Inés Ibáñez es responsable de Enfermería de Exploraciones Complementarias del Hospital del Mar de Barcelona, donde trabaja desde hace 35 años, y en la primera ola del coronavirus tuvo que coordinar una planta Covid durante un mes y medio, a causa de la necesidad de personal para hacer frente a la pandemia. A finales de marzo, se incorporó a la sexta planta, con una mezcla de angustia por la responsabilidad de dirigir a un equipo que empezaba desde cero, puesto que todos venían de otros departamentos, pero también con el reto que representaba cuidar al paciente en unas circunstancias tan complicadas. “Todo el mundo puso entusiasmo, estábamos en el mismo grupo y teníamos el mismo problema”, recuerda un año y medio después cuando habla de los compañeros y compañeras de trabajo con quienes compartió aquellas semanas.
Las personas que atendían venían de la UCI o de Urgencias, y se encontraban graves pero estables, a pesar de que la patología a veces se complicaba y muchos enfermos tenían que bajar de nuevo a cuidados intensivos. El 19 de abril de 2020 ingresó en Urgencias un matrimonio de 69 y 75 años de la zona del Besòs que se llamaban Carmen Cortés y Tomás Cortés, y al día siguiente les subieron a la sexta planta. Cómo en otras ocasiones, si ingresaban dos miembros de una misma familia y lo pedían, podían compartir habitación.
Inés recibió un email, a través del Servicio de Atención al Ciudadano del Parc Salut Mar, del yerno de Carmen y Tomás que decía que, dentro de dos días, la pareja celebraba los 50 años de casados, y pedía si podrían hacer algo especial por ellos. “En aquel momento, las visitas estaban prohibidas en el hospital, no podía entrar nadie. Lo primero que se me ocurrió fue ‘sí, ningún problema, tenemos poco más de 24 horas’, y pensé que nos podían hacer llegar alguna fotografía o algo representativo de ellos para que se sintieran más acompañados”.

“Quizás es la última vez que lo celebran juntos”
A partir de entonces, el enlace de la familia fue Mari Carmen, una de las hijas de Carmen y Tomás. “Me dijo: ‘Quizás es la última vez que mis padres lo celebran juntos’. Esto es lo que me activó más. La verdad es que la señora estaba más justita, no sabíamos qué pasaría, y la familia era consciente. Y veíamos que se nos morían muchos pacientes… Es muy duro estar en el hospital solo, morirte, y hacerlo sin acompañante”.
Inés explicó en la reunión de equipo el caso de las bodas de oro, y abrieron una lluvia de ideas. No tenían tiempo y las tiendas estaban cerradas, así que cada uno se ofreció a llevar de casa lo que pudiera. Así, hicieron un pastel y galletas, y llevaron rosas para hacer un ramo de flores y serpentinas para decorar la habitación. “Dijimos: ‘Haremos como si se casasen de nuevo’. Todo el mundo fue muy proactivo y participativo”.
Cuando llegó el día, Carmen y Tomás estuvieron muy sorprendidos y felices. A él le pusieron una esponja como pajarita, y a ella la vistieron de blanco, velo incluido, con ropa del hospital. Recibieron una foto de su querido perro, a quien tanto echaban de menos, y conectaron con Mari Carmen a través de la tablet. Hubo marcha nupcial, padrinos de boda y llegó el momento: “¡Puedes entregar la novia al novio!”.
Pastel, música y baile
Tomás esperaba a Carmen fuera de la habitación, acompañado de los equipos enfermero y médico enfundados en EPIs, y la fiesta continuó en el pasillo, donde colocaron dos sillas y una mesa con un pastel y dos velas que indicaban que celebraban 50 años de casados. Mari Carmen saludaba constantemente con un “¡Mama, mama! ¡Estoy aquí!”, y Carmen le preguntaba cómo estaba el perro.
Sonaron canciones de Los Manolos y de Raphael, las mismas que Mari Carmen le había dicho a Inés que les gustaba a sus padres, como “Amigos para siempre” o “Mi gran noche”. Y arrancaron a bailar. “Aquí sí que dije ‘basta, paramos’, porque los dos estaban con el oxígeno y Carmen estaba justita. Así que volvimos a la habitación”.
“Fue mucho chulo. Lloramos mucho. Llorábamos todos. Tomás lloró muchísimo, más que ella. Lloramos porque, además, se nos morían muchos pacientes, fue una época muy dura, y mucho personal necesitó asistencia psicológica, pero después, dentro de todo, queda este recuerdo bonito, esta parte bonita, la implicación y las ganas de ayudar al paciente. Estoy supercontenta con el equipo”.

“No lo olvidaré nunca”
Al día siguiente, Carmen estaba agotada, como una niña pequeña después de una fiesta de cumpleaños, y Tomás, el más hablador de los dos, lloraba, y decía: “Es la mejor celebración que he tenido”. “Los dos estaban contentos, decían que no lo olvidarían nunca en la vida. La verdad es que, cuando miras atrás, piensas que fue una experiencia muy bonita, inolvidable, porque mira que han pasado cosas en estos 35 años de enfermera, he vivido de todo, he tenido momentos mejores y peores, pero esta experiencia fue diferente. Y la gente se implicó mucho. Todo era trabajar, trabajar y trabajar, y en el tiempo para descansar hicimos pasteles, galletas… Surgió así, para ayudar al paciente y estar por el paciente”. Una de las personas del equipo, que tenía conocimientos audiovisuales, editó un video de poco más de un minuto sobre la celebración de estos 50 años juntos que titularon “Amar en tiempos revueltos”.
Con el objetivo de que Carmen y Tomás tuvieran un buen recuerdo, el equipo de enfermería también consiguió oxigenarse y “cargar pilas” para seguir adelante en medio de una situación inesperada en que las defunciones iban a ritmos vertiginosos. “Estábamos sufriendo mucho, y aquello fue la ilusión de hacer algo diferente”.
El 28 de abril, Carmen y Tomás Cortés recibieron el alta y se despidieron de la planta sexta del Hospital del Mar entre abrazos y aplausos. Todavía no estaban del todo bien como para regresar a su casa, así que primero estuvieron unos días en uno de los hoteles Covid de Barcelona. “Se fueron supercontentos. Siempre hacíamos el aplauso en el pasillo cuando alguien salía con el alta, y lloraban los dos. No es que fueran muchos días, hay pacientes que quizás estaban más tiempo, pero fue muy intenso”.
Meses después, una auxiliar de enfermería le comentó a Inés que Carmen y Tomás Cortés tenían una visita en Consultas Externas, y ella y parte del equipo salieron del hospital para saludarles, cosa que también fue una sorpresa y una alegría para la pareja. En abril de 2021 hicieron una llamada telefónica de seguimiento, por protocolo. Los dos se recuperaron del Covid y se encuentran bien de salud.


