Mauro Entrialgo: “El 80% de la popularidad que ha conseguido la ultraderecha ha sido a base de malismo”

¿El “malismo” es la antítesis del “buenismo” o habría que hacer algunos matices?

Habría que hacer matices, porque lo que sucede con el buenismo es que en la Real Academia tenía una definición que era algo así como ese comportamiento de alguien que con buena voluntad intenta arreglar un problema pero debido a que es un poco ingenuo o que desconoce los mecanismos del alma humana resulta que no lo arregla o lo empeora. Pero esa era la definición original y luego eso se ha ido extendiendo y lo han empezado a usar para estigmatizar a cualquier tipo de persona que intente hacer algo bueno, le salga bien o mal. En el libro viene un listado de cosas y personas a las que he oído que se ha llamado buenistas a lo largo de un año y hay de todo, desde el Papa a las albóndigas veganas. Y en ese sentido, si el buenismo es cualquier intento de hacer algo bien, el malismo tiene algo que es en contra, pero no es exactamente éso. El malismo, según lo he definido yo, es una especie de estrategia de comunicación que consiste en hacerse el malo o declarar que piensas o que has hecho cosas malas para obtener un beneficio a cambio.

El malismo consiste en hacerse el malo o declarar que piensas o que has hecho cosas malas para obtener un beneficio a cambio

Uno de los capítulos del libro se titula “Buenismo mejor ser cándido con buenas intenciones que un mierdas”. ¿Es mejor ser bueno y honrado pero pobre que malo y triunfar?

Por supuesto que es mejor ser bueno que malo.

¿Aunque se sea un perdedor?

Esa es la teoría actual pero también depende de qué es triunfar. Igual estar a gusto contigo mismo está más cercano al triunfo que estar todo el rato interpretando un papel para obtener beneficios meramente económicos.

¿Por qué el malismo se ha abierto camino en nuestra sociedad? ¿Qué ventajas proporciona a los que lo practican?Porque ha abierto camino a los que lo practican está claro: porque proporciona muchas ventajas. El columnista de extremo centro que se hace malista consigue que sus artículos superen los muros de pago de los diarios digitales y se comenten en las televisiones y en las redes sociales, porque las barbaridades que dice crean relevancia. El político consigue separarse del resto de sus compañeros y empieza a aspirar a obtener puestos de mayor poder en su partido. En las redes sociales a aquellos que tienen el tic azul y se hacen malistas al obtener mayor relevancia les pagan por haber tenido mayor interacción y consiguen dinero. O sea, los beneficios están claros. Lo que no está claro es por qué sucede esto. Yo no lo tengo claro. Sí que tengo claro que los que lo hacen es porque reciben todo tipo de beneficios, pero por qué las personas, el público en general aplaude a los que hacen esto, no lo tengo claro. Hay parte de moda, hay parte de maldad intrínseca, no se sabe, pero el caso es que está más de moda que un millonario diga que ha jodido a sus trabajadores o que les ha echado como hizo Elon Musk y que va a expulsar a más porque le da gana que el antiguo millonario que para presumir e intentar dar una imagen buena decía que había hecho una obra benéfica. Ahora, al que hace una obra benéfica nadie se lo cree y a la gente le parece un pringado, lo haya hecho solo por promocionarse o porque quiere hacer algo bueno de verdad. En cambio hacer algo malo todo el mundo lo interpreta como “¡oh!, este tío por lo menos dice la verdad” y recibe el beneficio de ser envidiado, de que sus empresas vayan mejor, etcétera.

¿En los medios funciona el malismo? ¿Venden más los que lo practican que los que se limitan a informar objetivamente?

El clickbait se basa en el malismo por un lado y por otro en decir cosas completamente ridículas que no sabes a qué atienen y hacen que la gente pinche en esa noticia para ver de qué están hablando cuando el titular ha soltado tal locura que no sabemos interpretar. Los medios de comunicación, los políticos, los publicistas lo utilizan porque da resultado. Yo creo que no son conscientes en muchas ocasiones, los políticos más, pero no son conscientes del mecanismo que están usando. Los medios de comunicación saben que la noticia sosa no vende, no arrastra visitas en la web y hacen esa mezcla de decir barbaridades y bulos o de confesar maldades.

