En la Fundación SURT creemos y trabajamos por el empoderamiento de las mujeres desde la perspectiva de los derechos, en definitiva, trabajamos para que las mujeres que acompañamos puedan tener una vida digna y un empleo que las sostenga en el sentido amplio de la palabra.

La simbiosis entre SURT y el tejido empresarial es esencial en nuestro trabajo, principalmente porque se convierte en el futuro lugar de trabajo de las mujeres y este debe ser un espacio seguro que permita el crecimiento profesional en igualdad de oportunidades. Desde nuestra experiencia de trabajo y alianza con empresas, hemos comprobado que las alianzas con empresas socialmente responsables son una ganancia compartida.

Por parte de SURT, más allá de que las empresas proporcionen puestos de trabajo para las mujeres participantes de nuestros programas, nos interesa el diálogo con la empresa para desglosar y concretar sus demandas en cuanto a capacitaciones técnicas y competencias. De esta manera, nuestro conocimiento de los perfiles y del mercado laboral se acerca mucho más a la realidad, proporcionando formación de primera mano a las mujeres.

Por parte de la empresa, la principal ganancia es obtener talento especializado y diverso gracias a la realización de formaciones a medida junto con nuestra entidad. Nuestra experiencia de éxito en este sentido es el programa Dones amb Eines, a través del cual hemos formado a 60 mujeres en tres perfiles laborales que se enmarcan en sectores masculinizados, donde se han generado inserciones de éxito. La implicación social de las empresas en este contexto es muy evidente.

El Diversity Day, jornada de empresas organizada por la Fundación SURT en octubre, fue un espacio de reflexión, aprendizaje e intercambio con otras empresas que tienen la voluntad de introducir mujeres en sus equipos. El proyecto Dones amb Eines fue un claro ejemplo en las jornadas en el que las empresas participantes experimentaron un efecto transformador en sus dinámicas de trabajo. Es decir, la implicación del personal en la formación técnica a las mujeres ha generado un valor añadido que se traduce en un mayor sentido de pertenencia a la empresa, identificación con valores de justicia social y una mejora del ambiente laboral en la empresa.

Así pues, como primera conclusión podríamos decir que, con este trabajo en alianza, se conectan profesionales comprometidos, se intercambian ideas y se potencia la colaboración entre sectores como elemento clave para un impacto más grande.

En lo que respecta al propio proceso de inserción, no podemos decir que no haya dificultades cuando una mujer comienza a trabajar en una plantilla mayoritariamente masculinizada. Aquí es donde la Fundación SURT refuerza este proceso con un asesoramiento exhaustivo, tanto a la mujer contratada como a la empresa, garantizando el encaje desde el principio (porque se ha definido conjuntamente qué perfil se busca y qué competencias aporta la trabajadora) y haciendo un seguimiento de esta inserción.

En definitiva, la manera de entender las relaciones entre entidades sociales y empresas ha entrado en una nueva fase, dejando de lado la idea de que la Responsabilidad Social Corporativa se entiende como un tema puramente filantrópico y reconociendo que actualmente debe estar vinculada a la estrategia de la empresa. Las entidades sociales como SURT somos una pieza clave para la transformación del mercado de trabajo con valores de equidad de género y debemos ser capaces de buscar formas de colaboración con empresas con las que compartimos necesidades y valores.

Es muy importante destacar que el impacto de estas acciones va mucho más allá de las mujeres participantes que logran la inserción: en el seno de la empresa, el clima social mejora, pueden aflorar los deseos altruistas de la plantilla generando espacios de colaboración diferentes entre el personal, así como empatía y flexibilidad. Y como última idea con mucha fuerza, cabe decir que hay un impacto social indirecto, tanto desde el punto de vista de la incidencia y el hecho de ejercer de modelo como del impacto directo en las familias de las mujeres.

Es decir, se ha comprobado que las personas implicadas y sus contextos sociales experimentan cambios como resultado de la inserción de mujeres a todos los niveles, no solo en la cultura empresarial o las relaciones en los equipos de trabajo y con la empresa, sino que muestra a otras empresas y al mismo entorno social inmediato que hay otra manera de hacer las cosas que potencia el desarrollo social más sostenible y equitativo.

4o mini
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