La Inteligencia Artificial (IA) se define como la capacidad de una máquina de aprender, comprender idiomas, resolver problemas y tomar decisiones. La IA carece de sentimientos, creatividad e intuición.
En noviembre de 2022 se comercializó Chat GPT. Es un chatbot con IA generativa desarrollado por la empresa OpenAI, a su vez financiada por Microsoft. Responde detalladamente a preguntas sofisticadas en distintos idiomas, formatos y estilo. La versión de pago, el Chat GPT-4, analiza ficheros de texto, imágenes, gráficos y hojas de cálculo. Doscientos millones de personas ya emplean Chat GPT. Es la app con IA generativa más popular, pero Google cuenta con Bart y Meta con Lama.
Los ocho mayores titanes tecnológicos estadounidenses (Apple, Microsoft, Nvidia, Amazon, Alphabet, Meta, Broadcom y Tesla) conjuntamente tienen una capitalización bursátil (18,2 billones de dólares) superior al PIB de China (17,7 billones). Están invirtiendo cantidades extraordinarias en IA. La IA se utiliza, por ejemplo, para la electrónica de vehículos, operaciones médicas y procesos industriales. EEUU ha invertido 328.548 millones en IA desde 2019. Un 83% de sus empresas declaran que la ha incorporado a sus operaciones.
Pero también plantea peligros. Destacan la pérdida de privacidad, accidentes provocados por algoritmos equivocados, automatización de armamentos, instrumento para efectuar hacks y ciberataques y destrucción de empleo. Goldman Sachs proyecta que la IA puede eliminar 300 millones de trabajos en la próxima década. La UE y más de 30 estados de EEUU están aprobando legislación para mitigar dichos riesgos.
Evolución informática desde la Segunda Guerra Mundial
La tecnología nazi en muchos ámbitos (tanques y aviones) era más avanzada que la de las democracias aliadas. Afortunadamente, el matemático británico Alan Turing y su equipo construyeron un ordenador (Bombe) que descodificó los mensajes militares que emitía la máquina alemana Enigma. Los criptoanalistas de la marina de EEUU descifraron los mensajes japoneses. Ambos éxitos acortaron la guerra.
La unidad de investigación del ministerio de Defensa de EEUU se denomina ARPA. El Pentágono fomentó la creación de una red de comunicaciones descentralizada que pudiera resistir un ataque nuclear de la URSS. Se trataba de transmitir información entre las bases militares, centros de investigación y universidades. A partir de 1968 ARPA, empresas como Bolt, Beranek and Newman (BBN), IBM, Texas Instruments, Bell y universidades como MIT y Stanford colaboraron para crear el Arpanet. Estableció conexiones seguras y relativamente rápidas. Se transmitían miles de kilobytes (1024 bytes) de datos. Un byte es la unidad de almacenamiento digital equivalente a un carácter.
La cooperación entre el sector público y el privado funcionó porque el presupuesto del Pentágono era enorme. Las reseñadas empresas querían ser pioneras. La organización internacional CoCom (Comité Coordinador para el Control Multilateral de las Exportaciones) entre 1949 y 1994 estuvo integrada por EEUU y 16 democracias. Prohibía exportaciones de tecnológicas a la URSS y sus aliados.
Los ordenadores de los años sesenta y setenta eran inmensos y requerían mucha refrigeración. Sus dos principales limitaciones eran la capacidad de almacenar y procesar datos. La ley de Moore establece que el número de transistores en un microprocesador se duplica cada dos años. Los procesadores, transistores, circuitos integrados y chips de memoria son componentes electrónicos construidos con silicona y germanio. Permiten la transmisión controlada de electricidad. Se consiguió mediante la ley de Moore una miniaturización y mayor potencia de los mencionados componentes.
La era de los ordenadores personales e Internet
El IBM 5150, lanzado en 1981, fue uno de los primeros ordenadores personales. Tenía un procesador Intel 8080 y 29.000 transistores. IBM, Apple Commodore, Tandy y Atari inventaron los primeros ordenadores personales a finales de los setenta. Intercambiaban datos en una escala parecida al Arpanet pero en un tamaño reducido.
A partir de 1989, Tim Berners-Lee en el instituto suizo CERN creó la World Wide Web (WWW) El Arpanet fue un pilar importante para concebirlo. La WWW permitía transmisión de información automatizada entre universidades de todo el mundo. Utiliza el lenguaje informático html para crear hipertextos y otros contenidos que se pueden consultar con un navegador. La primera página y servidor de la historia fueron info.cern.ch. En 1993, CERN ofreció el acceso gratuito a la WWW. A finales de 1994 contaba con 10.000 servidores y 10 millones de usuarios. Así nació el Internet para el gran público.
Los asistentes digitales populares con reconocimiento de voz son Siri (Apple, 2011), Alexa (Amazon, 2014), Google Assistant (2016) y Cortana (Microsoft, 2014). La app de IA Microsoft Copilot (2023) y Chat GPT (2022) ambos necesitan miles de unidades de procesamiento gráfico (GPUs) y miles de unidades de procesadores de datos (CPUs) instalados en cientos de centros de datos. Las GPUs se emplean en los videojuegos, investigación médica y las aplicaciones de la IA.
Nvidia diseña casi el 90% de las GPUs, mientras que Intel y AMD confeccionan el resto. Por ello la acción de Nvidia ha aumentado un 350% desde el principio de 2022. Una GPU A100 de Nvidia tiene 54.000 millones de transistores. Únicamente empresas occidentales diseñan o ensamblan los semiconductores de alta gama, que miden de 3 a 5 nanómetros de tamaño. Son necesarios para la IA y el aprendizaje de máquinas. Las estadounidenses Nvidia, Intel, AMD, Qualcomm, Apple y la surcoreana Samsung entran en esta categoría. Las que ensamblan semiconductores diseñados por otras empresas se llaman fundiciones. Las mayores del mundo son la taiwanesa TSMC, Samsung, GlobalFoundries e Intel.
China no es capaz de producir semiconductores menores de siete nanómetros. EEUU aplica prohibiciones a la exportación de tecnología avanzada. Pero las cadenas de producción globales crean un contexto muy distinto a las barreras existentes durante la Guerra Fría. Los colosos tecnológicos estadounidenses además quieren un pedazo del mercado chino, aunque con la excepción de Apple, Tesla y Nvidia genera un porcentaje pequeño de sus ventas.
Debería desplegarse un programa de cooperación entre las administraciones públicas de las democracias, sus empresas tecnológicas y las universidades. Esta vez el objetivo es protegernos de ciberataques y hacks auspiciados o realizados por Rusia y China. Uno ya paralizó el mayor gasoducto de EEUU en 2020. Los miles de millones de usuarios del Internet y, en el futuro, la IA no tendrían que invertir tanto tiempo y fondos en programas sofisticados de antivirus, protección de datos, contraseñas y encripción.


