“La vida de los manteros sí importa”. Ese ha sido el grito, compungido, de cientos de vendedores ambulantes esta tarde de viernes. Pese al dolor, contenido en sus voces cuando recordaban a Mame Mbaye (el mantero y activista muerto de parada cardíaca unas horas antes en Madrid), los vendedores se han manifestado con contundencia en el centro de Barcelona en la marcha más grande del colectivo desde la que pidió la excarcelación de Sidil Moctar –en prisión por golpear a un policía– dos años atrás.
A diferencia de aquella ocasión, los pasos de los vendedores han sido secundados por un gran número de personas ajenas al Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes, ciudadanos que han criticado también la violencia policial contra los manteros y que han apoyado las tesis del colectivo: la ley de Extranjería es el paraguas que provoca que los vendedores no puedan dejar la calle.
Los manifestantes, entre los que también se contaban entidades como el Espacio del Inmigrante, Tanquem els CIE o Tras la Manta, han rodeado la plaza de Catalunya –uno de los lugares donde se produce de forma recurrente la venta ambulante– con prudencia, vistos los disturbios en Madrid el jueves. Los incidentes en la capital se produjeron tras confirmarse la muerte, a causa de un infarto de miocardio, de Mame Mbaye, un vendedor ambulante nacido hace 34 años en Senegal. El mantero murió tras huir de la policía; veinte minutos antes, según el Ayuntamiento de Madrid, se había producido un operativo de los cuerpos de seguridad.

Las muestras de rechazo por la muerte de Mbaye se han producido a lo largo de este viernes también en la capital del Estado, sin más incidentes. Además, mientras la manifestación en Barcelona se sucedía, otras tantas protestas se han reproducido en ciudades como Valencia, Zaragoza, Manresa o Burgos.
Contra una ley que “condena”
Las palabras han cambiado, pero el mensaje de fondo ha sido el mismo en todas las manifestaciones paralelas: las diferentes concentraciones han clamado contra la violencia policial, pero lo han hecho con especial vehemencia también contra la ley de Extranjería, una norma que “condena” a los migrantes. Así lo describía unos de los portavoces del colectivo, Aziz Faye, este viernes en un artículo para este medio. La idea también la ha sostenido el propio Faye durante la marcha en Barcelona.
“La actuación policial fue la responsable directa de su muerte y es extraño que el acoso en la calle no provoque todavía más situaciones tristes como la que vivimos la tarde de este jueves. Pero hay un responsable superior a la policía: la Ley de extranjería, y el gobierno y las instituciones que la aplican. Su racismo es el asesino. Su racismo hace que seamos siempre ilegales a ojos del sistema, que seamos delincuentes”, destacaba Faye.
La versión de los vendedores la sustentan también otros colectivos y entidades de la ciudad desde hace años. Es el caso del Centro por la Defensa de los Derechos Humanos, Irídia. Así lo destacaba uno de sus abogados, y que ha defendido causas en pro de los vendedores en otras ocasiones, Andrés García Berrio. “El debate no es sólo si pueden poner la manta o no, sino si es normal que en nuestra sociedad haya gente que esté diez años viviendo y que esté fuera del sistema. El debate es de derechos civiles y políticos, sino estaremos viendo solo la punta del iceberg”, decía el letrado.
El recuerdo de Mor Sylla
La de este jueves fue la primera muerte de un mantero con la sombra de la actuación policial en Madrid. Pero no es la primera que se produce en el resto del territorio. En el verano de 2015, en Salou, un municipio turístico de la costa tarraconense, un vendedor senegalés moría en extrañas circunstancias. Se precipitaba desde su balcón tras la entrada de la policía en su casa.
Mor Sylla, senegalés de 50 años con más de quince en territorio español, moría a las 6 de la mañana, poco antes del inicio de su jornada habitual en el paseo marítimo de la localidad. Fue a esa hora cuando varios agentes de los Mossos d’Esquadra irrumpieron en su piso. Si bien los manteros acusaron desde el primer momento a la policía de haber empujado a Sylla por el balcón, el intendente de la policía, Xavier Gámez, destacó el mismo día de la muerte del senegalés que el cuerpo de seguridad entró a la vivienda al grito de “policía” y que cuando el fallecido intentaba huir por el balcón sobrepasó la barandilla. Gámez sostuvo “no tener constancia” que hubiese habido contacto físico entre los agentes y el mantero. En cambio, un compañero de piso de Mor sí aseguró que hubo forcejeo con los Mossos.
La Audiencia de Tarragona acabó archivando en febrero de 2016 el caso sobre la muerte de Sylla. Aún así, el recuerdo del vendedor para los manteros late con fuerza todavía.
Así lo ha demostrado en la manifestación de Barcelona uno de los portavoces del Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes, Daouda Dieye, que ha emparentado el caso de Mbaye y el de Sylla. “Ninguna vida vale una manifestación, estamos contentos por estar unidos, pero nadie nos devolverá a Mame tampoco. No hay justicia en Europa, todo esta hecho para que un negro sea menos que un blanco, es normal que un negro muera y no pase nada”. Dieye ha destacado que toda protesta es poca, pues los problemas seguirán en la calle. De hecho, al concluir la protesta, pasadas las siete de la tarde, muchos vendedores han tendido sus mantas en los intercambiadores de plaza Catalunya. Sin venta, no hay supervivencia.



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