instituto con los que todavía me encuentro me recuerdan que tenía claro que quería ser periodista. Y quería ser periodista porque cuando vivía de niño en Barcelona empecé a coleccionar sellos que me hacían volar mucho la imaginación. Quería visitar los países de mis sellos. Leía mucha información internacional. Decía que quería ser piloto de avión o periodista, porque me parecía que eran los oficios que servían para viajar. Empecé a trabajar en un chiringuito de playa en Tarragona, y mis compañeros de entonces me recuerdan que, con 15 años, ya decía que quería ser periodista de conflicto. Estudié en la Universidad Autónoma de Barcelona y mis compañeros de aquella época me dicen que era el único que tenía claro lo que quería ser: periodista de conflicto.

¿En la familia hay precedentes de periodistas?

Ningún precedente. En el 84, cuando acabé la carrera en la Autónoma, era facilísimo encontrar trabajo. Había un montón de medios, las televisiones autonómicas, empezaron luego las privadas… Muchos compañeros de la facultad antes de acabar la carrera ya tenían trabajo. En La Vanguardia, en El Periódico, en TV3, en Catalunya Ràdio,… En aquel momento había solamente dos facultades de periodismo públicas en España: la Autónoma de Barcelona y la Complutense de Madrid. Luego estaba la del Opus, en Navarra. Salíamos cada año 400, 500, 600 estudiantes. Era bastante fácil encontrar trabajo a nivel nacional. Pero yo no quise meterme por ese camino y seguí trabajando como camarero, hasta los 31 años, todos los veranos. Trabajaba 14 horas diarias y en esos dos meses de intenso trabajo a destajo acumulaba una cantidad de dinero que no podía gastar, porque solamente trabajaba y dormía. Luego podía hacer viajes al extranjero con presupuestos pequeños y me iba defendiendo.

¿Siempre ha sido autónomo?

Jamás he pertenecido a una plantilla periodística. Tengo una relación con el Heraldo de Aragón desde el año 87, cuando empecé a colaborar con ellos, y tenemos un acuerdo de colaboración que aprobamos cada año. Podría estar ya fijo en El Heraldo de Aragón pero nunca he querido. Me da mucho miedo ser fijo de algo. Siendo autónomo, tienes la libertad para tomar tus decisiones, ir donde quieras, decir que no a esto, decir que no a lo otro, si te enfadas con un medio te vas a otro. Jamás he cobrado, por poner un ejemplo, una paga extra.

Ni  vacaciones pagadas.

Ni vacaciones pagadas, ni nada de eso.

Vidas minadas / 25 años”. ¿Hay más minas o menos ahora que cuando empezó a fotografiar sus efectos?

Cuando empecé Vidas minadas, en el año 95, había gran una campaña internacional para prohibir las minas antipersonas. Las minas tienen un efecto malévolo, brutal, tras el fin de la guerra. Cuando la guerra acaba, los combatientes se marchan, dejan las armas, pero las minas quedan plantadas, llegan los refugiados y los desplazados a sus antiguas casas, tienen que empezar a plantar el arroz, el maíz o los frijoles, según donde estén, y se producen accidentes. Ocurre lo mismo en Nicaragua que en El Salvador, Angola, Afganistán o Camboya. Es habitual que los combatientes se marchen, da igual que sean de izquierdas, de derechas, gubernamentales, guerrilleros, paramilitares. Dejan las minas plantadas y los efectos son malignos para los civiles. Al principio de los 90 empezó una campaña que yo desconocía totalmente, y una de las organizaciones que la impulsaron fue la de los veteranos del Vietnam, que se juntó con otras ONGs de Estados Unidos y empezaron a ampliar la influencia, y al final, en el 96, 97, había como 1.200. Cuando empiezo Vidas minadas, en el 95, no tengo ni la más remota idea de todo esto. Simplemente sabía lo que eran las minas, porque en Centroamérica, cuando estaba en El Salvador o en Nicaragua, iba con la contra nicaragüense, con los sandinistas o con la guerrilla salvadoreña. Cuando íbamos por los caminos, a mí lo que más miedo me daba no eran las emboscadas. Las emboscadas siempre empiezan con un tiro. Me daban miedo las minas. Porque si pisabas una mina, no lo contabas. Fue una cosa coincidente. Mis amigos me preguntaban en qué estaba, y cuando les decía que en un tema de minas se pensaban que iba a Asturias o a León.

