Política

Cuando las listas electorales de los partidos de izquierda aún estaban integradas por dirigentes de la clase trabajadora, el comunista Juan Ramos había destacado como sindicalista de CCOO y dirigente del PSUC, del PCC y del PCPE

Los hechos son testarudos y cada vez que se presenta un conflicto importante se confirman: el actual Reino de España tiene un profundo contenido antidemocrático y son las propias instituciones del Estado las que ponen en cuestión las mismas bases del actual régimen. No pueden entenderse de otra manera las decisiones de la Junta Electoral Central

Perú, Chile, Bolivia, Argentina… en todos esos casos el aparato judicial fue un actor decisivo, a veces para reprimir los reclamos populares en las calles, a veces para disciplinar a dirigentes sociales percibidos como enemigos. Irónicamente, el ejercicio de los derechos humanos viene con el peligro de cárcel. De allí la pregunta ¿Por qué es la justicia actualmente un lugar peligroso para los derechos?

Intentar hacer políticas de izquierda sin asegurar el derecho a la vivienda o erradicación de la figura del trabajador pobre es como encargar la organización de una fiesta infantil al mismísimo Herodes, y confiar en que todo acabe bien. No es descabellado pensar que con palos y desahucios contra los Derechos Humanos se provoque la extensión del “fascismo social”

A estas alturas, Junqueras debería salir de la cárcel y el juicio del Procés debería ser declarado nulo. Pero no lo hará, porque eso implicaría admitir que Marchena, quien encarnó la figura del Estado, estaba equivocado. Y esa es una verdad contraria a la esencia de un Estado que vive fosilizado por el miedo al cambio