En la película ‘Volveréis’ , sigue construyendo, y deconstruyendo, su cine cotidiano con fondo madrileño y su equipo de confianza bajo el paraguas de producción de Los Ilusos Films. Su compañera, Itsaso Arana también realizadora, y Vito Sanz siguen siendo los protagonistas de esta historia en que una pareja después de quince años juntos deciden celebrar una fiesta… para separarse. Un sorprendente punto de partida que es, a su vez, una puesta en cuestión de una película que se está realizando en el interior mismo de la trama. Una reflexión de metacine, pero que mantiene las coordenadas de simplicidad del director.

En esta conversación a varias bandas en una playa de La Croisette, en mayo pasado, junto a compañeros de medios latinoamericanos, nosotros compartimos parte de las preguntas. Le hemos dado la vuelta para empezar con una de las nuestras, al igual que cuando le citamos a Hong Sang-soo, Éric Rohmer, el papel actual sobre su filmografía de la crítica francesa o el (curioso) equilibrio con su padre, el también cineasta Fernando Trueba, que es uno de los personajes que su hijo incluye en el largometraje. Nuestros colegas también le recuerdan sus guiños al ensayista Stanley Cavell, Kierkegaard y una forma de entender el cine que quiere conservar como propia a falta de entrar en otro tipo de producciones en que podría perderse.

MARCO BARADA | El realitzador Jonás Trueba, davant del cartell de la Quinzena de Cineastes a Canes per la presentació de Volveréis
MARCO BARADA | El realizador Jonás Trueba, delante del cartel de la Quincena de Cineastas en Cannes por la presentación de Volveréis

Volvéreis es un cuestionamiento de la pareja, pero también del cine. Y este cine lo hacéis en equipo, tú, Itsaso, Vito… ¿Hasta qué punto vosotros mismos os ponéis en riesgo cuando intentáis hacer este trabajo de cuestionamiento?

“Me gusta que lo digas así porque, efectivamente, creo que ‘Volveréis’ muestra un poco ese cuestionamiento, incluso esa incomodidad que, a veces, tenemos cuando estamos haciendo una película. Al final, es un proceso de creación muy frágil, que me gusta pensar que la película muestra. Y, al mismo tiempo, también muestra algo que tiene que ver con nuestra forma de trabajar. Nosotros venimos trabajando con el mismo equipo de técnicos y actores, prácticamente, desde mi primera película. Y es muy bonito porque habla de un grupo que se ha ido creando y ha ido generando una confianza, una fidelidad. Pero, luego, esta confianza, esta fidelidad no es fácil sostenerla a lo largo del tiempo, te vas dando cuenta. Es algo que también le pasa en la película a la pareja. Llevan muchos años juntos, igual que yo llevo muchos años con mi grupo Los Ilusos. Pero no es un pacto de sangre, es algo que tienes que ir renovando. No sabes si va a durar para siempre. Esa fidelidad que nos guardamos, hay que trabajarla, hay que cultivarla. No es evidente, no lo podemos dar por hecho. Y la película también habla de eso: cómo, a través de una pareja, ves que es necesario ponerse en crisis, renovar el pacto. Es una reflexión que vale para el amor, pero que también vale para el trabajo. Sobre todo si te tomas el trabajo como una forma de amor”.

El tratamiento de la pareja es algo que también hiciste en Tenéis que venir a verla (2022). Se siente como una especie de secuela espiritual. Cuando estabais filmando la anterior, ¿ya pensabas en este otro proyecto?

“No, ‘Tenéis que venir a verla’ fue una película muy feliz para mí, aunque nace en un contexto de la pandemia muy complicado. Es una película que la hicimos en ocho días de manera muy instintiva, muy intuitiva, muy rápida. ¡Ojalá pudiera hacer películas así siempre, con esa rapidez! En cambio, ‘Volveréis’ también ha sido una película rápida, más compleja de producción. Pero surgió realmente el año pasado. Empezamos a escribirla en enero de 2023 y, en enero de 2024, la estábamos terminando de montar. Fue como algo que, de pronto, decidí hacer de un día para otro. De hecho, cambié mucho mis planes. Mi plan en la cabeza era haber hecho otra película, que venía trabajando desde hace un tiempo. Y, de pronto, por una serie de circunstancias, decidí que no, que tenía que abandonar aquello. ‘Volveréis’ surge como un revulsivo, como algo muy rápido que necesité hacer, para quitarme de encima los problemas que arrastraba”.