Cuando la guerra acaba, los combatientes se marchan pero las minas quedan plantadas y sus efectos son malignos para los civiles

A las explotaciones mineras que había allí

Exacto. Pasamos de esa broma a que, de repente, en septiembre de 1997, se le concede a la campaña internacional contra las minas el premio Nobel de la Paz. Yo expuse por primera vez mi trabajo en noviembre. Ya tenía el calendario claramente ordenado, inaugurando la exposición en Madrid para luego itinerarla por todo el Estado. De repente, mi trabajo cobra más sentido porque se está dando el premio Nobel de la Paz a una campaña internacional contra las minas y yo tengo una exposición contra las minas. Fue una casualidad. En el año 95, cuando empiezo a hacer lo que luego sería Vidas minadas, llevaba 13 años trabajando en zonas de conflicto. Empecé en Israel en el 82 cuando los israelíes entraron en el sur del Líbano e donde permitieron las matanzas de Sabra i Shatila. A partir del 84, empecé en El Salvador, Nicaragua, Guatemala. En el 86 llegué a Chile por primera vez. Luego Perú, Colombia… todos los conflictos de América Latina. En el 91 estuve en Croacia. A partir del 92 en Bosnia. En el 94, 95 hice Ruanda, Somalia, Sudán, Liberia, Congo, imagínate. Estaba en un momento profesional dulce. En el 95 había presentado el trabajo sobre el cerco de Sarajevo, que tuvo muchísima resonancia. Había ganado varios premios importantes aquí, en el estado español, y por otra parte, estaba muy frustrado porque mi trabajo impactaba pero no cambiaba las cosas. La guerra de Bosnia duró tres años y medio, aquí en el patio trasero de la Europa de Maastricht, y no había ni protestas de los ciudadanos. La ciudadanía estaba totalmente paralizada, era incapaz de plantearse qué estaba pasando en los Balcanes. Hubo el genocidio de Ruanda, en el 94, con un millón de muertos, el genocidio de los tutsis. Y nadie decía nada. Estaba cansado de ir de guerra en guerra contabilizando los muertos en números. Miles de muertos, decenas de miles de muertos, centenares de miles de muertos, un millón de muertos, sin nombres, sin apellidos. Entonces, recibí un encargo por parte de una revista del corazón de Barcelona para hacer un trabajo sobre una víctima de las minas. Viajé a Angola, a Camboya, a Bosnia, y me dije “aquí tengo una historia”. Me puse en contacto con varias organizaciones españolas, y tres de ellas me ayudaron a financiar el proyecto que se hizo bajo mis reglas. O sea, Vidas minadas iba a ser un proyecto con víctimas con nombres y apellidos, sin contemplaciones. Se acababa este mercadeo de número de muertos sin que la gente tuviese derecho a contar su historia.

En la exposición hay víctimas de nueve países

Tres de Asia: Afganistán, Camboya e Irak. Dos de África: Mozambique y Angola. Tres de América Latina: El Salvador, Nicaragua y Colombia. Y uno de Europa: Bosnia.

““Estaba muy frustrado porque mi trabajo impactaba pero no cambiaba las cosas”. | Pol Rius

Supongo que es difícil elegir cual de los casos que vemos en Vidas Minadas le ha impactado más

A Sockheum la primera foto se la hice en enero del 96. Hace 28 años que vi como a Sockheum le cortaban la pierna con una sierra. Yo estaba dentro del quirófano. Ahora tiene 42, 43 años, dirige una ONG de origen australiano en Camboya y tiene una familia fantàstica, con su mujer y dos hijos. Sockeum es casi como un hijo para mí.

¿Ese es el caso que lleva más en el corazón?

Es que… Al lado de Sockeum en la exposición tenemos a Sofía, a quien conocí con 13 años y sin dos piernas. He seguido toda su historia y su último hijo, a quien le ha puesto mi nombre, y cuando me manda un whatsapp me llama ‘papá’. O el caso de Adis. Lo conocí en Sarajevo, en marzo del 96, cuando estaba a punto de morir. Y luego lo he visto crecer hasta casi los dos metros que mide ahora.

Son como su gran familia. Vas siguiéndolos…

Claro, me voy la semana que viene a Colombia porque acaba de nacer el hijo de Mónica, que quedó ciega a los 8 años por una mina. Anoche me llegó una fotografía de ella con su hijito. Y para mí fue como si me hubiera llegado la foto de una hija mía con su hijo.

