En los últimos meses se ha popularizado el debate periódico sobre la situación de lengua minorizada del catalán y, al mismo tiempo, la importancia de mantenerla viva. La última de estas discusiones se generó en torno a la figura de Miquel Montoro por afirmar en un vídeo de “Preguntas y Respuestas” que pasaría a hablar en castellano, ya que así podría llegar a un público mucho más amplio.

El cambio de lengua de Miquel hizo reaccionar a una parte muy considerable de las redes sociales. Fue sólo la excusa para volver a poner sobre la mesa discusiones sobre la diglosia, la desvalorización del catalán o que  “la lengua está muriendo”. Mucha gente que había situado en un pedestal a un joven mallorquín de 14 años por hacer su contenido en catalán cambió de actitud, incluso atacándolo por ser un “vendido”.

Ante esta situación, debemos tomar conciencia y hacer reflexión colectiva: ¿fue el cambio de lengua de este chico catalanoparlante en YouTube el problema o el síntoma de un fenómeno mucho más amplio y complejo? Centrar el debate lingüístico en acciones concretas e individuales de ciertos personajes públicos -como son Miquel Montoro o, en otra escala, Rosalía- nos puede hacer desdibujar cuál es el problema de fondo real. La situación de desigualdad e inferioridad -social, cultural y política- del catalán hacia el castellano. Que ciertas figuras públicas acaben pasándose al castellano por ser una lengua más valorada en el mundo cultural y de ocio debería hacer aún más conscientes de ello. Lo vemos en la gran cantidad de YouTubers e influencers catalanes que hacen su contenido exclusivamente en castellano, como son Auronplay o Dulceida.

Centrar el debate lingüístico en acciones concretas e individuales de personajes públicos desdibuja el problema de fondo real. La situación de desigualdad e inferioridad -social, cultural y política- del catalán

Las acciones individuales y personales pueden estar muy bien -y son totalmente necesarias- desde la “militancia lingüística” y pueden ser la raíz de una toma de conciencia de la minorización del catalán y la necesidad de mantenerla viva en nuestro día a día, pero no podremos abordar realmente el problema sin entender que es un problema estructural y que, por tanto, se necesitan medidas colectivas y que las instituciones se impliquen. Hay que revivir y repensar las políticas de normalización lingüística y de defensa de la lengua para que sean realmente efectivas y que la tarea de “salvar el catalán” no recaiga en la primera persona que empiece a hacer contenido audiovisual en sus redes.

El sociolingüista J. Fishman, especializado en la planificación lingüística y el bilingüismo, y al que debemos el concepto de “diglosia amplia”, ya afirmó durante los años setenta que “el bilingüismo es esencialmente una caracterización de la conducta lingüística individual, mientras que la diglosia es una caracterización de la organización lingüística en el ámbito sociocultural”Se puede afirmar que, realmente, no hay sociedades bilingües per se, sino que los individuos son los bilingües. El bilingüismo para la comunidad dominante es optativo, mientras que para la dominada es obligada. No se consideran bilingües sociedades como la danesa o la holandesa -cuando el conocimiento de una segunda, e incluso tercera lengua, está popularizado-, pero sí la vasca, la catalana o la gallega.  

Y como problema colectivo, tenemos que hablar de las responsabilidades de las instituciones y los medios de comunicación y audiovisuales que tenemos, ya que en los últimos años el contenido que se ha emitido en catalán ha estado muy centrado en defender nuestra identidad catalana -que no está mal, pero tiene que salir de esto si lo que queremos es universalizar nuestra lengua. La defensa, única, de nuestra identidad también puede hacernos caer en no sólo una visión esencialista dentro de la misma Catalunya, sino que se parte de la idea de que lo que se produce en catalán se reduce al territorio del Principado, sin tener en cuenta al País Valencià, Balears o la Catalunya Norte.

