Donant visibilitat infermera. Evolució de les cures infermeres a l’Hospital del Mar de Barcelona” (“Dando visibilidad enfermera. Evolución de los cuidados enfermeros en el Hospital del Mar de Barcelona”) (Editorial Círculo Rojo) es el título de un libro que repasa la historia de este centro sanitario y de las enfermeras que han trabajado en él desde su puesta en marcha. Y es también una aproximación a la historia de la sanidad en la ciudad de Barcelona a partir de mucha documentación y del testimonio de muchas enfermeras y personal que han dedicado su vida a la atención sanitaria.

¿Qué la animó a escribir este libro sobre la evolución de los cuidados enfermeros en el Hospital del Mar?

Me animé a hacer el libro porque, al terminar las celebraciones del centenario del hospital, publicaron un libro de la historia del hospital del Mar de Barcelona y, un día, vino un grupo de enfermeras al servicio en el que yo estaba trabajando y me preguntaron qué me parecía el libro. Les dije que era un libro de la historia del hospital. Me preguntaron que dónde estaban las enfermeras. “Donde siempre”, les dije. “¡Pero si no salimos!”, se quejaron. “Por eso, como siempre no salimos, somos invisibles. ¿De qué os extrañáis?”, dije. “Pues tienes que escribir un libro donde salgamos las enfermeras”, me pidieron. “¿Por qué tengo que escribirlo yo?”, pregunté. “Porque has hecho la tesis y sabes escribir”, me dijeron. Les comenté que, si querían que hiciéramos un libro de la historia del hospital desde la perspectiva de las enfermeras, debíamos hacerlo entre todas. Dejé de pensar en el libro, pero al cabo de unas semanas, entro en el hospital, voy al vestuario, pasa una compañera y me dice: “¿qué, el libro, cómo va?”. Al cabo de unos días, por los pasillos, otra enfermera me dijo lo mismo, y así durante muchas semanas.

¿Qué presión, no?

Decidí empezar a investigar. Busqué los orígenes, de dónde surge el Hospital del Mar.

El libro es un repaso histórico del Hospital del Mar, pero también es parte de la historia de la atención sanitaria en Barcelona.

Encontré que aquí había los lazaretos (donde trataban enfermedades infecciosas). Los lazaretos venían de lejos. Fui al archivo de Historia de Barcelona y encontré documentación desde el siglo XV. Están los originales de las patentes, unos papeles que debían presentar los marineros cuando llegaban a Barcelona ​​para asegurarse de que no sufrían enfermedades. Había documentación del siglo XI también pero no quise ir tan atrás. Empecé a estirar del hilo. Los marineros mercantes eran considerados los principales portadores de las epidemias. Llegué a los lazaretos, que estaban en el arenal de Barcelona, ​​que no estaba exactamente donde está ahora el hospital, sino un poco más hacia Drassanes. Era una playa muy grande que le llamaban el arenal, que ahora es la playa de la Barceloneta. Y a partir de ahí fui avanzando.

“Un libro de la historia del hospital desde la perspectiva de las enfermeras”. | Pol Rius

Ana García Rico, enfermera y doctora, que ha hecho aportaciones al libro, escribe que “trabajando en el Hospital del Mar de Barcelona se aprende como persona. Es inmenso lo que te puede enseñar la gente humilde”. ¿Ha aprendido muchas cosas de la gente humilde trabajando de enfermera en el Hospital del Mar?

