Alexandre Muns Rubiol (Washington)

Kamala Harris podría convertirse en la primera mujer (y la primera mujer afroamericana) en presidir EEUU. De sus 47 presidentes, quince fueron primero vicepresidentes. A menos de tres semanas de la convención Demócrata en Chicago, Harris no tendrá ningún rival con posibilidad de disputarle la nominación presidencial de su partido. El equipo de Harris rápidamente aseguró el apoyo de la gran mayoría de los 4.700 delegados que el tícket Biden-Harris consiguió en las primarias. También recibirá los 96 millones de la campaña Biden-Harris. En las primeras 24 horas como candidata, Harris recaudó 81 millones de dólares.

Tanto los votantes, cargos electos como los multimillonarios donantes del Partido Demócrata apuestan claramente por ella. Ningún político Demócrata puede organizar un equipo de campaña, recaudar financiación de esa magnitud y fidelizar a los 4.700 delegados del partido en tres semanas.

Harris conseguirá recuperar parte del apoyo que Biden estaba perdiendo entre jóvenes y afroamericanos. Puede alcanzar mayor apoyo que Biden y Trump entre las mujeres hispanas y blancas. Este potencial se debe tanto al hecho de ser una mujer, como que el Partido Republicano desde 2022 se ha puesto en contra parte de la población femenina prohibiendo completamente el aborto en 14 estados y restringiéndolo a las primeras seis semanas en otros seis. Entre 1973 y 2022 el aborto a efectos prácticos era libre hasta el final del segundo trimestre de embarazo en todo el país.

Encuestas: todavía ventaja de Trump

Algunas medias de encuestas de fuentes prestigiosas muestran que Harris ha recortado la ventaja que Trump había mantenido sobre Biden en los últimos meses. En el de Real Clear Politics, Trump sólo le saca 1,7 puntos a Harris (47,9% frente a 46,2%). En el último, Trump aventajaba a Biden por 3,1 puntos. En la encuesta del New York Times, Harris ha reducido en un punto la diferencia de Trump, que era de tres sobre Biden (47%-44%) y ahora es de dos (48%-46%). En el de The Hill, Trump mantiene una superioridad de 2,1 puntos sobre Harris (48% a 45,9%), mientras que Biden perdía por 3,3 puntos.

Pero en un país en el que se vota en martes y hay que registrarse para ello, la encuesta más reciente de votantes registrados incluida en los promedios mencionados (X/Forbes) da un 47% a Trump y 45% a Harris . Por su parte, en la más reciente de votantes probables (Rasmussen) el ex presidente obtenía un 50%, Harris 43%, otros candidatos un 4% y 3% estaban indecisos.

Harris ha retado a Trump a un debate televisivo que podría ser decisivo. Pero ganar el voto popular no garantiza el triunfo. Es necesario obtener 270 votos electorales. Cada estado tiene una cantidad de votos electorales proporcional a su población. Por eso, las elecciones se decidirán en seis estados, los llamados battleground states: Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Georgia, Arizona y Nevada. Se impuso Trump en estos seis estados en 2016 frente a Hillary Clinton. Joe Biden recuperó los seis para los Demócratas en 2020.

Algunas encuestas con Harris como candidata a presidente en los estados battleground confirman que también ha recortado la ventaja de Trump. El problema es que muchas son financiadas por medios que desean ratificación de su preferencia. Así tienen más audiencia, crean más entusiasmo por el candidato y fomentan que los indecisos se decanten por el aparente favorito. Las más rigurosas son independientes, no vinculadas a los medios de comunicación e incluyen un promedio de diversas encuestas.

La empresa Redfield and Wilton Strategies realizó del 22 al 24 de julio una encuesta entre 6.927 votantes de estados battleground. Añadieron Florida, Carolina del Norte y Minnesota a la lista de estos estados. Pero es altamente improbable que Harris pueda ganar en ninguno de los dos primeros. Tiene el valor añadido de incluir la intención de voto para el candidato independiente Robert F. Kennedy Jr.

