“Yo no sabía ni que había una lengua que se llamaba catalán. No me ha costado aprenderla. Ahora hablo catalán con algunas personas, creo que es importante para vivir y para trabajar”. Así se expresa Alena, una joven de 14 años originaria de Moscú que llegó a Barcelona cuando tenía 13 años y que ha estudiado catalán en el aula de acogida acelerada del Instituto Teresa Pàmies.
“Es muy divertido. Con los amigos y las amigas jugábamos cada día. Ahora siento que necesito aprender más”, explica, a pesar de que confiesa que durante las vacaciones descansará. Son ocho los institutos que este curso 2023-24 han puesto en marcha las aulas de acogida acelerada, con un total de 134 alumnos. Durante cuatro meses han hecho 30 horas semanales de catalán, con el objetivo de que aprendan rápidamente la lengua en un nivel básico para poder seguir los cursos de ESO ordinarios.
Schriphrra también tiene 14 años y ha ido a la misma aula de acogida acelerada que Alena. Hace unos ocho meses que llegó desde el Congo a Catalunya y hace seis meses que empezó las clases. Habla despacio y con un catalán correcto: “Antes era difícil porque hablaba francés y lingala, ahora hablo catalán y castellano. Hablo catalán con amigos del instituto, y con otros amigos hablo castellano”. “Ahora tengo amigos en la escuela, la lengua me ha ayudado”, añade.
Jugar con los verbos
Schriphrra, que tiene muy claro que quiere ser veterinaria, quiere continuar estudiando: “Me gusta mucho y tengo muchas ganas”. Lo que más le gusta son los juegos, y es que una manera de aprender los verbos, por ejemplo, es jugando. Carme Vieitez es una de las dos profesoras del aula. Hoy, día de despedida, han repasado los verbos con las ocho personas que había en clase. En una ruleta hay diferentes verbos y, por azar, ha tocado en primer lugar el verbo comer (en catalán, ‘menjar’). Hay cuatro grupos de dos personas y cada grupo, en una pizarra, ha tenido que escribir en “tú” en “presente”. No todo el mundo ha escrito “tu menges” correctamente, pero pronto han recordado el cambio de “j” por “g”. Han seguido con el verbo colgar (‘penjar’), con la forma ”ellos” en presente, y con el verbo cantar, en la forma “yo” del pasado lejano.
Hace dos años que Carme es docente de catalán y castellano. “El aula de acogida acelerada permite hacer una inmersión lingüística” y dotar el alumnado “de herramientas bastante solventes para estar al aula ordinaria”, resume. De otro modo, indica, que una persona que no conoce ni catalán ni castellano empiece las clases, puede ser “caótico”.
Acompañamiento
“El aula de acogida acelerada es la bienvenida al país. A mí me han llegado a preguntar si Barcelona tiene mar. O comentan que han visto una montaña”, ejemplifica, para ilustrar que son menores que no vienen por decisión propia, sino de sus familias, y que llegan a un mundo nuevo.

Por eso, indica la profesora, el acompañamiento es igual de importante que el conocimiento de la lengua. Se trata de un acompañamiento en el luto migratorio porque han dejado amistades y un entorno que conocían. Durante los primeros días del curso, recuerda Carme, que ha tenido 18 alumnos, los había que tenían una actitud reservada y otros que mostraban mucha ilusión. Meses después, cuando ya habían acabado, lo que verbalizaban era que querían quedarse más tiempo: “Los tenemos más protegidos y tenemos planes individualizados”, asegura, para lo que cuentan con orientadoras del centro y con el contacto próximo con las familias.
Mientras las aulas de acogida ordinarias tienen pocas horas de catalán a la semana y se hacen en el mismo momento que el curso habitual, las aulas de acogida acelerada solo hacen catalán, con el objetivo de que el alumnado se incorpore lo antes posible al curso que le correspondería.
“He hecho nuevos amigos y he aprendido un nuevo idioma”
Camila llegó de Brasil en agosto de 2022, pero el curso pasado lo pasó mal en clase porque no conocía ninguna de las dos lenguas oficiales. Entrar al aula de acogida acelerada ha sido, para ella, todo un descubrimiento: “Yo antes estaba siempre sola porque no hablaba ni catalán ni castellano. Aquí tengo amigos y amigas en el patio. En clase también hay una diferencia muy grande porque puedo leer en catalán y a mí me encantan los libros. Ahora, las clases son mejores, he hecho nuevos amigos y he aprendido un nuevo idioma”.
Camila no solo habla catalán en el instituto. Juega a voleibol y también lo habla con las compañeras del equipo. Lo ve útil para un futuro trabajo, para viajar y para relacionarse, consiguiendo el doble objetivo que persigue el programa iniciado este año: que no abandonen los estudios y que tengan más competencias sociales.
La mayoría adquiere el nivel básico
Según datos del Consorcio de Educación de Barcelona, el mes de enero, 119 de los 134 alumnos matriculados en las aulas de acogida acelerada hicieron el examen A2 de catalán y un 74% lo aprobó. Antes, entre el 30 de noviembre y el 12 de diciembre, 122 de los 134 se presentaron al A1 (nivel más básico) y lo superaron el 88%.
Los mismos datos indican que, entre las personas que no superan el examen, hay quien tiene necesidades educativas especiales, que suponen el 29% de las suspendidas. Por otro lado, un 32% que no ha aprobado saca más de un 4. En relación con el alumnado no presentado, suele ser por casos de absentismo, analfabetismo o necesidades educativas específicas.
Continuidad del programa el curso 2024-25
Una vez logrado el A2, el alumnado puede incorporarse a las aulas ordinarias. Para el curso 2024-25 se prevé continuar con este modelo en ocho institutos, que no necesariamente tienen que ser los mismos que los de la prueba piloto de este año académico. Además, se prevé incorporar como prueba piloto dos aulas específicas para estudiantes de habla hispana, puesto que se estima que el ritmo de aprendizaje tendría que ser más rápido que el del alumnado de lenguas no románicas.
El objetivo de las aulas de acogida acelerada de este curso ha sido que el alumnado recién llegado se incorporara al sistema educativo de la ciudad entre segundo y cuarto de ESO con un dominio básico del catalán. Por eso, han hecho 30 horas semanales para lograr competencias comunicativas, que incluyen, no solo la lingüística, sino también la competencia sociocultural, el acompañamiento psicopedagógico y emocional. El periodo formativo finalizó el 31 de enero.
Los centros que han acogido estas aulas han sido los institutos Verdaguer, Martí Pous, Angeleta Ferrer, Juan de Austria, Barcelona-Congreso, Menéndez y Pelayo, Teresa Pàmies y Lluís Vives. Según las posibilidades de cada centro, han mantenido al alumnado o se ha redistribuido en otros institutos para incorporarse al aula ordinaria.