Sí, por supuesto. De la gente humilde, de la gente que no quería tratar nadie, como eran los gitanos, los indigentes,… Cuando llegué aquí, después de trabajar en otros lugares, todavía le llamaban el hospital de los gitanos y alguien aún lo dice. Cuando un gitano se enfermaba venía toda la familia y hacían paellas en el patio. Y, sí, gente humilde, muy humilde. Todavía existen. Nunca debemos perder de vista que el Hospital del Mar es el hospital municipal de referencia de todos los inmigrantes legales e ilegales, porque es una forma de tenerlos censados. Cuando vienen, cuando entran en Barcelona, ​​el Ayuntamiento ya les dice que, si se ponen enfermos o se encuentran mal, tienen que ir al Hospital del Mar. Hay gente de todas partes. Desde las Olimpiadas también tenemos gente de alto standing, porque en lo que era el Poblenou ahora hay gente de alto poder adquisitivo. Hay gente de todos los estatus, de todo tipo, y hay gente muy humilde.

¿Con cuántas personas ha hablado para hacer el libro?

Al final del libro cito a 21 personas. También debo decir que no he ido a buscar sólo enfermeras, porque yo hablo de cuidadores. Al principio del libro ya digo que es para todos los cuidadores. Me sabe mal, porque he citado poco a los camilleros, que son del equipo de enfermería y se dedican a transportar a los enfermos, a ingresarlos y a otro tipo de tareas, pero dependen de la enfermera responsable. Forman parte del equipo de enfermería. No les he querido dejar de lado porque trabajan con nosotros y, como yo siempre estuve en el servicio de urgencias del Hospital del Mar, allí estaban, claro, los camilleros, los auxiliares, las enfermeras. Todos íbamos a la una.

No todo el mundo sirve para estar junto a la cama, para acompañar a un enfermo, para lavarle el culo, para hablarle, para escuchar sus miedos, para curarle unas llagas

Entró en el Hospital del Mar a finales de diciembre de 1998, pero es enfermera desde 1975. Ser enfermera en 1975 y serlo ahora debe ser muy diferente…

Claro, la sociedad ha cambiado, y también la ciudad, ha cambiado todo. Es que el mundo está cambiando muy rápido y las costumbres de la sociedad han cambiado también muy rápido. No es lo mismo tener 20 años ahora que cuando nosotros teníamos 20 años.

Al final del libro dice que la profesionalización del trabajo la ha hecho algo más fría, como si se produjera cierto alejamiento en la relación de las enfermeras con los pacientes.

Más deshumanizado digo. No es que sea más frío. Se deshumanizó mucho cuando llegaron los ordenadores. Cada enfermera tenía un ordenador con sus enfermos. Había enfermeras que, cuando llegaban, se sentaban delante del ordenador para leer las historias de los enfermos que ya les había contado la compañera que se iba. Debes saber qué tienen los enfermos, y más aún en urgencias, y ellas (las nuevas generaciones) se sentaban frente al ordenador y estaban las horas que hicieran falta. Cuando terminé la carrera y llegaba al hospital, lo primero que hacíamos era ir a ver a los enfermos y decirles “buenos días, buenas tardes, o buenas noches, ya estoy aquí, yo soy su enfermera”, y tú les veías y ya sabías quién estaba peor, quién estaba mejor, a quien tenías que atender primero, quien estaba más enfermo… Tú los veías, pero si llegas y te sientas delante del ordenador, a los enfermos no los ves y a veces cuando te levantas del ordenador y vas a ver a los enfermos te encuentras a alguien que se ha muerto, y eso no puede ser. A una compañera le pasó un día que yo estaba de responsable, y cuando vino a decirme que cuando fue a ver a un paciente se había muerto le pregunté si no le habían dicho que esa persona estaba grave. “A mí me habían dicho que estaba grave. ¿A ti no te lo habían dicho?”, le pregunté. “Sí, pero estaba mirando las historias”, me contestó. Era muy joven, hacía poco que estaba en un hospital. Si te dicen que una persona está grave, lo primero que tienes que hacer es ir a verla. Me fijaba y veía que las enfermeras jóvenes, en vez de estar el 80% de su jornada junto al enfermo, estaban el 80% de la jornada de cara al ordenador.

