Las crecientes desigualdades son el substrato donde arraiga la respuesta insolidaria y antisocial, donde el populismo y el autoritarismo anidan. La precariedad del presente y la incerteza del futuro son derivadas de la subordinación del poder político al poder financiero y económico. La respuesta institucional es, tanto en Europa como en España, en Catalunya o Andalucía, decepcionante e injusta