¿El más malo de los malos, el emperador del malismo es el Elon Musk que citaba? ¿O es Donald Trump? Hay muchos

Hay muchísimos. Trump es un precursor. De hecho, a aquello que dijo de que podría disparar a alguien en la quinta avenida y no perdería ni un voto, sólo le faltaba añadir “y ganaría votos” para ser ya la definición más cercana a la que doy yo de malismo. Pero Trump, como todos los políticos que son malistas, no es puramente malista. La estrategia de utilizar el mal para darse a conocer a veces la modulan cuando ven que una de las barbaridades que han dicho no funciona del todo. Ayuso, por ejemplo, dice “estoy en contra de la justicia social”. Cuando ve que tiene alguna oposición -“¿cómo vas a estar a favor de la injusticia, mujer?”-, entonces, la retoca un poco, la modula. Dice: “no, quería decir que la izquierda usa el concepto justicia social mal, porque en realidad no son justos”. Trump también hace ese tipo de cosas. Mientras que Elon Musk, no. Elon Musk es un malismo más puro porque pocas veces tiene que modular las barbaridades que hace y dice.

Que un hombre así posea una red social como X, con tantos millones de seguidores, es muy peligroso, ¿no?

Es peligrosísimo. Al principio utilizó alguna mentira. Decía que iba a comprar Twitter para que haya libertad -el concepto de libertad siempre se usa muchísimo- y todo el mundo pueda decir lo que quiera y que así no haya trolls, y lo que ha conseguido es una red en la que he visto hoy que no puedes seguir a los de Palestina porque los ha bloqueado. Cada vez hay más gente que se va, el discurso del odio ha crecido muchísimo, los trolls son de una intensidad nunca antes vista en Twitter. Y el tío, si de verdad pretendía lo que decía al principio, pues es un inútil como gestor porque ha hecho una basura de red. Y si pretendía esto, que es lo que parece, está claro que es un peligro terrible. De hecho, ahora ya dice que si gana Trump va a ocupar algún puesto en su administración.

Elon Musk es un malismo puro porque pocas veces tiene que modular las barbaridades que hace y dice

En la comunicación política está muy introducido este malismo. Lo recuerda en el libro haciendo referencia a expresiones como “Que te vote Chapote”, “Me gusta la fruta”,… ¿Los asesores malistas son los mejores para ganar votos?

Sí, pero siempre lo mezclan con algunos otros trucos. Me preguntan a veces si el malismo es únicamente de derechas. En principio, el mecanismo se puede usar en todo el espectro ideológico. Lo que sucede es que en la ultraderecha el 80% de la popularidad que ha conseguido y el enmarcamiento que ha conseguido del debate político, ha sido a base de malismo. ¿Qué son los que más seguidores consiguen? Pues depende. Yo creo que puede tener un límite, aunque parece ahora que no tiene ninguno. Pero, un día de estos debería decirse hasta aquí. El día que lleguemos ahí, los asesores y los equipos de comunicación decidirán otros sistemas. “Yo no quería hacer esto, yo no era tan malo,…”.

¿El malismo está en la base del éxito de campañas como las de “Se acabó la fiesta” de Alvise Pérez?

Sí, claramente. Alvise ha utilizado el malismo puramente. En la última manifestación facha que hubo en Madrid, Alvise estaba firmando portadas de un periódico, creo que era ABC, en la que salía que le habían pillado cobrando esa mordida de 100.000 euros y él la firmaba todo orgulloso, porque sabe que una foto con ese periódico entre el tipo de seguidores que tiene le da prestigio y la gente le aplaude. “¡Fíjate qué huevos tiene este señor!”. Hace 10 o 20 años, a nadie de cualquier espectro ideológico que le pillaban haciendo algo malo firmaba la portada de un periódico en la cual le habían descubierto. Lo que hacían eran esconderse, se ponían pelucas, decían que no era verdad. Negaban los hechos. No admitían los hechos y encima lo firmaban.

En las series, en las películas hay personajes que despiertan admiración o fascinación como ahora “el Joker” ¿Cómo se lo explica?

