La fuente del número 126 de la travessera de Gràcia, antaño una vía romana, no conserva su estado primigenio. Es de suponer que, más o menos a mediados de los años veinte del siglo pasado, el ceramista Salvador Sunet le dio su forma tradicional mediante una serie de azulejos con dos mascarones algo diabólicos que esputan agua hacia dos copas situadas en la parte inferior de su obra