En las guerras de Centroamérica lo que me daba más miedo no eran las emboscadas sino las minas

¿Esas personas sienten rabia, odio, resignación por lo que les ha pasado?

Al final, es pura supervivencia. Tú quedas herido por una mina, sobrevives y al día siguiente, al salir del hospital, no viene la Seguridad Social para darte una pensión vitalicia, ni viene nadie. Tienes que buscarte la vida. Y tienes que reciclarte. Si eres un campesino como Manuel Orellana, que has perdido las dos piernas y ya no puedes trabajar en el campo, tienes que reciclarte. Se recicló y se convirtió en un modisto y empezó a hacer camisetas. Gracias a las camisetas que hacían él y su mujer, acabaron sacando a sus hijos de la miseria y tres de sus cuatro hijos han llegado a la universidad. No tienes tiempo para resignarte. No es que te quedes en casa: “¡Ah, qué putada! ¡Me han jodido, me han dejado ciego, me han dejado sin piernas!”. No te puedes resignar, tienes que seguir batallando porque nadie te va a sacar las castañas del fuego. Evidentemente lo que les pasó fue una gran putada. Manuel llevaba doce años en la guerra de El Salvador. Quedaban quince días para que se firmase la paz. Era el último día de la temporada de recogida de café… y se queda sin dos piernas, casi muere. Sokheum era un niño y a los niños el trauma se les pasa. Quizás la que ha sufrido más es Mónica, porque quedó ciega con 8 años, que es la discapacidad más dura de todas. Sufrió abusos sexuales, violaciones, se intentó suicidar varias veces. Ha sido una historia muy dura, pero desde ayer es madre y empieza una nueva fase de su vida.

¿Alguno de los protagonistas de Vidas Minadas ha muerto?

Sí. Justino Pérez murió el año pasado, el 3 de marzo, de una cirrosis hepática, con 47 años. Fue doloroso para mí porque lo conocía desde el año 97. Hacía más de un cuarto de siglo que conocía la historia de Justino y ha muerto muy joven. Un problema hepático. Nicaragua, para estas cosas, es un desastre. Cuando me llamó su mujer, su pareja, Andrea, para decírmelo fue muy duro para mí. Fue como si hubiera muerto un familiar cercano.

Si eres herido por una mina y sobrevives, al día siguiente, al salir del hospital, no viene nadie. Tienes que buscarte la vida

Explica que le impactó especialmente lo que vio y vivió en la guerra de Bosnia

Cuando llegué a Bosnia, en el 92, llevaba ocho años trabajando en América Latina. Eran guerras en mi propio idioma. El dolor, los gritos de combate se daban en español, el idioma que yo entiendo. Podía escuchar y entender las conversaciones, todo. Los combatientes salvadoreños, los nicaragüenses, eran todos campesinos. No era gente de clase media ni urbana, como yo. En cambio, en Croacia, en Bosnia, lo que estaba ocurriendo era con gente que se parece a mí. Los bosnios, los yugoslavos, tenían los mismos gustos musicales que yo. En Yugoslavia estaban los mejores grupos de rock, después de los británicos. Yo había estado en Yugoslavia en el 81. La conocía muy bien. Leían a los mismos escritores que leía yo. Veían el mismo cine que veía yo. Eran más altos que nosotros. Jugaban a todos los deportes colectivos mil veces mejor que nosotros. Yugoslavia era una potencia deportiva. El año antes de empezar la desmembración de la antigua Yugoslavia, ganaron el Mundial de baloncesto. Vapuleaban a los equipos más importantes del mundo, Estados Unidos o Rusia. Muchas cosas que vivías en los Balcanes, te recordaban aquí. Los padres de los que morían se parecían a tus padres. Había mucha similitud cultural con Yugoslavia. Y además, eso pasaba cuando se estaba hablando de la Europa de Maastricht. En el patio trasero de Maastricht estaban dejando que todo se pudriera por cuatro hijos de puta, que eran los ultranacionalistas serbios. También hubo gentuza en los otros lados, pero el serbio Milosevic quería mantenerse en el poder después de la caída del comunismo, y como era un comunista descerebrado utilizó muy inteligentemente el nacionalismo serbio y consiguió manipular a toda su población. “Donde hay un serbio, es Serbia”, decía. Fue un desencadenante de conflictos armados, ante la pasividad absoluta de la Comunidad Europea. Sus diplomacias, sus políticos, miraban hacia otro lado, y permitieron que todo eso se fuera empantanando hasta que saltó en mil pedazos y empezó una guerra detrás de otra. Hoy son siete países, después de cinco guerras, y no están mejor que con Yugoslavia. Tú vas ahora a Croacia, a Bosnia, a Macedonia, a Serbia, a Kosovo, a Montenegro, a Eslovenia y, quitando Eslovenia y la costa adriática de Croacia, el resto está hecho una mierda. Ni siquiera han sido capaces de crear un mercado balcánico. Todavía sigue habiendo muy malos rollos entre las comunidades. No se van a matar otra vez pero sigue habiendo tensiones, se dan la espalda unos a otros, no les gusta lo que pasa al otro lado… Todo eso no acaba el día que se firma un tratado de paz.