En la encuesta de Redfield and Wilton, Trump ganaba a Harris en siete de los nueve estados. En Arizona por 46% a 43%, Florida 47% a 39%, Georgia 47% a 43%, Michigan 44% a 41%, Nevada 45% a 43%, Carolina del Norte 46% a 43% y Pensilvania 46% a 42%. En Wisconsin estaban igualados a 44% y Harris superaba a Trump 44% a 41% en Minnesota, un bastión Demócrata. El porcentaje de indecisos en dichos estados variaba entre un 4 y un 7%. Existen dos tendencias preocupantes de esta encuesta para los Demócratas. En siete de los nueve estados, más votantes de Biden en el 2020 se inclinaban por Trump que votantes del ex presidente en el 2020 se pasaban a Harris. Aunque disminuye su apoyo, el independiente Kennedy Jr. quita más votos a Harris que a Trump.

En la encuesta de Emerson College Polling/The Hill en cinco estados battleground del 22-23 de julio Trump seguía por delante en cuatro estados: Arizona, Georgia, Michigan y Pensilvania. En Wisconsin empataban al 47%.

Si Harris no gana algún estado en el que no se impuso Biden en el 2020 (como Carolina del Norte) la actual vicepresidenta no puede perder los seis estados battleground.

Si Harris pierde Arizona, Nevada, Georgia y Carolina del Norte, debe quedar en primer lugar en los tres estados de la denominada pared azul: Pensilvania, Michigan y Wisconsin. Si así fuera el resultado sería una victoria de 270 votos electorales para Harris por 268 de Trump. El consenso de las empresas o profesores de mayor prestigio en predicción electoral antes del relevo situaban a Trump mucho más cercano que Biden a los 270.

Las vulnerabilidades de Kamala Harris

Hay tres dinámicas y líneas de ataque que utilizarán los Republicanos. La primera es que Harris fue más impopular que Biden. En los últimos meses su índice de aprobación mejoró, en gran parte por su campaña para restablecer el aborto. Pero en la mayor parte de los últimos cuatro años no llegaba al 30%. En el promedio de encuestas de Five Thirty Eight, Harris tiene un índice de aprobación del 38% y de desaprobación del 51%. Los anuncios financiados por la campaña y la unidad del partido detrás de Harris harán que mejoren estas cifras. La cuestión es si será suficiente para derrotar a Trump.

La segunda vulnerabilidad de Harris es que como senadora en 2017-2020, candidata presidencial en 2020 y en menor medida como vicepresidenta desde 2021 ha defendido medidas consideradas radicales por parte de la opinión pública. Evidentemente ahora las moderará. Pero los vídeos con sus declaraciones son ya material de ataque de los anuncios de Trump, los Republicanos y su aparato mediático.

Harris fue partidaria de eliminar completamente el departamento de control de fronteras y aduanas, el Immigration and Customs Enforcement (ICE). En el verano de los saqueos de tiendas y comercios de 2020 aportó dinero para un fondo que pagaba las fianzas de personas detenidas por destrucción o robo de propiedad o atacar a la policía. Alentó las manifestaciones que siguieron al brutal asesinato del afroamericano George Floyd a manos de dos policías blancos, además de otros casos similares. Harris favoreció repetidamente reducir drásticamente el presupuesto de la policía (el movimiento Defund the Police). Promovió la eliminación de considerar como delitos algunos comportamientos, así como la legalización total del uso de la marihuana, afirmando en una entrevista que así los estadounidenses serían más felices.

Durante su campaña presidencial de 2020 defendió reparaciones económicas para los afroamericanos por la esclavitud y otras minorías. Reclamó que no se coma carne y que haya menos población como instrumentos en la lucha contra el cambio climático.

La subida de la criminalidad ha motivado que los alcaldes Demócratas de la mayoría de ciudades pidieran más presupuesto para la policía, dando marcha atrás respecto al movimiento Defund The Police.

