Desde Bruselas, donde reside desde su etapa de eurodiputado, Raimon Obiols analiza la actualidad política. Deja constancia de ello en sus artículos y en sus libros, como El mínim que es pot dir y El temps esquerp (Arcadia Editorial). Hablamos con él sobre la nueva etapa que se abre en Catalunya con la investidura del socialista Salvador Illa como nuevo presidente de la Generalitat.

Hay quien dice que, con la llegada de Salvador Illa a la presidencia de la Generalitat, Catalunya recupera el camino que debería haber tomado en 1980. ¿Tiene algún sentido esta comparación?

Tiene todo el sentido del mundo. Del “Lluís, la Generalitat somos tú y yo” de Jordi Pujol de 1980 a Prenafeta, hemos pasado al “unir y servir” de Salvador Illa. En 1980, CiU puso en marcha un proceso que en estrategia empresarial se llama de ventaja posicional. Ser el primero en captar el capital simbólico de una imagen de valor único (la presidencia de la Generalitat, identificada con Catalunya) permitía marcar las reglas de juego, poner barreras, excluir a los demás, asegurar indebidamente una ventaja injusta. En 1980 se aplicó la fórmula de la Coca Cola convergente que tan bien ha resumido David Madí («Catalunya = Pujol = CiU = catalanismo = Generalitat = prestigio de gestión = todos los catalanes»). Fue un caso clarísimo de abuso de posición dominante, con la complicidad de la práctica totalidad de los sectores del poder económico de Catalunya y de Madrid. El problema es que desde 1980 mandaron mucho, pero gobernaron poco y mal. Mezclaron política y negocios, acumulando déficits y problemas a lo largo de los años con políticas retóricas e inefectivas. Se puede decir que esto es agua pasada, trabajo de historiadores. En realidad es un considerable lastre que explica en buena parte el salto al vacío del Procés y los retos a los que se enfrenta el nuevo gobierno de la Generalitat. Es un legado pesado.

¿Qué futuro inmediato augura para Salvador Illa y para el gobierno de la Generalitat que ha nombrado?

Illa parece un presidente hecho a medida. Tiene una buena preparación, experiencia de gobierno, convicciones y rigor, sentido de la mesura y del diálogo. Es como hecho por encargo. Lo importante es que, a diferencia de algunos antecesores en el cargo, sabe poner a trabajar equipos de forma intensa y coordinada. Es una cualidad difícil de encontrar y es justo lo que necesitamos. Creo que, pese a los obstáculos, podrá gobernar con las prioridades que ya ha anunciado: cohesión social, mejora de los servicios públicos y de las infraestructuras, modernización administrativa, lucha contra el cambio climático y la sequía, ordenación del territorio, aumento del peso económico del país, apertura de un nuevo tiempo de diálogo. El nuevo Presidente merece un voto de confianza y que todo el mundo que comparta estos objetivos le eche una mano. Deberíamos derribar barreras que en Catalunya han cerrado muchos caminos y han desperdiciado muchos recursos.

Debemos derribar barreras que en Cataluña han cerrado muchos caminos y han desperdiciado muchos recursos

¿Qué le parecen los nombramientos de consejeros y consejeras que ha hecho Salvador Illa para formar su gobierno?

Tarradellas pronosticó que los ayuntamientos serían la gran escuela de servidores públicos de Catalunya. Los hechos le han dado la razón. El equipo de gobierno que ha formado Illa no sé si es “el gobierno de los mejores”, como dijo Artur Mas del suyo, pero es francamente muy bueno.

¿Cómo valora la decisión de Carles Puigdemont de presentarse en Barcelona el día de la sesión de investidura, hacer un discurso breve cerca del Parlament y volver a irse?

Fue un episodio grave pero poco serio. Un detalle revelador, que ha explicado la directora del diario Ara, es que el expresidente habló de «los libros que se llevaría a la cárcel» con los dirigentes de Junts que le acompañaban en el paseo de Lluís Companys. Después, los dejó con la boca abierta. A este deporte, en el Empordà le llaman «collonar». La otra anécdota significativa de la jornada fue la falsa noticia (para usar un término educado) que Pepe Antich publicó en El Nacional y en X-Twitter acerca de la detención de Jordi Turull, y que el portavoz de Junts usó a la desesperada para intentar impedir el debate de investidura. Han cometido el error político más difícil de corregir, que es meterse en un callejón sin salida.

