En España, la contaminación del aire ocasiona quince veces más muertes prematuras que los accidentes de tráfico. Los efectos de la mala calidad del aire en la salud de las personas se relaciona cada vez con enfermedades no solo respiratorias, sino también cancerígenas, cardiovasculares y neurológicas.

Conversamos con María García, de Ecologistas en Acción y Cristina Castells, directora de Energía y Calidad Ambiental del Ayuntamiento de Barcelona sobre los desafíos que tiene que afrontar la ciudad en las próximas gestiones.

“El cambio no vendrá de transformaciones urbanísticas, sino del cambio en el modelo de movilidad”

En Barcelona, la calidad del aire representa una de las mayores preocupaciones a nivel ambiental y de salud pública. Para María García, existen tres focos principales: el tránsito, el puerto y la industria; y la solución está en las medidas estructurales y no en el modelo de movilidad.

“Lo que hay que entender es que el cambio a nivel de tránsito no vendrá de transformaciones urbanísticas, sino que vendrá del cambio en el modelo de movilidad, eso significa retirar carriles de circulación de tránsito privado que hoy es mayoritario y potenciar los peatones, la bici, el transporte público, los medios de transporte público de más capacidad y velocidad en superficie”, comenta la especialista de Ecologistas en Acción, quien además señala que actualmente, el vehículo privado ocupa un 65% de espacio en aparcamiento.

Muchos de los vehículos que transitan las calles provienen de fuera de la ciudad, que, según nos cuenta Cristina Castells, son más del 50%. Es por esto que uno de los principales objetivos para los próximos años es el de reducir la mayor cantidad de su circulación.

“Básicamente lo que nos estamos planteando como ciudad es reducir la movilidad y después conseguir que la movilidad que queda sea lo más sostenible posible (…) Para nosotros, el nuevo plan de movilidad urbano es muy importante: el incorporar carriles de bicis en la ciudad, quitando carriles al vehículo es muy importante”, apunta la directora.

A pesar de que ya existen iniciativas como las supermanzanas o las zonas de bajas emisiones que plantean restricciones del paso vehicular, no se ha podido observar resultados positivos significativos en la calidad del aire a un nivel macro.

“Hemos activado unas y las otras se están trabajando; los resultados son positivos. Es verdad que hay algunos tramos urbanos cerca, colindantes a la supermanzana, que igual se han empeorado un poco porque aún no se desarrollado todo el proyecto”, indica Castells.

Por otro lado, García considera que si el plan inicial de tener 500 supermanzanas se hubiera mantenido, era posible reducir el 30% del tránsito de la ciudad. Sin embargo, con lo que se cuenta hasta el momento el impacto positivo obtenido es “similar al de un parque”.

“Nosotros insistimos, lo que hay que hacer es reducir el uso habitual, hay que entender que más de un millón de vehículos circulan en Barcelona y tiene una media de ocupación de 1,4 personas. Es el uso irracional que se está haciendo del vehículo privado, entonces lo que proponemos es un peaje que lo que hace es disuadir el uso”.

“La calidad del aire es una de las prioridades del gobierno y creemos que también lo será para el próximo”

En Estocolmo, en donde se ha puesto en práctica el peaje urbano se ha logrado reducir hasta un 30% del tránsito desde el 2009. La propuesta que menciona García consiste en el pago al entrar a la ciudad y tiene como objetivo en disuadir a las personas de usar el vehículo de manera individual. De esta manera, no se motivaría a los usuarios a renovar el parque de vehículos, sino a dejar de usarlo.

Lo cierto es que cuando se proponen medidas que incluyen restricciones, el principal obstáculo es la respuesta general de los ciudadanos.

“Tenemos muy claro que esto es ya no es un problema medioambiental, sino que es un problema de salud y por lo tanto los tenemos que hacer sí o sí. Pero al momento de hacer el cambio no es fácil, tenemos a ciudadanos muy convencidos, que nos ayudan de manera inmensa en poder aplicar estas medidas y otros a los que no les gusta tanto”, nos comenta Castells.

Además de considerar el peaje medioambiental, considera que se encuentran “abiertos a continuar analizando los resultado y aplicar medidas para conseguir los niveles planteados” pues señala que es una de las prioridades de este y el próximo gobierno. También indica que están trabajando en mejorar la calidad del aire en zonas “sensibles”, como hospitales o escuelas.

“No somos diferentes a otros ciudadanos y ciudadanas, es como la ley del tabaco, como el peaje, como en todas las ciudades en las que se está aplicando las medidas de restricción. Si las políticas funcionan y explicas que estamos en una crisis de salud, de cambio climático, de ocupación masiva del vehículo privado de la ciudad que nos está perjudicando será más aceptado”.

Si bien el barómetro de la ciudad considera a la contaminación como una preocupación principal, aún queda mucho trabajo de sensibilización por hacer. Es por esto que García considera que “la gente cambia de comportamiento con las políticas, no son temas racionales”.

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