“Hace 28 años vi como a Sockheum le cortaban la pierna con una sierra. Ahora tiene 42, 43 años, dirige una ONG y tiene una familia fantàstica”. | Pol Rius

Se aprobó el llamado Tratado de Ottawa contra la producción de minas pero se siguen produciendo

Sí.

¿Quién las fabrica? ¿Qué países lo hacen?

Muchos. Hay treinta y tantos países que nunca firmaron el Tratado de Ottawa, entre los que están las principales potencias. Estados Unidos, Rusia, China e India nunca firmaron el Tratado de Ottawa, siguen exportando minas. Hay otros países que tampoco lo firmaron y continuan exportándolas. Y luego hay países, como Ucrania, que lo firmó pero usa minas ahora en el conflicto. Sigue habiendo un problema serio con el tema de minas. Algunos países han mejorado muchísimo, como por ejemplo Angola y Camboya, que eran dos países que en los 90 estaban minados por todas partes. Afganistán es un desastre total. Desde que los soviéticos invadieron Afganistán, en el 79, cuando yo estaba en el segundo mes de primero de Periodismo, hay guerras allí. Y luego hay países como Colombia, que yo no traté en la primera parte de Vidas minadas pero que hoy tiene un gran problema con esas armas.

Es muy crítico con la gestión de las guerras y los conflictos por parte de los gobiernos y los organismos internacionales.

Yo no quiero ser crítico gratuitamente, no sirve para nada. Lo que digo simplemente es que no es serio que un país como España participe en los negocios de la muerte desde los 80, desde Felipe González, y que haya incrementado la venta de armas españolas a medida que han ido pasando los gobiernos. Y sorprendentemente, con los gobiernos supuestamente más progresistas es cuando más armas se han vendido. Lo hizo Zapatero. No es que Rajoy no vendiera armas. También las vendió. Ni que Aznar no lo hiciera. Pero quienes realmente han hecho que se cuadruplicase, quintuplicase, sextuplicase el negocio de las armas han sido los gobiernos del PSOE. Y los gobiernos del PSOE con Podemos. Es sorprendente, contradictorio. Y esto pasa también en otros países europeos. O por ejemplo, un gobierno como el vasco, que está todo el santo día hablando de derechos y hablando de que es el que más dinero da a la cooperación internacional, está subvencionando armas. La industria armamentística vasca es muy potente, subvencionada por el gobierno vasco. ¿A qué estamos jugando? ¿Dónde está la opinión pública? ¿Dónde está el ciudadano que debería estar todo el día poniéndole la lupa a las actitudes de  los gobernantes? El comportamiento de los ciudadanos es una especie de mascarada. En este país tenemos un problema serio desde hace muchísimos años, incluido Cataluña. Sólo nos quejamos cuando nuestro partido favorito está en la oposición. Cuando nuestro partido favorito está en el gobierno callamos. Estoy harto de socialistas a los que no les gusta que critiquen sus  decisiones pero que, en cambio, cuando llega un gobierno de otro color, hacen las mismas críticas que les molestaban cuando se las hacían a sus gobernantes preferidos. Eso es lo que pasa. Es una vergüenza. Y esto pasa también con la prensa.

Los gobiernos supuestamente más progresistas son los que más armas han vendido

¿La prensa no ayuda a concienciar a la gente, a movilizarla contra las guerras y las injusticias?

Es una prensa sujeta a los intereses políticos, económicos y estratégicos de los grandes poderes desde los 80. En Cataluña ha habido medios que jamás han criticado la corrupción política porque reciben subvenciones públicas. ¿Lo decimos o no lo decimos? En Madrid, estoy harto de decirle a la gente de El País que se pasan el día criticando a El Mundo pero que durante la época socialista, que fue de una grandísima corrupción, con Felipe González, y donde además hubo terrorismo de Estado, nunca investigaron. Fue Diario 16 quien investigó las vergüenzas del felipismo. Y cuando llega Aznar al poder, de repente, El País recupera la actitud crítica.

