Una crónica con fotografias de Èlia Pons

Tsunami Democràtic ha vuelto. Poco más de un mes después de su última acción, las protestas contra la sentencia de este grupo han reaparecido en la capital catalana en la que es su cuarta acción multitudinaria desde que se conocieron las penas del Juicio del Proceso el pasado 14 de octubre. Comenzó como un verdadero raudal ciudadano que consiguió paralizar el aeropuerto de Barcelona -y parcialmente el de Madrid- durante toda una jornada, dejando consecuencias que se palpa durante los días siguientes. El 14 de octubre se mostró “la fuerza de la gente”, que clamaba que “la democracia era en las calles”.

Fue el inicio de una revuelta que duraría 5 días y que, después de aquel empleo en el aeropuerto, quedó en manos de los CDR y entidades como Òmnium o ANC. No sería hasta el 9 de noviembre que Tsunami decidió propugnar una desobediencia a la Junta Electoral Central, la verbena de las elecciones generales, convocando un concierto en Plaza Universidad, que no supuso ningún dolor de cabeza a la JEC. Pero el trasbalse vino con los cortes de carreteras en la Junquera, que duraron hasta tres días y que, de nuevo, dejaron consecuencias en los días que vendrían -Implicar, esta vez, además de España, el Estado francés.

Poco más de dos meses, cuatro acciones. El Tsunami se convirtió, pasada la revuelta de los cinco días, en un goteo -salvando las distancias con los cortes que se dan cada día desde el día de la sentencia en la Meridiana de Barcelona. Pero un goteo que, dejando de lado el concierto de desobediencia del 9N, que pasó sin pena ni gloria, ha dejado buena huella tanto en Catalunya, como en España, como en ámbito internacional. Y la del 18D también debía ser una acción a la altura.

Parar un clásico. Un partido con una audiencia de 650 millones de personas en 180 países, por encima incluso de hitos deportivos como la Super Bowl. Parar un clásico o, al menos, hacer que estos 650 millones de personas vean algo extraordinario que sucede en Catalunya sin necesidad de revolver las páginas de Internacional de los diarios. Parar un clásico y devolver al fútbol la connotación política que tiene como fenómeno social -aunque el último partido que se ha anulado ha sido precisamente para evitar las connotaciones políticas.

Conscientes de la repercusión de esta acción, Tsunami Democràtic podría haberla intentado organizar dos veces. La primera, con la adrenalina del asedio en el aeropuerto todavía reciente, sería cuando el partido se debería haber disputado el 26 de octubre. Tsunami anunció vía la app y vía Telegram que ese día se daría la “próxima gran acción”. Sólo había que mirar el calendario para ver la cita deportiva y atar cabos. Y así lo hizo La Liga, que decidió cambiar la fecha del clásico, que finalmente se marcó para el 18 de diciembre.

Este es, pues, el periodo más largo que ha pasado Tsunami Democràtico sin hacer ninguna acción desde su reciente puesta en escena. Y llegado este día, Tsunami Democrático por ahora se conformaba con salir en los medios de todo el mundo. Con el Camp Nou rodeado desde las 16h, una hora antes del partido Tsunami hacía llegar por sus canales de difusión lo que declaraban como una victoria:

“#LaForçaDeLaGent ya ha ganado el Clásico. ? Semanas de atención mediática nacional e internacional. Semanas fijando el mensaje “Spain, sit and talk”. Semanas dejando en evidencia que por más sobreactuación mediática, policial y judicial que haya, la gente es imparable. Y aún no ha comenzado el partido”.
Un fuerte despliegue policial registraba los asistentes minuciosamente y, aunque en ciertos puntos dejaba pasar la cartelería del Tsunami, en otros no lo hacía y retiraba caretas y otros materiales. Incluso, ha hecho abrir los bocadillos para asegurarse de que nada fuera de lo común entra en el campo. Según una miembro del personal de seguridad del Camp Nou, las caretas con la cara del Messi se estarían retirando por motivos de seguridad para que “si cualquier persona que la lleve comete actos delictivos, luego será complicado identificarla”.