“El Hospital del Mar es el hospital municipal de referencia de todos los inmigrantes legales e ilegales, porque es una forma de tenerlos censados”. | Pol Rius

¿La relación entre médicos y enfermeras cómo ha evolucionado? Siempre se ha dicho que hay tensiones entre unos y otras…

Cuando estudié yo era ATS y me explicaron que, cuando fuera a trabajar, lo primero que tenía que hacer era ponerle la bata al médico y llevarle un café, y nuestra generación fue la primera que dijo que los médicos tenían dos brazos y se podían poner la bata ellos mismos e ir a por un café a la máquina. Hay personas que todavía piensan así. Las enfermeras no nos hemos quedado aquí. Hemos ido evolucionando. Cuando los estudios eran de ATS, nos daban clase los médicos y nos explicaban lo que necesitaban que hiciéramos según sus necesidades. El trabajo de los médicos y el de las enfermeras es totalmente diferente. Las enfermeras hemos ido avanzando mucho, y ahora los médicos tienen la sensación de que están perdiendo parte de su trabajo. Si te fijas, cuando entrevistan a médicos o les oyes hablar dicen que ellos cuidan y están al lado de la cama del enfermo hasta que se muere. Esto es mentira. Ellos pasan visita y desaparecen, y cuando muere el enfermo está todo el mundo menos el médico, porque ya te dicen lo que tienes que hacer. Ahora hay muchos médicos que quieren asumir parte de nuestras competencias, que ya son nuestro trabajo. Esto ocurre en la Atención Primaria y en el hospital también. En Primaria, de muchos enfermos, como la atención de los crónicos y de su seguimiento, se encargan las enfermeras. Los médicos visitan cuando la enfermera les pide alguna consulta porque si no se quejan de que no pueden estar en todo y que tienen demasiado trabajo. Son áreas de asistencia diferentes y quizás el trabajo debe redistribuirse.

¿Ser enfermera es una vocación o una alternativa laboral como cualquier otra? ¿Qué pesa más, la vocación o el salario?

Yo creo que para ser enfermera hay que tener ciertos valores. O sea, una persona no puede estudiar enfermería porque a final de mes cobrará, porque entonces el espíritu de la enfermera desaparece y no cuida, hace otra cosa. Dile vocación o lo que quieras, pero las enfermeras deben tener valores humanitarios porque cuidar a enfermos no es quitar el polvo a los muebles, es algo más. Es tratar a la persona humana de forma holística; es decir, desde todas sus dimensiones: biológica, psicológica, social, cultural y espiritual. No es nada más ni nada menos que eso. Y no todo el mundo sirve para estar junto a la cama, para acompañar a un enfermo, para lavarle el culo, para hablarle, para escuchar sus miedos, para curarle unas llagas. Tienes que tener unos valores, porque si no pasa que hay mucha gente que empieza y luego lo deja. Son estas personas que estudian porque saben que al final de mes cobrarán pero que cuelgan la bata a los cuatro años porque están quemadas y se van a trabajar de dependientas.

Cada vez hay más enfermeros. Me parece que estamos entre el 10 y el 15% de chicos en las escuelas de enfermería

¿Por qué hay más enfermeras que enfermeros?

Esto está cambiando, porque antes se consideraba que las cuidadoras sólo podían ser mujeres, y que un hombre estudiara enfermería estaba mal visto. Al principio había tres categorías o tipos de profesionales: la enfermera, el practicante y la matrona. Pero se dieron cuenta de que había mujeres que también eran practicantes, sobre todo en las zonas rurales. Los practicantes eran los barberos, que no sólo afeitaban o cortaban el cabello sino que sacaban muelas, curaban heridas, hacían cirugías menores… En el hospital de la Santa Creu hay una puerta pequeña que era la barbería, y dentro estaba el practicante. Eran siempre hombres. Las mujeres sólo cuidaban enfermas y los hombres sólo cuidaban enfermos, porque en la Edad Media, y más hacia aquí también, una mujer no podía ver el cuerpo de un hombre desnudo. Ahora ha cambiado, y cada vez hay más enfermeros. Me parece que estamos entre el 10 y el 15% de chicos en las escuelas de enfermería.