¿Esa realidad también afecta al tema de las armas y las guerras?

Mira el debate de la Comunidad Europea actual. Ni una sola palabra sobre las armas que se han multiplicado en Europa. Con la excusa que tienen como comodín de Ucrania. Hasta Alemania, que tenía un límite de gasto de armamento desde la Segunda Guerra Mundial, ha disparado su gasto militar. Estamos en una orgía belicosa tremenda. Y yo no soy pacifista. Soy crítico con los partidos políticos que dicen A y hacen B, que se presentan ante la ciudadanía como que “nosotros somos moral y éticamente más avanzados que el resto” y luego actúan a oscuras de una manera vergonzosa. Que es lo que ha hecho el PSOE. También lo ha hecho el PP, por supuesto. Y también lo ha hecho el gobierno vasco del PNV.

Yo no soy pacifista, pero estamos en una orgía belicosa tremenda

Las empresas de armamento hacen el negocio del siglo

Te voy a poner un ejemplo. Hace un año volví a Ucrania. Y la radio vasca me llamó para hacer una entrevista. Era en directo, que son las que me gustan a mí. La primera pregunta de la periodista me lo puso un poco a huevo. ¿Quién está ganando la guerra de Ucrania?, me preguntó, y le contesté que era la industria armamentística vasca subvencionada por el gobierno vasco.

Se quedaría de piedra…

Un silencio. Un silencio sepulcral durante unos segundos, con lo que significa eso en la radio. De hecho, la periodista me llamó después para decirme que la había dejado sin palabras. Cuando yo presenté la exposición “Desaparecidos” en España, me hicieron una entrevista en directo en Catalunya Ràdio. ¿Cuál es tu opinión sobre el comportamiento ciudadano de los partidos políticos?, me preguntaron. Dije que, como estábamos en Cataluña, tenía que decir que ni a Convergencia i Unió ni a Esquerra Republicana les ha interesado la búsqueda de los desaparecidos de la guerra civil española. Pujol siempre dijo que ese no era un tema importante. Y la gente de Esquerra se ha callado cínicamente. ¿Por qué? Porque si tuviesen que evaluar lo ocurrido entre el 36 y el 39 en Cataluña, muchos de los desaparecidos en ese periodo de tiempo de la guerra civil fueron realizados por milicias izquierdistas. Aquí estaba el gobierno de ERC. Después llegaron los franquistas e hiceron de todo. Hablas con Josep Ramoneda, y a un abuelo suyo lo hizo desaparecer una milicia izquierdista, seguramente de la CNT. Eso no fueron los franquistas. Esquerra quedó desbordada por las milicias izquierdistas, como pasó en Madrid con el gobierno republicano. Milicias que hicieron lo de Paracuellos o “las sacas”, sacaban gente y la mataban. Puse a caldo a Esquerra y a Convergència. Cuando acabó el programa, me dijo una persona del control que tenía una llamada de teléfono. Era un altísimo cargo de Esquerra. Pensaba que me iba a meter una zurra pero me dijo: “Quiero que sepas que tienes toda la razón del mundo. En mi partido, este tema siempre nos ha quemado las manos y hemos sido unos cobardes por no enfrentarnos a él”.

“Justino Pérez, uno de los protagonistas de ‘Vidas minadas’ murió el 3 de marzo de una cirrosis hepàtica. Fue como si hubiera muerto un familar cercano”. | Pol Rius

Su bautizo periodístico fue en el conflicto de Israel y Palestina.  ¿Cómo lo ve hoy? ¿Hablar de genocidio palestino es adecuado?

