Si enumerara todo lo extinto daría para llenar un baúl de tristezas. La casa que centrará nuestras preocupaciones de hoy es la superviviente de un pequeño mundo antiguo al que ha contribuido habiendo creado, casi sin querer, una plaza sin nombre de aspecto vetusto. Hay un banco donde muchas veces acompañantes latinas cuidan a viejos españoles. Algunas noches los adolescentes se besan y más de una semana es posible encontrar libros de viejo dejado en estas maderas junto a un solitario buzón de correos, muy importante por lo pronto y ahora mismo un elemento decorativo de inevitable color amarillo.