¿Destacaría alguno de los testimonios del libro?

He buscado personas que fueron pioneras porque cambiaron todo el sistema del Hospital, y entonces los testigos comienzan en la posguerra. Llamaban a la puerta donde estaban las monjas darderas inmigrantes de las tierras de Castilla que llegaban con incluso 14 años y decían que querían trabajo. Les daban sitio para dormir, comer y las ponían a trabajar de mecánicas. Ahora son mujeres mayores, bastante mayores que yo, claro. Lo que me ha enriquecido mucho es que me contaran el régimen de internado en el que vivían. Cuando llegué al Hospital del Mar venía del de Sant Pau y pensé: “que feo es este hospital, todo es cemento”. En cambio, la gente que trabajaba en el Hospital del Mar me decían: “yo no cambiaría por nada del mundo este hospital por otro”. Y yo pensaba: “¿Qué tiene este hospital que está tan bien valorado por la gente de aquí?”. Y descubrí que muchas de ellas estuvieron viviendo muchos años en el Hospital. Una enfermera me dijo que ellas estaban en su casa y amaban al hospital como si fuera su casa. Esto daba un valor y un enriquecimiento a esa gente brutal, y se desvivían por los enfermos.

El Hospital del Mar ahora da gusto verlo…

Sí, sí, ahora está precioso, lo están dejando muy bonito. La primera vez que entré en el Hospital del Mar era estudiante y fui a hacer prácticas. Entonces era el Hospital de los infecciosos y, cuando decía que me había tocado el Hospital de los infecciosos, todo el mundo me decía “no vayas, que es muy peligroso”. Entonces era todo cemento, estaba muy envejecido, todavía había monjas. Se marcharon en 1977 y yo fui en 1974 y 1975 a hacer prácticas.

El Hospital del Mar ha vivido momentos muy especiales a lo largo de su historia. Sufrió la explosión en la Catalana de Gas que afectó sus instalaciones.

Yo no estaba todavía allí, porque fue en 1981, pero toda Barcelona se enteró y todos los hospitales tuvieron que recibir a los enfermos que derivaron del Hospital del Mar. Fue un momento importante de su historia, muy importante.

En la posguerra muchas enfermeras vivieron muchos años en el Hospital. Lo querían como si fuera su casa

Tuvo un papel fundamental cuando los atentados de la Rambla de agosto de 2017

Yo trabajaba allí, pero ese día no estaba de guardia. También fue otro momento muy duro. De hecho, escribimos un libro con una asociación de enfermeras historiadoras llamada Febe.

¿Qué recuerdo tiene de ese día?

Ese día fue muy duro, especialmente para las compañeras que estaban de guardia. Hice un focus group para que me explicaran lo que había pasado, porque estaban psicológicamente muy afectadas y cuando les preguntaba individualmente les daba miedo hablar. Cuando estaban juntas empezaron a hablar y a explicar lo que habían vivido. Recuerdo una que me dijo que atendió a una chica que tenía las piernas sin los huesos, como de plástico… Estaba muy afectada. El Hospital del Mar fue de los que recibió más heridos porque era el que estaba más cerca de la Rambla. Los que estaban leves fueron a Peracamps. Y el resto los llevaron al Hospital del Mar. Llegaron de golpe. Al tener noticia del atentado se puso todo en marcha para organizarse. Trabajaron mucho también las administrativas de urgencias, porque supieron hacer un triaje paralelo para juntar a las familias y que nadie se perdiera. Había criaturas. Al hospital trajeron dos o tres menores y mujeres. Había que reunificar a las familias porque los hombres no sabíamos si estaban heridos, si los habían llevado a otro sitio, si estaban bien… y gracias a este triaje que hicieron las administrativas se pudieron reunir las familias antes de que acabara el día. Hicieron un trabajo brutal.