A veces hay que ser cuidadoso a la hora de utilizar el vocabulario instrumental, pero lo que está claro es que Israel está haciendo terrorismo de Estado y crímenes de guerra, desde el día primero, cuando empieza a bombardear salvajemente a los civiles. Hay instituciones internacionales que lo empiezan a llamar genocidio. Cuando tú matas de la manera brutal que lo está haciendo Israel es genocidio. En este tema, cuando tú criticas a Israel, te dicen que estás defendiendo a Hamás. Yo no estoy defendiendo a Hamás. El terrorismo palestino o el comportamiento vergonzoso y pasivo de los países árabes han hecho mucho más daño a la causa palestina que el propio terrorismo israelí. La crisis de Oriente Próximo no empezó el día 7 de octubre. Empezó en el 48, cuando se fundó el Estado de Israel y cuando centenares de miles de árabes fueron expulsados por el Israel iniciático. Esto hay que contarlo. La UNRWA, la organización de las Naciones Unidas en Palestina para los refugiados, los atiende desde el 48. Hay palestinos refugiados que fueron expulsados de sus aldeas por Israel, por el ejército israelí iniciático. Eso es lo que hay. Han pasado ya 75 años de un desastre. Evidentemente que los judíos sufrieron lo impensable durante la Segunda Guerra Mundial, un grandísimo genocidio brutal. Pero no puedes construir un Estado para tu gente, para tus supervivientes, pisoteando los derechos de otros pueblos. Y las Naciones Unidas han estado siempre de perfil con este tema. Las grandes potencias como Estados Unidos y la Unión Soviética apoyaron la creación de Israel. En ese momento eran aliados, todavía no había empezado la Guerra Fría, y realmente apoyaron a Israel. El conflicto de Oriente Próximo está subordinado a un artificio que se inicia con la creación del Estado de Israel pisoteando a los palestinos y a los árabes palestinos que vivían en ese momento ahí. Había cristianos también pero la mayor parte de la población era árabe palestina.

El gobierno español ha reconocido el estado de Palestina y se ha sumado a la denuncia contra Israel en la Corte Penal Internacional. ¿Como lo valora?

La propaganda de los partidos políticos no me la creo desde hace mil años. A mí no me la pegan. Igual da que sea PP, PSOE, Convergència, Junts per Catalunya, Esquerra. Todo lo miden y todo lo hacen por intereses estratégicos. Pero, ya que tenemos el ímpetu de hablar fuerte contra Israel, como deberían hablar otros países europeos, y que estamos dispuestos a reconocer a Palestina dentro de las fronteras del 67, vayamos a Marruecos y solucionemos el problema saharaui, ¿no? Ni a Albares ni a Pedro Sánchez se les ve muy interesados en solucionar el problema saharaui. Y los saharauis tienen los mismos derechos que los palestinos.

Ni a Albares ni a Pedro Sánchez se les ve muy interesados en solucionar el problema saharaui. Y los saharauis tienen los mismos derechos que los palestinos

Pasa algo raro en la relación de Pedro Sánchez con el tema del Sáhara

No pasa nada raro, simplemente que Marruecos puede joder a España de muchas maneras. España no se atreve con su vecino del sur. Pero si somos tan valientes de hablar de la creación del Estado palestino, ¿por qué no hablamos de la creación de un Estado saharaui, de un territorio saharaui? ¿Porqué somos tan cobardes en unos temas y tan valientes en otros? ¿A qué obedece todo esto? Estoy a favor de que se le cante las cuarenta a Israel, porque está utilizando el terrorismo de Estado. Lo que hace Israel en estos momentos en Gaza es terrorismo puro y duro. Igual que las incursiones de Hamás del 7 de octubre, y cosas que ha hecho Hamás en el pasado, también eran terrorismo. Algún día alguien tendrá que contar también con seriedad cuál fue la influencia de Israel en la creación de Hamás. Hamás existe desde el 88, en plena primera intifada. Y en la primera intifada la imagen internacional de Israel quedó muy tocada, porque hay que recordar que eran niños palestinos tirando piedras y soldados israelíes disparando a matar, o dejando a la gente herida con secuelas gravísimas. Hice un reportaje en el 91 sobre las secuelas de la primera intifada, y me encontré un panorama desolador, un montón de chiquillos que habían quedado con heridas gravísimas, que les habían disparado a los testículos, a las piernas, y los habían dejado hechos mierda. Israel tendría que contarle a su pueblo cuál fue su posición con el tema de Hamás. El otro día, el exdirector del Mossad dijo públicamente en la televisión israelí que el Mossad ha financiado a grupos islamistas radicales, incluido Al Qaeda. Que lo cuenten, que lo cuenten.

¿Las ONG se salvan de su crítica del papel de la comunidad internacional en los conflictos y las guerras?

