Comunicar noticias difíciles una tras otra, estar en contacto constante con el sufrimiento y ver a mucha gente morir son aspectos cotidianos de algunos profesionales de enfermería que generan sentimientos de ternura, pena y empatía, pero también de estrés, ansiedad, falta de energía y agotamiento. Es lo que se conoce como fatiga por compasión.

“La fatiga por compasión es un síndrome, es decir, un conjunto de signos y síntomas que afecta a los profesionales que están en contacto con las vivencias traumáticas de aquellas personas a quienes atienden”, explica Ester Arimon, enfermera de la UCI del Hospital Clínic de Barcelona y autora de la tesis “Vulnerabilidad emocional en los equipos de enfermería ante la exposición al trauma: el impacto de cuidar”.

En el caso concreto de los profesionales de la salud y del colectivo de enfermería, esta afectación puede acontecer “por el contacto permanente con situaciones de trauma y muerte, en ausencia de herramientas para manejar esta proximidad”. Esto tiene consecuencias en la salud e interfiere en la vida personal y profesional.

La situación de la pandemia del Covid-19 ha ayudado a visibilizar este asunto, pero Ester Arimon insiste en que no es un aspecto nuevo. La diferencia es que, especialmente durante las primeras semanas y meses del coronavirus, nunca se habían encontrado con tantas defunciones, y la impotencia y la presión eran muy altas: “Volvías al trabajo al día siguiente o después de un día de descanso y los que habías visto, ya no estaban”.

“Atravesamos los límites de lo que era posible”

El personal de enfermería ya partía de una base complicada en términos de fatiga por compasión, pero durante la pandemia se ha sumado la angustia de no saber exactamente qué hacer o de no saber cuándo acabará. “No encuentro un drama superior a una muerte de Covid que de otra patología, pero se ha añadido una presión y una incertidumbre que no se producían, y la sensación de que estás poniendo en riesgo tu vida es muy fuerte”.

“La presión que han recibido instituciones y profesionales cuesta de explicar a cualquier persona que no lo ha vivido. Tanto profesionales como usuarios sabemos que el sistema no es infinito ni infalible, pero nos volcamos sin cuestionarnos cuál era nuestro papel, y la sensación es que atravesamos los límites de lo que se creía posible, a pesar del miedo”.

Para Ester Arimon, entre los equipos de enfermería, que son los que más tiempo pasan con los pacientes, hubo sentimientos de impotencia, desesperanza, incomprensión y tristeza al ver situaciones extremas que nunca se imaginaron. Aun así, estuvieron al pie del cañón. “Me ha sorprendido de qué manera la tensión y la fragilidad de todos nos ha cohesionado para convertirnos en más que compañeros. Me ha sorprendido la capacidad de seguir, de aguantar”.

No obstante, es imprescindible interiorizar que “el sistema de salud no puede salvar todas las situaciones”. “Hay una voluntad inmensa, pero no es infinita. Somos personas y nos rompemos. Cuando acaba el periodo de máximo estrés hay bajón, hay afectación, y la habrá”.

“Hay una voluntad inmensa, pero no es infinita. Somos personas y nos rompemos. Cuando acaba el período de máximo estrés hay bajón” | Cedida

Profesionales que se plantean dejar la profesión

Para la enfermera, en un hospital de máximo nivel como el Clínic, el personal ve casos muy duros, como cuando el enfermo es una persona muy joven o cuando hay un accidente grave de tráfico. “Las enfermeras atendemos permanentemente la salud de las personas y sus familias. La buena comunicación con estas personas y la empatía necesaria para entender y cuidar las situaciones de enfermedad, compromete a las enfermeras en cualquier entorno, pero algunas unidades como urgencias, oncología o las UCI, las expone a situaciones extremas por la extrema gravedad de los pacientes”.

Precisamente, una de las conclusiones del estudio, que la enfermera empezó antes del coronavirus y revisó durante la pandemia, es que un 25% de las personas encuestadas se ha planteado dejar la profesión y un 50% ha considerado dejar la UCI o urgencias para ir a otros servicios, como la Atención Primaria, donde no estén permanentemente en contacto con la muerte.

Para la autora de la tesis, es crucial entender que, si bien el paciente y su entorno tienen que estar en el centro, es necesario dar formación sobre cómo orientar la atención y el cuidado, ofreciendo una serie de herramientas sobre gestión emocional en situaciones exigentes. “Muchas situaciones crean inseguridad en el profesional respecto a qué decir o no decir, si estar presente o respetar el espacio, sobre si aquello que se ha hecho, dicho u omitido era lo mejor que se podía hacer. Se crean preguntas, debates, incertidumbres para las que no estamos preparadas”.

Acompañar a las familias en un momento tan traumático como la muerte de uno de sus miembros, especialmente si es muy joven, es muy impactante. “Las familias no lo entienden. ¿Y cómo acompañas a aquella familia? El acompañamiento que ofreces es fundamental para que más tarde no tengan preguntas que les resuenen sin respuesta. Te planteas si se puede llegar a entender qué es lo que están viviendo y qué necesitan. Muchas veces, tú te llevas a estos pacientes a casa, es uno detrás el otro, no has hecho limpieza de uno y ya tienes a otro. Es especialmente duro cuando el paciente te recuerda a alguien próximo o cuando has pasado por un caso parecido y lo sigues reviviendo en los casos nuevos”.

Durante el trabajo de campo, la investigadora encuestó a más de mil enfermeras de cuatro unidades de 14 centros diferentes, y la gran mayoría consideró imprescindible dar este tipo de información y formación durante el periodo académico para exponer la magnitud del problema. “Muchas compañeras se acercaron por separado a preguntar algo más, con sorpresa respecto a no haber sabido ver antes que aquello que sentían tenía un nombre”.

Por eso, Ester Arimon subraya que identificar esta fatiga por compasión es la manera de hacerle frente. “Hacerlo visible es imprescindible, porque tomar conciencia es el primer paso. No se puede afrontar un problema que se desconoce”.

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