María se levanta, como nosotros, muy temprano para trabajar. De camino al trabajo, el coste del tren que suele coger ha aumentado dos euros. María lo desconoce, y es que la administración pública ha decidido ceder la gestión de la red al fondo Macquaire, que ha aumentado precios y paralizado reformas de mejora. María trata de animarse pensando en que pronto estará trabajando con sus compañeras. Llega a la residencia de ancianos, en la que todos quieren a María por su simpatía y amabilidad. Bueno, todos no la quieren. En realidad la dirección sólo ve en María un sujeto que explotar. Desde hace un año la dirección es ocupada por un fondo llamado Sagesse Retraité Santé. Este fondo ha decidido que María pase a trabajar como proveedora. A partir de ahora ella tendrá que darse de alta como autónoma, pagando las cotizaciones sociales de su bolsillo. Además, el fondo también ha reducido su remuneración en un 10%, a pesar de que debe atender a más personas en menos tiempo. El fondo le vende a María que estos cambios incentivaran su espíritu emprendedor y mejora de eficiencia.

Angustiada, María tan sólo desea llegar a su hogar, un piso público en alquiler que tardó años en conseguir. El piso necesita unas reparaciones, aunque al menos tiene la seguridad de que el precio no se disparará año tras año. Pero antes de que María se derrumbe sobre el sofá, tocan a su puerta. Recibe un burofax: éste indica que su vivienda ha sido vendida al fondo Blackstone, que ha decidido paralizar todas las reparaciones y aumentar el precio de su alquiler en un 12%. Asustada, María trata de calmarse bebiendo un vaso de agua. Pero al abrir el grifo no sale ni una gota: el mantenimiento de la red de distribución de agua ha sido cedido al fondo Brookfield, que cobra mensualmente sustanciosas comisiones al Ayuntamiento local; a pesar de que ha reducido tanto la plantilla de trabajadores que las cañerías ya no son funcionales para un tercio de la ciudad.

Tras una hora intentando calmarse mediante ejercicios de respiración, María abre la nevera para prepararse la cena. Pero en la nevera sólo hay dos tarros de salsa. Con la tensión del día, María se ha olvidado de hacer la compra, cada vez más ajustada por la subida de los alimentos. Un fondo llamado CVC, que controla varias empresas mediadoras y productoras de alimentos, ha estado encareciendo los precios de la comida. María piensa que al menos es una buena trabajadora, y que algún día se podrá jubilar. María no sabe que en estos mismos momentos, un político está negociando la privatización de las pensiones con el fondo BlackRock, que utilizará el dinero cotizado por los ciudadanos para invertir en otros fondos. Si las inversiones salen bien, María verá revalorizada su futura pensión en 30€ o 40€ anuales, que ya se ocuparán de extraer otros fondos. En cambio, si las inversiones salen mal, María perderá la mitad o más de su dinero cotizado, como ya pasó con el fondo de pensionistas de profesores de Pensilvania en el año 2013. Y tanto si las inversiones salen bien como mal, los directivos de BlackRock se embolsarán millones de euros en concepto de comisiones de gestión.

María termina el día viendo la televisión, como muchos de nosotros. No sabe que el precio de la electricidad que hace funcionar la televisión ha aumentado en otro 4%. Ello es debido a decisiones del fondo Basket Renewable, que gestiona infraestructuras eléctricas construidas con dinero público. En el programa de televisión aparece un renombrado político. El político traslada que los ciudadanos viven por encima de sus posibilidades. Que si queremos llegar a fin de mes, tenemos que quitarnos lujos. ¿Se referirá a beber agua o a vivir bajo un techo? Acto seguido, realiza un discurso acalorado contra el populismo que defiende subir los impuestos a las multinacionales, cuando resulta imperativo eliminar toda recaudación fiscal a los fondos y ceder la gestión de todo el entramado público al sector privado; pues es la única manera de que seamos un mercado competitivo para que corporaciones como Macquaire, Sagesse Retraité Santé, Blackstone, Brookfield, CVC, BlackRock y Basket Renewable quieran ampliar sus operaciones en el país.

Pero María ya intuye la verdad. Los fondos son empresas de extracción que no producen nada ni generan ningún servicio. Reciben altas comisiones por la gestión de infraestructuras públicas. Rebajan su calidad. Se nutren de nuestros impuestos. Recortan los salarios. Extraen el valor que producimos cada día con nuestro trabajo. En otro tiempo dirían que su modelo es robarnos. Hoy algunos políticos lo llaman economía de mercado.   

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