Es difícil explicarlo. Muchas veces el director y el guionista estaban a favor de los personajes de justiciero vengativo americano de los 90. O sea, eran de derecha vengativa y les parecían bien las cosas que hacían Harry el Sucio, El Castigador en los cómics o todos estos personajes. La primera película del Joker no te presenta al personaje como un dechado de virtudes, todo lo contrario, y, sin embargo, hay un grupo de gente que se identifica con él. No con alguien que tenía una disculpa para matar porque antes le habían hecho algo a su mujer y a sus hijos. No, no. En The Boys, que es una serie de superhéroes chungos de televisión, hay un personaje súper malvado, el Patriota, que claramente es una parodia de este tipo de actitudes y con las cuales nadie se debería poder identificar. Al contrario, es para decir “este es igual que Trump o que Musk” y, sin embargo, hay gente que utiliza su cara como avatar en las redes sociales. “Este es un chungo y yo me identifico con él”. Hay un momento en la serie que reflejo en el libro que es cuando a él, que está haciéndose pasar por superhéroe, pero en realidad es un supermalvado, se le va a la olla y con su visión calorífica asesina a un manifestante que le llama fascista. Cree que, como lo ha hecho delante de las cámaras, va a perder popularidad. Está asustado pero en unos segundos se da cuenta de que el resto de la manifestación empieza a aplaudirlo. Es exactamente una parodia de lo de Trump cuando habló de matar a alguien en la quinta avenida pero está claro que ese personaje es negativo y, sin embargo, ha salido un montón de gente que se identifica con el Patriota y que hace uso de su imagen.

Está más de moda el millonario que ha jodido a sus trabajadores o que les ha echado que el antiguo millonario que presumía de haber hecho una obra benéfica

¿Pueden los “malismos” de hoy ser los “buenismos” del mañana? El rock and roll fue primero un demonio para muchos y hoy está de lo más integrado socialmente

Dedico un capítulo del libro a las subculturas juveniles y el rock and roll sí que hacía un poco uso de este malismo de andar por casa en un círculo pequeño de “somos los más malos y a veces nos comemos tripas de gato”. Y los del rap salían a pegarse con otros en las calles. Pero se dirigían a un círculo limitado dentro de la juventud y dentro de la juventud la que consumía música. Lo que hay ahora es que muchos de estos malismos ya no se dan en un círculo limitado, ya no promocionan una cosita pequeña que es nuestra música gamberreta y que pertenece a la juventud sino que ahora se dirigen a círculos enormes y es difícil, quiero pensar que es difícil, que esto pueda ir a más sin que tenga consecuencias. Espero que en algún momento se pare porque si no sucederá lo que tú dices, que el día de mañana se verán como chorradas. Como se ve ahora una chorrada, el primer caso del protomalismo que cuento en el libro, cuando la diputada del PP Andrea Fabra gritó “que se jodan” en el Congreso. En el batiburrillo en el Congreso que hemos tenido estos días, por ejemplo, habrá habido media docena de personas que han dicho “que se jodan” y no ha salido en los medios de comunicación porque, debido a cómo ha ido la bola de nieve de barbaridades, que alguien diga “que se jodan” no importa nada.

Hemos pasado del Dios es amor a una interpretación de las religiones que justifican las guerras, a algunas congregaciones religiosas que apoyan a candidatos de ultraderecha. ¿Vamos a peor o Dios nunca fue amor?

Dios ha sido un poco de todo. El Dios cristiano. Pero sí que durante la mayor parte de la socialdemocracia, el Dios cristiano que nos querían vender era un Dios del amor y de la caridad. Y, sin embargo, el Dios que nos traen las nuevas iglesias carismáticas, es un dios vengativo y que produce daño a aquellos que no creen lo suficientemente en él, que, según los líderes de estas iglesias, son aquellos que no les dan suficiente dinero. Y no lo esconden. Dicen “tú no has dado demasiado dinero al líder, no crees lo suficientemente en Dios, con lo que mereces ser pobre, que te salgan las cosas mal o que tengas una enfermedad”.

Apoyan a Bolsonaro, en Brasil, por ejemplo

Sí, sí. Lo que han hecho las iglesias neopentecostales y carismáticas, que es lo mismo, es increíble. Están influyendo en la política mucho más de lo que pensamos.

¿Los buenos, los buenistas, podrían utilizar las armas de los malos, de los malistas, para combatirlos? ¿O eso sería un error garrafal?

Yo personalmente creo que es un error, porque si empezamos a combatir los malismos con más malismos, pues tenemos más malismos, no tenemos menos. Y la idea es que volvamos a un debate un poco más sosegado y que no presumamos de ser malos, por mucho que seamos malos de una ideología o de otra.

Jean-Jacques Rousseau decía aquello de que el hombre es bueno por naturaleza y que la sociedad es la que lo hace malo, la que lo corrompe. Lo escribió en el siglo XVII. ¿Tenía razón?