Illa parece un presidente hecho a medida

¿Se mantendrá la polarización política que se ha vivido en Cataluña a raíz del Procés o se suavizará la división social que ha generado?

En la sociedad, la polarización ha disminuido mucho. Hubo un grave peligro de división entre dos bloques enfrentados que felizmente se ha superado. Ahora estamos en una situación polarizada políticamente, que es otra cosa. Los problemas pueden surgir de la fractura del independentismo. Los de Junts tachan a los de ERC de «botiflers», y a la vez son acusados ​​de traidores por otros grupos que se presentan como los independentistas auténticos, los de verdad. Es la canción de nunca acabar, a ver quién la dice más gorda. De momento, el premio es para Lluís Llach, que ha dicho que el nuevo Presidente de la Generalitat es “un fascista”. No sólo se pierde la cordura y la mesura, sino el sentido de las palabras.

¿Puede realizar algún tipo de previsión sobre hacia dónde evolucionará la aplicación de la Ley de Amnistía? ¿Acabará finalmente aplicándose a Puigdemont y a los otros políticos a los que algunos jueces quieren que no se les aplique?

Creo que será así. A menos que Junts haga caer el gobierno de Pedro Sánchez. Debemos ser conscientes de que los partidarios del «cuanto peor, mejor» se pueden disparar un tiro en el pie, pero las consecuencias de este disparate dramático las pagaríamos todos. Un gobierno en Madrid del tándem PP-Vox sería fatal. En Cataluña perderíamos por partida doble.

¿Cuáles son los principales retos a los que debe enfrentarse Salvador Illa a partir de ahora?

Políticamente, el reto es mantener el período más largo posible de acción de gobierno y de diálogo en Cataluña, y entre Cataluña y España. Socialmente, existe un reto que es común a todos los demócratas, por encima de nuestras diferencias políticas: impedir que el trumpismo en versión española y catalana imponga su juego, sobre todo jugando la carta de la antiinmigración. Esta amenaza iliberal es muy real. Ha tenido éxito en otros países, ha estado a punto de pasar en Francia, y puede suceder en noviembre en los EE.UU.

Creo que la Ley de la Amnistía se acabará aplicando a Puigdemont a menos que desde Junts se haga caer el gobierno de Pedro Sánchez

Las encuestas dan más opciones a la demócrata Kamala Harris ante Donald Trump que las que le otorgaban a Joe Biden. ¿El ciclo del populismo y el supremacismo ha tocado techo o todavía hará mucho daño?

No lo sé. Me parece que nadie lo sabe. Lo que sí sé es que no vale distraerse. Inhibirse de la política, tanto en los Estados Unidos como en nuestro país, es un embobamiento peligroso. Se lo decía Antonio Machado a los jóvenes de su tiempo, y hoy es tan verdad como entonces: «Haced política, porque si no la hacéis, alguien la hará por vosotros y probablemente contra vosotros».

En un artículo reciente mostraba su preocupación por la combinación entre el endurecimiento del debate político y unas redes sociales por las que circula el odio y la crispación. ¿Qué incidencia tienen los mensajes que corren por las redes en la potenciación de esa crispación?

Vivimos, como dice Josep Carles Rius, en una “era de las emociones”. En un libro reciente (Periodismo y democracia en la era de las emociones), Rius ha documentado un fascinante panorama de la última década, en el mundo y en nuestro país, con la irrupción formidable de los populismos, a caballo de las redes sociales y de la crisis de los medios de comunicación tradicionales, creando situaciones que no sólo ponen en peligro el derecho de los ciudadanos a una información veraz y plural, sino la propia pervivencia de las instituciones democráticas. El crecimiento exponencial de las noticias falsas, de los rumores malintencionados, de las mentiras y las manipulaciones masivas constituye hoy un problema enorme y es un reto político para la juventud del mundo, si no quiere quedarse a merced del poder y de los caprichos de los Trump, Elon Musk y compañía.