Reivindicar el catalán como lengua universal para hablar de todo no sólo en el espacio privado, sino también en el público, debe pasar por reivindicarlo de una forma amplia y transversal, entendiendo las realidades territoriales del País Valencià, Balears y Catalunya Nord

Hacer contenido en catalán no puede significar centrarse sólo en contenido de o sobre Catalunya. Reivindicarlo como lengua universal para hablar de todo -cine, literatura, gaming o hacer lavadero- no sólo en el espacio privado, sino también en el público -como la televisión, las redes sociales o YouTube- debe pasar también por reivindicarlo de una forma amplia y transversal, entendiendo las realidades territoriales del País Valencià, Balears y Catalunya Norte.

Centrarse en las conductas individuales y rehuir completamente la crítica políticocultural del catalán puede hacernos olvidar la necesidad de la implicación de las instituciones a partir de los presupuestos o la defensa institucional -por ejemplo, financiar el contenido audiovisual en catalán en plataformas de masas como YouTube¹, en las que se encuentran gran parte de la juventud y que están monopolizadas por el castellano y el inglés. El capitalismo de plataformas se come las lenguas más pequeñas si no hay instituciones públicas que las defiendan y la incentiven.

Como se ha mencionado con anterioridad, nos centramos demasiado en la discusión sobre el problema que implica la diglosia y que gente catalanoparlante pase al castellano por mayor valorización social. Es una cuestión preocupante pero realmente es el síntoma,no el problema de fondo -mucho más condicionado por partir de una situación de inferioridad. Tenemos más gente que nunca que sabe catalán pero, en cambio, el catalán decrece como lengua de uso público. En esta situación, necesitamos reivindicar su uso público.

Quizás, el debate público debería estar más centrado en cómo valorizamos el catalán. Cómo lo acercamos a recién llegados, a la gente joven … Cómo hacemos atractiva la lengua y aumentamos el número de hablantes habituales del catalán. Catalunya tiene siete millones de habitantes y el catalán tiene 10 millones de hablantes. En Catalunya, el catalán es la lengua habitual del 47% de la población: ¿como la acercamos al otro 53%? ¿Cómo hacemos que los jóvenes catalanoparlantes no se vean obligados a cambiar al castellano para hacer su contenido en redes y que los jóvenes castellanohablantes descubran que pueden vivir una lengua, que también es la suya, furea de las aulas?

Tenemos más gente que nunca que sabe catalán pero, en cambio, el catalán decrece como lengua de uso público

Según los datos del IDESCAT, en los últimos años hemos sufrido un retroceso en cifras absolutas del uso habitual del catalán -2.305.100 frente a los 2.696.200 de 2013- y también en valores relativos -36,1% frente al 43,1%. El catalán ha seguido aumentando tanto en hablantes -81,2% – como en conocimiento escrito -65,3% – de la población, pero continúa disminuyendo en porcentaje respecto al total de la ciudadanía catalana: mientras el catalán se ha mantenido como lengua habitual de un 35,6% en 2008 y de un 36,1% en 2018, el castellano aumentó desde el 45,9% de 2008 al 48,6% en 2018² . Unos datos más significativos nos muestran que el uso privado del catalán se mantiene -aunque con un mayor uso del castellano-, pero decrece exponencialmente en el espacio público: desde el gran comercio hasta el uso del móvil.

Estos datos no son banales, el crecimiento del conocimiento de la lengua -en términos de entendimiento, habla, lectura y escritura-, fue rápido durante los años ochenta y noventa, viviendo un estancamiento durante la primera década de siglo. ¿Como ha influenciado el crecimiento de la inmigración exterior en la reproducción de estas dinámicas? ¿Cuál ha sido la tarea de nuestras instituciones para acercar la lengua a los recién llegados de una forma que también la vivan como su de la misma forma que se hizo en los años ochenta con la migración castellanohablante?