Era muy rotundo en sus pensamientos, como hacen todos los filósofos, pero yo creo que tiene gran parte de razón. En este tumultuoso huracán de malismo en el que vivimos actualmente, la mitad de las personas que utilizan el malismo para conseguir beneficios no son malas de verdad. Se han dejado llevar por la moda y están compitiendo con otras utilizándolo. Pero no creo que todo el mundo que dice barbaridades se las crea, porque entonces sí que da verdadero terror esta sociedad.

¿El epicentro del malismo está ahora en Madrid? ¿En Roma? ¿En Sao Paulo? ¿En Washington?

No sé donde está pero, desde luego, los dirigentes de Madrid quieren que digamos que está ahí porque eso hace que tengan más importancia de la que tienen, pero no creo que sea verdad. A ellos les viene bien que lo digamos.

Quizás está en Tel Aviv

Ahora mismo, el mal de verdad está claramente en Tel Aviv. La propaganda sionista utiliza estrategias como el malismo. Lo que pasa es que utiliza propaganda segmentada. A los medios occidentales nos dice que los muertos son efectos colaterales, que no querían, que todos los niños que han matado pasaban muy cerca de una base de Hamás, pero su propaganda interna, como los canales de Telegram que utilizan sus soldados para compartirse crímenes de guerra que realizan y que chulean de ellos, es completamente malista y sanguinaria. Creen, y por lo visto parece que les va bien, que presumiendo de haber cometido masacres, eres más famoso entre tus compañeros de ejército. Más malismo que ese no puede haber.

Hay soldados israelíes que presumiendo de haber cometido masacres creen que serán más famosos entre sus compañeros de ejército. Más malismo que ese no puede haber

Su personaje más popular es “Herminio Bolaextra”. Lo va a dejar de dibujar porque se dio cuenta de que su actitud, su picaresca, era “políticamente incorrecta”. ¿No es demasiado drástico aplicarle esa especie de “cultura de la cancelación?” 

Suena un poco a la cultura de la cancelación. Aun no lo he dejado de dibujar pero lo voy a matar, voy a dibujar un álbum en el que muera. No, no es que me haya dado cuenta que es políticamente incorrecto, siempre lo fue, lo que me he dado cuenta es que el políticamente incorrecto lo están utilizando las fuerzas del mal para hacerse los modernos y disimular los sinvergüenzas que son. Entonces no quiero darles ideas ni quiero participar en ese colapso moral generalizado. Pero también creo que, en este contexto, el mecanismo del humor que utilizo para Herminio Bolaextra tiene menor sentido que en otra época porque, en determinado ambiente con unas determinadas reglas morales muy rígidas, que salga un personaje que diga una barbaridad puede ser gracioso y además puede servir para señalar alguna costumbre estúpida o alguna prohibición demasiado drástica, pero, en un contexto en que todo el mundo está a ver quién dice la burrada más gorda y a ver quién mea mas fuera del tiesto, que aparezca un personaje borracho diciendo barbaridades no aporta nada. Es más ruido, con lo que no es tan gracioso como lo era antes. Sumado a que me he aburrido de hacer historietas sobre gamberradas, pues lo mato. Me lo pasaré bien matándolo, que también es un poco gamberro, pero de ahí no volveré a dibujarlo.

¿No le va a saber mal matarlo?

Igual a la larga, porque en el tipo de cómic que hago yo los personajes no resucitan como en Marvel. O sea, si de repente me empiezan a ir bien otra vez las historietas de Herminio, no pienso resucitarlo. Porque una vez muerto no resucitará.

Ahora hacen precuelas

Pues me estás dando una idea que no se me había ocurrido. Lo mato y luego empiezo a hacer historias de la juventud de Herminio. Has buscado la solución antes que yo.

¿La conclusión tras leer su libro es que para triunfar hay que ser un poco o un mucho malista?

Creo que no. Lo que pasa es que ahora mismo mucha gente está triunfando gracias a serlo. Mi libro señala un poco esto que está sucediendo y le pone un nombre para que al ser conscientes de ello no demos el triunfo tan fácilmente a aquellos que utilizan este sistema para triunfar.

Al final del libro dice que no hay conclusiones, ni moraleja, ni nada. Es un poco preocupante

No digo que no hay moraleja. Digo que no me siento capaz, igual que no me he sentido capaz de contar de dónde viene el malismo, de buscar soluciones, pero creo que un primer paso es, como para solucionar cualquier enfermedad, diagnosticarlo a partir de sus síntomas. Cuál es el tratamiento sí que me declaro completamente inútil en dar uno.