Creo sinceramente que, en los últimos años, muchas ONG se han convertido en empresas. Están demasiado obsesionadas por el marketing y muy poco obsesionadas por trabajar juntas para conseguir objetivos puntuales. Se ha demostrado claramente, desde los años 80, que la única manera de conseguir un objetivo –Tratado de Otawa contra las minas, Tratado contra las bombas de racismo,…– es con la coalición de ONGs. Cuantas más ONG se junten, más critiquen, más posibilidades hay de conseguir objetivos puntuales serios. Y en los últimos años, hay demasiado marketing en las ONGs. La ONG tal quiere aparecer sin que nadie esté a su lado para que el dinero de los contribuyentes vaya hacia ella. El marketing y la publicidad están secuestrando el trabajo de algunas ONG. Y su impacto, políticamente hablando, es cada vez menor. No voy a dar nombres, pero a algunas de estas ONG a las que me estoy refiriendo les he dicho a la cara lo que pienso. “¿Cómo es posible que vosotros ahora os la cojáis con papel de fumar en temas importantes que se están dando en el país?”. En España hubo la campaña Adiós a las Armas que fue muy sobresaliente. Había cuatro ONGs. Cada vez veo esa campaña más desinflada.

Con la excusa de Ucrania, no se ha dicho ni una palabra sobre las armas que se han multiplicado en Europa

Armas hay, y parece que cada vez más…

Si Adiós a las Armas, en los 80, en los 90, tenía sentido, ahora tiene diez veces más, porque el número de armas que se están vendiendo es mayor. Sorprende un poco que, a veces, las campañas empiezan en un momento histórico concreto impulsadas por un partido determinado. Pongo un ejemplo. En 2003, millones de personas salen a la calle a decir no a la guerra en Irak. ¿Y por qué no salimos en 2023 a decir no a la guerra en Ucrania? ¿Qué pasa? ¿Que Estados Unidos es el maligno y Rusia es el benigno? ¿Se lo preguntamos a los partidos de izquierdas? ¿Se lo preguntamos a la gente de Podemos? ¿Se lo preguntamos a la gente de Sumar? ¿Se lo preguntamos a la gente de Comuns? ¿Se lo preguntamos a la gente de la CUP? Esto es lo que está pasando. Dentro de algunos partidos de izquierda hay una especie como de doble rasero a la hora de analizar los comportamientos de las grandes potencias. Si es Estados Unidos, es el maligno; si es Rusia, es el benigno. Es un tema muy grave. Y esto está pasando también con muchas ONGs que se están dejando engatusar por la agenda política oficial en lugar de romperla en mil pedazos y criticar con dureza los comportamientos de nuestros políticos. La campaña de Adiós a las Armas tendría que estar multiplicada por diez.

 Comparando el Gervasio Sánchez de hoy con el de hace 25 o 30 años, ¿ha cambiado mucho su visión del mundo? ¿Lo ve mejor, peor, más violento, menos? En 2008, cuando recibió el premio Ortega y Gasset de Fotografía, hizo un discurso muy crítico con la venta de armas y la actuación de los gobiernos españoles en este ámbito.

Ya hice un discurso muy duro en el 93 cuando me dieron el primer premio de mi vida. Cuando la Asociación de la Prensa de Aragón me dio el premio saltaron chispas en mi discurso. En ese momento a mí me preocupaba mucho el comportamiento de Izquierda Unida y el Partido Comunista en relación con lo que estaba pasando en los Balcanes. Y durante mi discurso, miembros de Izquierda Unida y del Partido Comunista de Aragón se marcharon. No les gustó que yo dijera que Milosevic no era un comunista. Era un hijo de puta, un asesino sanguinario que acabaría, como acabó, en un tribunal internacional. Por desgracia no pudo cumplir la condena porque, sorprendentemente, se murió. Yo ya hablaba así en 1993, cuando no era nadie. La mayor parte de estos discursos no me han traído beneficios.

Parar los pies a la extrema derecha es muy fácil. PP y PSOE se ponen de acuerdo y se acabó

