Si poca gente lo sabía, en parte por la nula difusión de los medios de comunicación, la coincidencia en lugar y hora con la manifestación de JUSAPOL y la contra manifestación de los CDR obligó a los Mossos a desplazar el punto de encuentro de la marcha y a acordonar la zona alrededor del Arc de Triomf. Resultado: muchas de las personas que querían participar en la marcha volvieron a casa, despistadas unas y asustadas las otras ante el despliegue policial.
Una auténtica lástima. Esta marcha era especialmente relevante e importante porque, a pesar de todas las evidencias científicas, y de las experiencias recientes y cada vez más frecuentes de fenómenos climatológicos extremos, no existe una conciencia general de que es el Cambio Climático (CC) y qué consecuencias tiene sobre nuestras vidas. Y por supuesto no se tiene la percepción de que la acción humana es su principal causa. El último informe del IPCC, organismo de la ONU que trabaja para dar al mundo una visión científica y objetiva del CC, concluye que tenemos sólo 12 años para evitar el desastre. Así de crudo.
Para ello se requieren unas medidas urgentes que algunos estados, liderados por los EEUU de Trump, no se atreven o directamente no quieren aplicar, atrapados por la contradicción entre capitalismo y la autolimitación necesaria para detener el problema. Y es en este contexto donde las ciudades, que ocupan el 2% de la superficie mundial pero consumen el 67% de la energía y son responsables directa o indirectamente de más del 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), tienen un papel fundamental.
Noventa de estas ciudades forman la red C40 Cities Climate Leadership Group, con el propósito de liderar la acción urbana para reducir las emisiones de GEI, así como mejorar las condiciones ambientales, de salud, el bienestar y las oportunidades económicas de toda la ciudadanía . Estas ciudades hace unos años que aplican políticas locales ambiciosas en materia de movilidad, energía o gestión de residuos, por ejemplo. Muchas de estas medidas son de entrada impopulares y generan rechazo entre los poderes económicos y entre sectores de la ciudadanía, que creen recortadas sus libertades. La falta de perspectiva de unos y otros supone un problema político importante, ya que pone en peligro la continuidad en el tiempo de las medidas.
Precisamente esta semana Barcelona es la sede de un evento del C40 sobre el trabajo que hacen las ciudades, y de un acto paralelo sobre las mujeres liderando la lucha contra el CC. Y aprovechando la ocasión, el MJC prepara una acción con una pancarta luminosa para recordar a los alcaldes su compromiso con la ciudadanía, y presenta un decálogo de medidas dirigidas a administraciones públicas y a la sociedad en general, a implementar en el Área Metropolitana de Barcelona.
En el decálogo hay propuestas relacionadas con la movilidad sostenible, soberanías energética y alimentaria, turismo, gestión del agua, gestión de residuos, urbanismo, vivienda, educación, economía e incluso alerta sobre falsas soluciones, promovidas como Greenwashing (simular conciencia ecológica para mejorar la imagen) por actores que se benefician del modelo económico vigente.
Y es que hay muchas cosas que se pueden hacer, con valentía y voluntad política, para mitigar o acabar con la mayor amenaza a la que nos enfrentamos como sociedad. Como decía uno de los lemas de la marcha, el resto de luchas no tienen sentido si no ganamos esta.


