28 de febrero de 2016. La decimoquinta Asamblea Nacional del BNG elige a Ana Pontón como nueva portavoz de la formación nacionalista. De esta forma se ponía punto final a la trayectoria del economista Xavier Vence como líder de la frente de partidos (2013-2016). Además, se dejaba atrás el modelo bicéfalo, que mantenía separadas la candidatura a la presidencia de la Xunta de Galicia del liderazgo del BNG. En 2012, el candidato a la presidencia había sido el histórico Francisco Jorquera (7 escaños, 10,11 % de los votos). Sin embargo, el panorama para las elecciones que estaban a punto de celebrarse no era muy positivo para el BNG, tras el éxito de las mareas gallegas en las municipales de 2015.

Núñez Feijóo había convocado las elecciones al Parlamento de Galicia el 25 de octubre de 2016. El 2 de septiembre de ese año, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) hacía pública su encuesta preelectoral, siempre la más esperada. Pronosticaba una victoria clara para el Partido Popular (40-41 escaños, 44,9 % de los votos), seguido del PSdeG-PSOE (16 escaños, 19,9 % de los votos) y En Marea (15-17 escaños, 19,9 % de los votos). El BNG conseguiría, según el CIS, mantener su representación in extremis, obteniendo 1 escaño por A Coruña y otro por Pontevedra, sin representación en Ourense y Lugo, con un total de un 5,3 % de los votos. En esa campaña, los expertos en comunicación destacaron el rendimiento de la candidata del BNG en los debates, que finalmente logró un resultado destacado: dos diputados en cada una de las provincias atlánticas y 1 escaño en cada una de las provincias del interior, en total, 6 asientos en el Parlamento de Galicia (8,33 %).

Marea, que había quedado en segunda posición (14 escaños, 19,07 % de los votos), vivió una legislatura 2016-2020 muy movida, incapaz de cristalizar ese éxito electoral y convertirlo en una fuerza con capacidad de preparar asalto al gobierno de la Xunta. Su líder, Luis Villares, abandonaría la política y el legado de esa experiencia acabaría sin representación parlamentaria. Por su parte, los nacionalistas gallegos dedicaron una legislatura entera a reforzarse, hasta superar la crisis interna que habían vivido años atrás.

La encuesta preelectoral del CIS, hecha pública en junio de 2020, confirmaba esa tendencia al alza, ya que le preveía a la formación de Pontón entre 12 y 14 escaños, con una estimación de voto de un 16,8 %. Un resultado que, de haberse confirmado, hubiera dejado al BNG como tercera fuerza en el Parlamento de Galicia. Sin embargo, las urnas situaron a Ana Pontón como jefe de la oposición en Galicia, con 19 escaños y un espectacular 23,79 %. De la resiliencia a la «generación sorpasso», que volvió a situar a los nacionalistas de izquierdas por delante de los socialistas como alternativa al PP.

Las tres batallas

La primera tarea de aquel nuevo BNG fue evitar convertirse en extraparlamentario y residual, consolidando a la nueva líder y apostando por una renovación y apertura más que evidente. La segunda gran victoria de Pontón consistió en pasar a encabezar, en un contexto de pandemia, la alternativa al Partido Popular de Núñez Feijóo y Alfonso Rueda.

El escenario actual nos presenta el tercer acto de esta historia, con un tercer reto mayor que los dos anteriores. Ahora, Ana Pontón aspira a la presidencia, con una estrategia centrada en llegar a diferentes capas de la sociedad, homologable a la que otras fuerzas de izquierdas defienden en Irlanda, Escocia, Cataluña o País Vasco. La líder del BNG no parece conformarse con crecer electoralmente, como apuntan todas las encuestas. Pontón pretende obtener el mejor resultado de la historia de los nacionalistas gallegos para encabezar un gobierno de cambio progresista (a la fuerza, en coalición).

Para lograr este objetivo, ha diseñado una campaña en la que se ha mostrado cercana con el electorado, preparada dialécticamente y con una imagen moderna que contrasta con la de sus principales adversarios. De hecho, Pontón, de 46 años, es la candidata a la Presidencia de la Xunta más joven entre los cabezas de cartel. No parece casualidad que sea la candidata preferida, ampliamente además, por los gallegos menores de 45 años, según los datos del estudio preelectoral del CIS. El barómetro, hecho público antes del primer debate televisivo, confirmó el retroceso del PP de Rueda (42,2 %), que estaría cerca de perder la mayoría absoluta (34-38). Le seguirían el BNG (32,9 %, 22-26 escaños) y el PSdeG-PSOE (20,1 %, 13-15 escaños). Sumar Galicia y Democracia Ourensana se estarían jugando en esta campaña obtener un escaño en el parlamento gallego o quedar fuera (0-1).

Pontón es la candidata más valorada, con una puntuación de 5,74, y se considera la más comprometida con los problemas de Galicia, según el 36,8 % de los encuestados en la encuesta del CIS. Estos datos indican que el Partido Popular está atravesando su peor momento en décadas. A pesar de ello, la fuerza conservadora, que ha sido hegemónica en Galicia, podría revalidar por quinta vez consecutiva su mayoría absoluta. Sin embargo, el sucesor de Feijóo parece no haber sido capaz de recoger su legado de la mejor manera. De confirmarse las estimaciones de voto del CIS (42,2 %), el PP obtendría su resultado más bajo en unas elecciones gallegas en cuarenta años. Habría que remontarse a 1985 para encontrar un dato más bajo: el 40,4 % obtenido por Alianza Popular.

El efecto Pontón

Los medios de comunicación han comenzado a destacar el «efecto Pontón», más relevante que nunca tras demostrar su superioridad en el único debate electoral en el que participó el actual Presidente de la Xunta. Uno de los momentos más virales y sorprendentes fue cuando Rueda recomendó al electorado que leyera el programa del Bloque Nacionalista Gallego, proporcionando material destacado para las redes sociales.

La candidata, vestida de blanco, ha utilizado en sus carteles el mensaje explícito «Ana Pontón Presidenta», sobre un fondo blanco y con el eslogan «Agora. Ahora». Esta imagen profesional, acompañada de autenticidad, se reforzó el primer día de la campaña electoral cuando los nacionalistas gallegos convocaron a los medios en la cocina de la casa de los padres de la candidata. Esta imagen, tradicional y emotiva, ofrece un contraste con lo habitual en la política actual. Los señores Pontón y Mondelo, emocionados, hablaron de su hija, conscientes de la oportunidad que se presenta este 18 de febrero.

Pontón ha expresado recientemente su deseo de tener el poder de detener el tiempo, similar al de las protagonistas de la serie «Embrujadas», probablemente para tomar un respiro antes de encarar la recta final de la campaña. Serán las gallegas y los gallegos quienes tengan la última palabra en la tercera batalla de Ana Pontón.

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