Paralelamente, mucha gente aguantaba en la calle a la espera de que empezara el partido, que se ha intentado proyectar en Travessera de les Corts con la calle de Arístides Maillol sin éxito por problemas técnicos. Mientras esto ocurría, el ambiente era calmado y se animaba de vez en cuando con breves cánticos que pedían la libertad de los presos políticos y también la dimisión de Josep Maria Bartomeu, presidente del Fútbol Club Barcelona.

A medida que se ha ido acercando la hora de inicio del partido, las calles se han ido vaciando. Y, dentro del campo, mientras sonaba el himno, si se han podido ver numerosas bandas azules, aquellas que repartían desde Tsunami Democràtic.

En la calle, entonces, mientras el partido se jugaba en el Camp, ha habido momentos de tensión. Delante la presencia y la actitud provocadora de un grupo de aficionados ultras del F.C. Barcelona hacia personas asistentes a la convocatoria, la Brigada Móvil de los Mossos ha cargado contra los manifestantes. Además, reforzando con un doble cordón, los Mossos han blindando la zona entre los accesos 16 y 17 del Camp Nou. Despues de 40 minutos de partido, han retrocedido llegandose a encerrar dentro y evitar la entrada de manifestantes.

Manifestants davant una de les barricades a l’acció convocada per Tsunami Democràtic al Camp Nou | Èlia Pons

A partir de este momento ya han empezado las cargas continuas y también los movimientos de contenedores. En la calle Arizala es donde se han producido las cargas más fuertes coincidiendo con la media parte del partido. Algunos de los manifestantes han levantado barricadas con contenedores y los Mossos han cargado y han disparado balas de foam. De hecho, una de ellas ha impactado en la pierna de un periodista de betevé. Arran, la organización juvenil de la Esquerra Independentista ha confirmado un detenido.

Mientras los Mossos empezaban también a hacer ‘carruseles’ para desalojar a los manifestantes, en el campo habrían lanzado pelotas amarillas al césped y el partido se habría detenido durante dos minutos.

Posteriormente, pocos minutos antes de que terminara el partido, por megafonia se ha avisado que nadie saliera por los accesos sur. La salida ha sido conjunta por el gol norte, en Joan Juan XXIII. Los Mossos han seguido cargando en las calles adyacentes en el Camp Nou y también contra manifestantes sentados en el suelo en Travessera de Les Corts. También habrían agredido a gente presente en varios bares de los alrededores y en la operación salida ha habido diversos detenidos. Los bomberos estarían apagando algunos fuegos ante el peligro de que algunas motos y algunos árboles se incendiaran.

El mensaje que Tsunami Democràtic ha transmitido es de victoria aunque reconoce no haber podido cumplir con todas las acciones pensadas. Según han compartido en redes, la acción de hoy de Tsunami Democràtic estaba pensada en varias fases. La primera fase quería acaparar el foco mediático, fijar el lema “Spain, sit and talk” y dejar en evidencia el Estado, convocatoria. Después, la segunda, habría sido que el mensaje “Spain, sit and talk” estuviera presente en el campo y en las gradas. “Dos grandes pancartas, cientos de miles de personas con cartulinas y decenas de lanzadores de pelotas amarillas han hecho ver y sentir el lema en todo el mundo, a pesar de la censura inexplicable de los vigilantes privados”, afirmaban en el texto. Han añadido además, que esta segunda fase “estaba reforzada con una gran acción que por la actuación policial no ha sido exitosa” y añaden que “Tsunami no pone excusas. Epic fail? Tsunami no lo cree. Una vez más, la gente no ha fallado y sigue teniendo claro que esto continúa mientras no haya autodeterminación, derechos y libertad”.

Finalmente, lo que querían dejar patente era el objetivo inicial era “recuperar la agenda y la autoestima” y afirman que “la fuerza de la gente no se para hoy. Acción tras acción se consolida y con tenacidad incansable recuerda que la solución es acabar con la discriminación política de los catalanes que quieren ejercer su derecho a la autodeterminación”.

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