Esta forma de filmar tuya recuerda a la sencillez del surcoreano Hong Sang-soo. ¿Es una influencia para ti?

“A mí, uno de los cineastas que siempre me han inspirado es Jonas Mekas (Semeniškiai, Lituania, 1922-Nueva York, 2019), que durante años era denigrado porque hacía ‘home movies’, como decimos nosotros de las nuestras. Está Jonas Mekas y está Hong Sang-soo, que forman parte de una especie de familia para mí. Cada uno en su lugar, a su manera, en su estilo. Al final, son cineastas que nos muestran un camino en que se pueden hacer películas de otra manera”.

Fernando Trueba, padre y personaje en ‘Volveréis’

RC | Durante el rodaje de <em>Volveréis</em>, el director Jonás Trueba, la actriz Itsaso Arana y Fernando Trueba en su papel también de actor
RC | Durante el rodaje de Volveréis, el director Jonás Trueba, la actriz Itsaso Arana y Fernando Trueba en su papel también de actor

¿Cómo ha sido la participación de tu padre, Fernando, como actor en Volveréis? ¿Te ha hecho sugerencias en la dirección?

“Obviamente, es el cineasta con el que he crecido. Es un gran cinéfilo, con lo cual he tenido la suerte de poder disfrutar de las películas que él amaba y que me ofrecía cuando era pequeño. Por ejemplo, las películas de la comedia americana es algo que he mamado, he crecido con ellas… Y es bonito dialogar ahora con ellas a través de esta película. Y dialogar también con mi padre. Porque toma un espacio dentro de la película, que es importante. Estoy feliz de haberme atrevido a encontrarle este hueco. Y hacer esta película un poco para intentar devolverle algo de lo mucho que él me ha dado”.

¿Y qué tal actor es?

“He trabajado con él igual que trabajo con Itsaso, con Vito, con todos los actores. Siempre digo que partimos de nosotros mismos para, incluso, reírnos de nosotros mismos. ¡Porque el gesto de ponerse delante de una cámara es tan fuerte, tan generoso también, tan frágil! Tengo muchos amigos que son actores y valoro mucho eso, y sé lo difícil que es. Y siempre les digo que la película tiene que servir también para ellos. Les tiene que servir a ellos, les tiene que devolver una imagen de sí mismos que a lo mejor no es tan evidente. Y, con mi padre, igual. En el fondo, era como devolverle algo. También es bonito cuando los actores son capaces de ponerse en escena, ponerse delante de la cámara y reírse un poco de sí mismos. Aquí, mi padre hace también un ejercicio casi de autoironía, que creo que es sano… La verdad es que se lo pasó bien. Y, al mismo tiempo, yo le notaba con su preocupación, responsabilidad, bueno, a ver qué vamos a hacer. De no fastidiarla… ”.

Continuando con este diálogo con tu padre, ¿hasta qué punto has querido distanciarte de él en un momento determinado y hasta qué punto ahora te sirve de referencia? ¿Cuál es el equilibrio?

“Es complejo hablar de esto… ¡Vaya lío en que me he metido, que ahora tengo que responderos a estas preguntas! En realidad, me da mucha vergüenza y es todo como muy íntimo. Me lo tengo merecido, ya sabía que esto iba a ser así… Estamos muy expuestos en esta película todos. Y no es fácil responder a esto que me preguntas, porque ni yo mismo lo sé muy bien. Hay algo ahí que es complejo. Al final, eres hijo de quien eres, todos lo somos… Y es como medio imposible pretender evitarlo. De todas formas, con mi padre no es que haya querido marcar distancias. He intentado básicamente marcar mi propio camino, sin tampoco pretender hacer un gesto, no sé, de oposición. Sino más bien un gesto de diferenciación, por pequeño que fuera. Porque, al final, estamos muy cerca”.

Lee la entrevista completa en paris-barcelona.com

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