¿Cuando hubo la pandemia de Covid ya estaba jubilada?

Estaba de excedencia y me faltaban meses para la jubilación. Me jubilé en julio de 2020. Había cogido una excedencia y pedí la reincorporación en la primera ola de Covid. Me reincorporé y el supervisor lo primero que me dijo fue que me pusiera en la zona no Covid. Era una persona de riesgo porque era enferma crónica, diabética, que es un factor de riesgo, desde hacía algunos años y, además, tenía 64 años. Pero claro, el riesgo cero no existe, y aunque estábamos bien protegidos cuando una persona tenía que ir a quirófano antes de llevarla se le tenía que hacer el test de Covid, y yo diría que el 90% eran positivos. Estuve ahí y no me pasó nada. Si te lavas más las manos y haces lo que tienes que hacer, no te infectas. Yo nunca me infecté.

“Antes se consideraba que las cuidadoras sólo podían ser mujeres, y que un hombre estudiara enfermería estaba mal visto”. | Pol Rius

Que la gente aplaudiera a los médicos y a las enfermeras por la noche desde los balcones mientras estaba confinada, ¿qué le pareció?

En ese momento, la población necesitaba tener algo a lo que agarrarse para decir “no vamos a morir y alguien nos está cuidando”. Yo creo que lo hacían por eso, porque se sentían bien y era una forma de agradecer lo que hacíamos. En las noticias decían que éramos héroes. No, no éramos héroes, hacíamos el trabajo que tocaba, igual que siempre. Lo que ocurre es que las condiciones eran diferentes. La gente salía al balcón, se encontraba, se veía, se relajaba durante cinco minutos para olvidar el miedo a morir. Todo el mundo pensaba que iba a morir.

Los pacientes, los enfermos, ¿son conscientes del trabajo que realizan las enfermeras? ¿Lo valoramos lo suficiente o somos demasiado exigentes con ellas?

Ahora se empieza a conocer el trabajo que hacemos las enfermeras. Durante la pandemia necesitaban creer en nosotros y lo sacamos adelante bastante bien. Unos meses después de que terminara la pandemia, cuando las enfermeras dijeron que necesitaban más recursos y que harían una huelga, lo primero que hizo la gente de la calle fue criticarlas. ¿En qué quedamos? ¿Nos apoyáis o no nos apoyáis? Entiendo que la gente se enfade porque hagamos huelga, porque, claro, si yo me encuentro mal y no tengo la enfermera a quien acudir, mal asunto. Durante la pandemia no hicimos nada extraordinario, cuidar enfermos igual que antes. Eran enfermos de riesgo. Nosotros no teníamos demasiada protección. Los EPIs (equipos de protección individual) llegaron muy tarde, pero nosotros hacíamos lo que tocaba. Había muchos compañeros que no iban a su casa a dormir porque había gente mayor en ella, y estuvieron meses sin ir para proteger a sus padres o a sus abuelos. Era una situación estresante para el personal, y eso la gente no lo sabe. Muchos enfermeros, camilleros o auxiliares iban a dormir a un hotel para no contagiar a su familia.

Durante la pandemia decían que éramos héroes. No, no éramos héroes, hacíamos el trabajo que tocaba igual que siempre. Lo que ocurre es que las condiciones eran diferentes

¿Las enfermeras trabajan en condiciones adecuadas de seguridad?