La tercera vulnerabilidad de Harris es el balance de Biden. Le costará argumentar que ha jugado un papel fundamental desde 2021, pero distanciarse de los ámbitos en los que los votantes no están satisfechos y consideran más importantes: el coste de la vida, la situación de la frontera con México y la criminalidad. Los Republicanos le atacarán sin piedad respecto a la frontera. Biden le encargó que asumiera un gran protagonismo. Desde 2021, las cifras independientes indican que han entrado ilegalmente 2,5 millones de personas en EE.UU. Se añaden a los 10,5 millones que ya están ahí. Por la frontera también entran las pastillas de fentanilo que mataron a más de 73.000 estadounidenses en 2022. Recientemente Biden prohibió la demanda de asilo fuera de los puntos fronterizos vigilados. Durante la presidencia de Trump, por acuerdo con México, los demandantes de asilo en EEUU debían permanecer en México hasta que pudiera procesarse su caso.

Pese a la buena situación macroeconómica de EEUU, los precios son aún más altos que en 2020. Para muchos votantes, su vida se ha encarecido sustancialmente durante el mandato de Biden. Poco importa que la alta inflación tuviera muchas causas. Algunas estaban fuera del control directo del presidente, como la invasión de Ucrania y la obstrucción de cadenas de producción y suministro de bienes y servicios. El votante medio se queja de lo que paga en el supermercado y la gasolinera.

El papel del futuro vicepresidente

Hay un segmento demográfico en el que Biden aún puntuaba mejor que Harris. Los votantes blancos de clase media y baja, especialmente sin estudios universitarios. Biden durante su carrera política de más de 50 años (fue elegido senador en 1973) promovió a los sindicatos y se ganó su favor. Algunos vinculados al partido Demócrata harán campaña por Harris. Pero entre los hombres blancos sin estudios universitarios Trump cuenta aún con un gran margen.

De ahí que los candidatos a vicepresidente de Harris sean todos gobernadores o senadores blancos: Josh Shapiro, gobernador de Pensilvania; Mark Warner, senador de Arizona; Roy Cooper, gobernador de Carolina del Norte y Steve Beshear, gobernador de Kentucky.

Shapiro ayudaría a Harris de tres modos. Es un gobernador popular y moderado de un estado clave que Harris debe ganar. Ayudaría a la vicepresidenta a conseguir parte del voto de varones blancos sin estudios de clase media y baja. Y es judío. La administración Biden ha perdido el apoyo de estadounidenses judíos jóvenes que le critican de no haber sabido parar la guerra de Israel en Gaza. Con Shapiro haciendo campaña, Harris también podría arañar votos entre los judíos de mayor edad, que votan mayoritariamente por los Republicanos.

Aunque se analiza mucho al candidato a vicepresidente, los estudios demuestran que para la gran mayoría es una consideración mucho menor. Sin embargo, en 2024 pocos miles de votos en los estados battleground marcarán la diferencia.

En 2020 Biden decidió que escogería a una mujer afroamericana como candidata a vicepresidente. En la lista final de Biden había muchos nombres con una trayectoria política superior a Harris. Entre otros, la entonces alcaldesa de Atlanta Keisha Lance Bottoms, la senadora de Illinois Tammy Duckworth y Susan Rice, embajadora ante Naciones Unidas y consejera de seguridad nacional con Barack Obama.

Harris no es una buena oradora. A menudo abusa de frases preparadas y forzadas. También puede ser criticada de oportunismo. Como fiscal general de California fue muy dura a la hora de aplicar la ley contra presuntos criminales. Como senadora y vicepresidenta ha hecho bandera de descriminalizar muchos actos considerados hasta ahora delictivos.

La valoración de Harris y aun las encuestas mejorarán hasta y después de la convención Demócrata de Chicago, que se celebrará del 19 al 22 de agosto. El relevo de Biden ha dado la vuelta hasta cierto punto la carrera poco después de la convención Republicana de Milwaukee. Allí el partido republicano cerró filas detrás de Trump, que supo sacar beneficio mediático del intento de asesinato.

Pero septiembre y octubre pueden tener otra dinámica. En parte dependerá de la capacidad de Harris de distanciarse de sus posicionamientos más radicales y crearse una imagen pública distinta a la que tiene actualmente.

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1 comentari

  1. Gloria Rubiol on

    Article amb una anàlisi molt interessant i documentada.Ofereix informació i opinió equilibrades sobre la situació política als EUA.

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