Te perjudican porque alguien puede decir que le gusta que seas crítico, pero en la política y especialmente en el periodismo no gustan las críticas. Cuando critico el mundo del periodismo, los primeros que se ponen de uñas contigo son los gestores de la comunicación. Incluso compañeros. ¿Qué medios han hecho periodismo de investigación en este país? La Vanguardia sobre Argentina y Chile, cuando Martín de Pozuelo y sus compañeros. ¿Dónde está el periodismo de investigación? El 90% de lo que se hace de investigación en España son filtraciones de dossiers interesados en momentos puntuales. Y se utilizan como arma arrojadiza para recuperar el poder por parte de uno o por parte de otro. Esa es la realidad. Hará pronto cincuenta años de la muerte de Franco. La excusa del franquismo, a ver si dejamos de utilizarla. No ha habido un periodismo serio de investigación con la corrupción generalizada que ha habido aquí. En Cataluña no hace falta contarlo. En el País Vasco, el PNV ha hecho lo que le ha dado la gana. En Andalucía, el PSOE ha hecho lo que ha querido. En Madrid, el PP ha hecho lo que ha querido. En Castilla y El León, el PP ha hecho lo que ha querido. En Extremadura, el PP ha hecho lo que ha querido. En Galicia, el PP ha hecho lo que ha querido. ¡Y los periodistas han estado mirando hacia otro lado!

Esta entrevista se realiza poco antes de las elecciones europeas. ¿Votará?

Yo soy bastante abstencionista. A mí la abstención me gusta. Creo que la abstención es una forma de votar también. Aunque algunos creen que votar es introducir un voto en la urna, a veces plantarte ante este soporífera forma de hacer política no significa que estés en contra de la democracia. Soy el primero que defendería la democracia, posiblemente con armas, pero hay muchas posibilidades de plantearse las elecciones. Han creado la idea de que eres demócrata si vas cada cuatro años a votar. Lo que hagas el resto del tiempo no importa. Y eso no es así.

“El terrorismo palestino o el comportamiento vergonzoso y pasivo de los países árabes ha hecho mucho más daño a la causa palestina que el propio terrorismo israelí”. | Pol Rius

¿Le preocupa el crecimiento de los partidos de extrema derecha en Europa y en otros continentes?

¿Por qué ha llegado Milei a Argentina? Habrá que preguntárselo a los peronistas que han corrompido el gobierno de Argentina durante décadas, robando, robando, robando. ¿Por qué ha llegado Bukele a El Salvador? Porque la derecha, ARENA, y la izquierda, el FMLN, se han dedicado a robar durante 30 años. ¿Por qué llegó Chávez al poder en Venezuela? Porque el PP y el PSOE de Venezuela, con Carlos Andrés Pérez a la cabeza, se dedicaron a robar todo lo que pudieron.¿Por qué ha llegado López Obrador a México hace 6 años y ha repetido ahora Claudia Sheinbaum con un 7% más de votos? Porque el PRI estuvo 71 años gobernando y robando y el PAN estuvo 11 años gobernando y robando. Claro, ha llegado el momento en que la gente ha dicho que se acabó, vamos a votar a otra gente. Milei, que es un impresentable, ha llegado porque la alternativa eran los peronistas corruptos, robando sin contemplaciones. ¿Por qué llegó Fujimori a Perú en el 90? Yo cubrí esas elecciones. Pues porque estaban hartos de derechas y del APRA, que eran los socialistas ladrones. ¿Por qué llega la extrema derecha aquí? Pues seguramente porque utiliza un lenguaje evidentemente populista y manipulador, criticando el comportamiento de los partidos tradicionales, que hay un sector del electorado que se lo está creyendo, porque posiblemente los partidos tradicionales no han hecho absolutamente nada por educar en la democracia y en los principios fundamentales. El nivel de corrupción del stablishment es impresionante, y hay un momento que la gente dice que se acabó y rompe la baraja. La llegada de determinadas formas de hacer política ocurre porque los partidos tradicionales no han estado a la altura de las circunstancias. Parar los pies a la extrema derecha es muy fácil. PP y PSOE se ponen de acuerdo y se acabó. Es así. En Alemania ocurrió. Merkel gobernó con los socialdemócratas y pararon los pies a la extrema derecha. Merkel no era santa de mi devoción, pero en un momento determinado demostró que era una estadista. Aquí, el PP y el PSOE no hacen otra cosa que tirarse los trastos a la cabeza en el Congreso y hay otro partido que está sacando beneficio de eso. En Italia, Meloni o Salvini han llegado al poder, pero ¿qué hizo la Democracia Cristiana durante años? ¿Qué hizo el Partido Comunista Italiano? ¿Qué hicieron los socialistas? ¿Dónde tuvo que irse Craxi? A Túnez, por el nivel de corrupción que había en Italia. El sistema no lo pudren los partidos que llegan. Tú puedes criticar a Podemos lo que quieras, yo el primero, pero nunca vas a poder acusarlo de haber robado. Ni siquiera a Ciudadanos. El sistema lo han podrido los partidos tradicionales.

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