Seguridad existe, utensilios de seguridad hay en todos los centros sanitarios. Otra cosa es que tú los utilices o no. Si no los utilizas y te haces daño la responsabilidad es tuya. En todas partes hay agujas para pinchar con protección. No puedes pinchar a una persona con una aguja que no tenga protección si es una vía venosa. Sabes que no debes recapuchar las agujas porque tienes el riesgo de clavártelas. Por eso, hay unos contenedores. Lo mismo puede decirse de los bisturís de los quirófanos. Sabes cómo debes dejarlos o cómo utilizarlos y si te cortas o te pasa algo es porque no has estado suficientemente al tanto. Hay medidas de seguridad en todas partes. Otra cosa es que tú quieras una bata muy especial y en ese momento no hay ninguna porque se han terminado, pero siempre hay otra que te puedes poner.

Hay pacientes y familiares de pacientes que se ponen agresivos, a veces

En el Mar hemos vivido muchas situaciones de éstas, y cuando había tantos drogadictos en Barcelona que se pinchaban, había muchas agresiones, como cogerte el carro de cuidados y tirárselo al personal. Agresiones fuertes. Por eso teníamos personal de seguridad siempre.

Las enfermeras deben tener valores humanitarios, porque cuidar enfermos no es quitar el polvo a los muebles

¿Los políticos qué tal lo han hecho? ¿Cómo valora su acción en todo este largo período?

No me hagas hablar de los políticos. Los políticos, de cara a los papeles todo se hace bien, pero también hacen muchos disparates porque muchas veces hablan sin conocimiento de causa. Dicen que todo está bien, que hay personal suficiente, que no entienden por qué necesitamos que nos suban el sueldo, pero no son conscientes de las cargas de trabajo que hay dentro de los centros hospitalarios. Hay cargas de trabajo realmente brutales, porque llevar a 20 enfermos una única enfermera es excesivo (ahora se llevan 10, pero la reflexión es la misma). Tú no puedes estar para 20 enfermos. Sólo con que uno se ponga grave, los otros 19 se quedan sin cobertura, porque a aquella persona que se ha puesto grave no puedes dejarla sola hasta que se solucione el problema. Los políticos no entienden la carga que existe. Que de nosotros depende la vida de las personas tampoco lo entienden porque si yo aquella persona que se me ha puesto mal la dejo de lado y me encargo de las otras 19, se morirá. ¿Qué precio tiene la vida de una persona? ¿Cómo se valora esto? ¿Lo valoran los políticos?

Alcaldes como Joan Clos o Xavier Trias han sido médicos

Pero una vez están en la política no se acuerdan, porque se dedican a otra cosa que es totalmente diferente. Tienen el peso económico detrás. Tienen un presupuesto, y con ese presupuesto hacen lo que pueden o lo que les parece. Lo cierto es que cuando la pandemia fueron capaces de montar los hospitales de campaña que hacían falta. Tú decías “aquí si no ponemos más camas no salimos adelante”, y aparecieron camas y aparecieron respiradores y apareció de todo. Todo esto se pagó de una forma u otra. Fue un dinero que se invirtió. Ellos también se veían tocados. Tenían miedo a morir y pensaban que, si los necesitaban, querían que hubiera respiradores. Si invierten o no invierten es su responsabilidad pero yo creo que no son conscientes de la carga de trabajo que tenemos. Por otra parte, cuando estos médicos trabajaban todavía había muchos enfermos crónicos ingresados ​​en los centros hospitalarios, con baja carga asistencial, pero desde hace bastantes años los enfermos que actualmente están ingresados ​​son agudos y la carga asistencial es máxima.

Cuando voy al Hospital del Mar como paciente tengo la sensación de que vuelvo a casa

¿Ha estado alguna vez como paciente en el Hospital del Mar?

Sí.

¿Y qué tal?

A mí me han tratado muy bien. Estuve ingresada hace seis meses porque me pusieron una prótesis en la rodilla.

¿Y qué piensa cuando vuelve como paciente?

Tengo la sensación de que vuelvo a casa. Al traumatólogo que me lleva a mí, lo he visto desde joven. Salió de la facultad, vino a trabajar al Hospital, hizo la residencia allí, le he visto crecer, y ahora me trata a mí.

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2 comentaris

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