¿Hay que establecer más controles sobre las redes sociales para evitar que contribuyan a deteriorar la convivencia y a generar odio y enfrentamientos?

Tenemos que ser enemigos radicales de toda censura. Pero es evidente que en las redes sociales, como en todos los medios de comunicación, debe existir un sistema de regulación, al igual que en nuestras calles y carreteras hay un código de circulación que todos debemos respetar. Del asalto al Capitolio de Washington a las recientes salvajadas racistas en Reino Unido es indiscutible que la difusión masiva de mentiras interesadas en las redes ha sido la mecha que ha provocado explosiones de violencia que han ocasionado muertes. Si no se remedia, este fenómeno puede destruir las democracias.

El Presidente y su equipo de gobierno necesitarán el apoyo de todos los que creen que es posible abrir una nueva realidad de buena política y de esperanza

Los socialistas gobiernan Barcelona, ​​Cataluña y España con mayorías muy ajustadas. ¿Qué efectos tiene y tendrá esto en las políticas que puedan aplicar?

La rivalidad entre administraciones puede ser positiva si se estimula la excelencia. La gente puede comparar y sacar conclusiones. El problema se plantea cuando los partidos utilizan las administraciones como instrumentos de combate. El resultado es entonces de descoordinación, de superposición, de derroche de recursos, de pérdida de tiempo. A los que gobiernan hay que pedirles que no se encasillen, que compitan en excelencia y no en sectarismo, que busquen consensos amplios, que sean generosos con la oposición. Si lo hacen, las mayorías ajustadas pueden ampliarse.

¿El poder mediático favorable al independentismo que hemos vivido en Cataluña en los últimos años cambiará con la llegada de los socialistas a la presidencia de la Generalitat?

Espero que sí. Se ha producido un desequilibrio anómalo e increíble, de hiperpresencia de unos y de marginación de otros. La cosa viene de lejos. Cuando yo encabezaba la oposición, el porcentaje de pantalla de Pujol en TV3 era 22 veces superior al mío. En la década del Procés, la desproporción también ha sido escandalosa, con un predominio casi total del independentismo en los espacios de opinión. Se ha mezclado un fenómeno lamentable de “pasar por caja”. Por ejemplo, como ha documentado el Consejo del Audiovisual de Cataluña, 37 apasionados monólogos procesistas de Pilar Rahola, de marzo a junio de 2020, a 1.777 euros la pieza. TV3 ha estado en el origen de grandes fortunas y de espléndidas productoras de pro. Se trata, en TV3 y en los demás medios públicos de Cataluña, de establecer simplemente una situación de normalidad, de pluralismo democrático, respeto y transparencia. Digo establecer y no restablecer, porque el problema de las colusiones políticas y económicas en TV3 viene de origen, tiene la marca de Alfons Quintà, el “hijo del chófer“, que estableció la pauta de la anormalidad.

Se trata, en TV3 y en los demás medios públicos, de establecer simplemente una situación de normalidad, de pluralismo democrático, respeto y transparencia

ERC debe renovar su dirección este otoño. ¿Cómo analiza el futuro de ese partido?

Un partido con tan larga trayectoria sin duda continuará, probablemente durante muchos años todavía. ERC ha dado a Catalunya grandes políticos, de Macià a Tarradellas. Ésta es la trayectoria que me gustaría que continuara.

¿Logrará Salvador Illa completar los cuatro años del mandato que acaba de empezar?

Así lo creo, pero toquemos madera. Necesitará que la buena suerte le acompañe. Los aciertos del nuevo Presidente y de su equipo de gobierno los doy por seguros. Pero no podrán hacerlo solos. Necesitarán la ayuda de todas las personas que deseen que la situación del país mejore, el apoyo de todos los «mejoradores» que hoy en Cataluña creen que es posible abrir, concretamente en el terreno de los hechos, una nueva realidad de buena política y esperanza.

Share.
Leave A Reply