Punto y aparte. Acercar la lengua a nuevos hablantes y recién llegados debe venir acompañado de un cambio en nuestra actitud ante “la castellanización del catalán”. Durante el siglo XX, el barcelonés ha sido el dialecto del catalán que ha sufrido más presión del castellano por la inmigración castellanoparlante, provocando su desprestigio y que se ridiculizara. Sólo el 25% de los ciudadanos de Barcelona y de la AMB utilizan el catalán de forma habitual. Hacer mofa de este acento es realmente contraproducente para la normalización de la lengua, sobre todo porque puede provocar la situación contraria que queremos: que a la gente le dé vergüenza hablar el catalán³.

El de Barcelona es el catalán que más ha sufrido la presión del castellano. Mofarse de ese acento puede provocar la situación contraria a la que queremos: que a la gente le de verguenza hablar catalán y no lo haga

Volviendo a citar a Fishman, en sociedades en las que hay más de una lengua y hay un predominio de una sobre la otra, “la lengua prestigiosa desplaza a la lengua menos prestigiosa”. Quizás en el caso de Catalunya esta situación no está tan acentuada y se da a pequeña escala, pero indudablemente en el resto de territorios catalanohablantes se sufre esta dinámica que minoriza, aún más, la lengua. Uno de los éxitos de todo el proceso de normalización lingüística que pudimos disfrutar en Catalunya fue la valorización social del catalán y poder entenderla como lengua de uso público. En los últimos cuarenta años, se han dado grandes pasos para que ésta no muera, pero hay que avanzar y no quedarnos estancados en lo que ya tenemos.

Me reafirmo en la necesidad de políticas públicas, así como de financiación de la cultura por parte de la Generalitat y las subvenciones a la lengua. Establecer políticas públicas de normalización e inmersión lingüística ha de pasar, también, por repensar lo que ya tenemos y nos funcionó, ya que tal vez lo que funcionó hace veinte años no sirve ahora para acercar la lengua a ciertos sectores de la población como la juventud -sí, hablo del 3XL³. Las nuevas iniciativas deben pasar por la adaptación a las nuevas tecnologías, pasar al streaming y al YouTube, financiación de doblajes y subtítulos en catalán -o que se faciliten los doblajes en catalán que ya tenemos para que se incorporen al catálogo de las actuales plataformas de streaming.

Cierro el artículo con esta cita de Antoni Badia i Margarit, quien dijo que “para romper la actitud de cierre, pasando a una nueva actitud que nos pueda llevar a superar la concepción de grupo o de élite habrá que luchar de nuevo para acercar la lengua y la sociedad hacia una identificación recíproca”. Mantener vivo el catalán tiene que pasar, sí o sí, por que sea lengua de identificación de gran parte de la sociedad catalana. Y esto sólo puede ser a través de un amplio debate entre la sociedad catalana en todo su conjunto y el modelo de construcción nacional que se quiere.

Denunciar y romper con la concepción de la lengua como arma partidista que lleva años intentando hacer Ciudadanos en el Parlament a la vez que desarrollar una normalización que genere incentivos a escala social como el prestigio y con posibilidad de ganarse la vida en el mundo de la cultura en catalán -de la misma forma que así se ha vendido el castellano en Catalunya desde hace años y años.


Notas

  1.  La web gaming.cat difunde en esta entrada los canales de YouTube y Twitch que hacen contenido en catalán. También difunde proyectos de videojuegos, webs, podcasts y comunidades en catalán.
  2. Datos del IDESCAT sobre los usos lingüísticos de la población (2018).
  3.  Con esto no quiero caer en argumentos que no tengan en cuenta la importancia de hablar un catalán “correcto”, sino que hay formas y formas de notificar algunos errores -que en muchos casos son incluso fonéticos y no tan importantes-. También debemos entender que es normal que por el contacto con otras lenguas el catalán se vea influenciado, de la misma forma que nos pasa cuando hablamos castellano y hacemos catalanismos
  4.  Más recomendaciones. Este vídeo del youtuber Marc Lesan es muy recomendable para empezar a repensar como impulsamos nuevas iniciativas que entretengan a la juventud

Este análisis fue publicado originalmente en Debats pel Demà. Puedes leer la versión original, en catalán aquí

Debats pel demà

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