Así suena sobre el terreno el mayor proyecto de renovación urbanística de Dinamarca.

Amina, Muna, Mohamad, Malak y Dayana* (nombre ficticio para preservar su privacidad) han escuchado estos ruidos perforadores prácticamente durante toda su vida de 14, 15 o 17 años. Al acercarse a Gellerup por el largo carril bici que conecta Aarhus con las afueras, se abren paso en el paisaje fosas abiertas, banderas de compañías constructoras y toda la maquinaria pesada que las acompaña. Al fondo, los altos apartamentos de hormigón concebidos por Knud Blach Petersen se erigen como el hito distintivo de la zona.

Un barrio estigmatizado y una legislación racista

Unos 5.000 habitantes de más de 80 nacionalidades diferentes viven en Gellerup Park, un proyecto de viviendas sociales situado en los suburbios del oeste de Aarhus, la segunda ciudad más grande de Dinamarca. Construido a finales de los años sesenta siguiendo los ideales funcionalistas de crear mejores condiciones de vida para la clase media y trabajadora de las ciudades, el barrio celebró su 50 aniversario en 2018. Fue una celebración agridulce, en medio de la agitación y las manifestaciones de protesta contra la ejecución del Helhedsplanen (“El plan general”). Este es el nombre oficial del plan director urbanístico para renovar Gellerup y Toveshøj, y contempla la demolición de varios de los edificios originales de Gellerupparken.

Si abrimos el foco, este plan de regeneración urbana se desarrolla en el contexto más amplio de la publicación anual del ghettolisten, una lista de barrios socioeconómicamente desfavorecidos y con un alto porcentaje de población de origen migrada de “países no occidentales”. El Ministerio danés de Transporte, Construcción y Vivienda publica desde 2010 esta lista de vecindarios considerados como “guettos” (sic). Más recientemente, la aprobación del paquete de medidas “Ghettopakken” por el Parlamento danés en 2018 ha cosechado críticas a nivel internacional, considerado discriminatorio hacia los residentes de origen migrante por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU u organizaciones como SOS Racismo Dinamarca. Este plan, parte de la iniciativa “Una Dinamarca sin sociedades paralelas – Sin guetos en 2030” del gobierno del entonces presidente Lars Løkke Rasmussen (partido Venstre, liberal) y continuada por los socialdemócratas actualmente en el poder, busca acabar con lo que considera “sociedades paralelas” donde los indicadores socioeconómicos difieren notablemente del resto del país (y dónde la mitad de la población es migrante o descendiente de migrantes originarios de países “no occidentales”).

Según este “plan anti guetos”, una zona residencial se califica de “desfavorecida” cuando una zona de viviendas sin ánimo de lucro (Almene Boliger) cumple dos de cuatro criterios sobre empleo, educación, delincuencia e ingresos. Por ejemplo, uno de los criterios es que el 40% de los residentes de entre 18 y 64 años no hayan tenido ningún vínculo con el mercado laboral o el sistema educativo en los últimos dos años. Por otra parte, si la zona cuenta con un mínimo de 1.000 residentes, y más de la mitad de ellos son inmigrantes o descendientes de países “no occidentales”, el barrio es designado “gueto“. Además, si una zona lleva más de 4 años en la lista, se la designa “gueto duro”. En virtud de esta designación, y entre otras políticas discutibles, se pueden derribar edificios de vivienda pública para cambiar la naturaleza de esas zonas residenciales de bajos ingresos y mayoritariamente musulmanas.

DATA SHEET. Datos socioeconómicos de Gellerup sobre los criterios del “Ghettopakken”, elaborados por Udsatteområder.dk, un organismo que forma parte de Landsbyggefonden, el Fondo de Desarrollo Rural

Gellerup está en esa lista desde su creación en 2010, por lo que el gobierno danés pretende reducir su “población no occidental” al 30% para el 2030, así como la vivienda pública a un máximo del 40%. Expertos en derechos humanos de la ONU han instado a Dinamarca a detener la venta de viviendas públicas hasta que no se resuelva si las leyes que las permiten han violado los derechos humanos de los residentes, y Almen Modstand, una plataforma de oposición creada por los residentes de las diferentes zonas de viviendas sociales afectadas, recogió casi 56.000 firmas para derogar la ley y abolir la “lista de guetos”.

Mientras tanto, continúan las demoliciones, los realojos de familias y la transformación física de la zona.

Una de las zonas verdes de Gellerupparken, con el muro de edificios de hormigón prefabricados al fondo | Helena Rodríguez

Las transformaciones en curso

Encuentro a Dayana caminando junto al estanque situado en el centro de Gellerup. Su familia es de origen palestino, uno de los orígenes más comunes en la zona, junto con somalíes, libaneses, daneses e iraquíes.

– ¿Conoces a alguien que tenga que dejar su casa porque la van a derribar?

– Mi familia. Tendremos que irnos -dice, con una sonrisa en la cara que indica que ha asumido este destino-. Pero yo podré quedarme en el barrio”.

Ya se han demolido 5 edificios del Gellerupparken original y se han renovado dos, mientras que otros 7 serán derribados y 5 restaurados a partir de 2023. Esto supone 345 viviendas demolidas y otras 600 por derribar.

Las pancartas amarillas de Almen Modstand adornan muchas de las ventanas de la zona, pidiendo que se detengan las demoliciones | Helena Rodríguez

“Inicialmente, allá por 2007, la renovación del barrio comenzó como una demanda de los vecinos, que pedían una restauración de las ventanas”, explica Aysha Amin. Nacida y criada en Gellerup, Aysha actualmente trabaja en los ámbitos confluyentes de comunidad, arquitectura, arte y activismo. “Pero entonces, el Ayuntamiento de Aarhus y la asociación de viviendas Brabrand Boligforening empezaron a encajar sus intereses en el plan de rehabilitación”, añade la activista. Según udsatteområder.dk, se crearán 1.344 nuevas viviendas privadas y se añadirán al plan director edificios públicos y comerciales, como un campus deportivo y cultural, lo que transformará irremediablemente la zona.

Ser adolescente en Gellerup

Dayana y yo seguimos hablando mientras vamos al club social para adolescentes donde pasa las tardes. En el interior de Klubberne i Gellerup risas flojas de burla y mofa amistosa resuenan en las paredes forradas de fotos de equipos de fútbol juvenil. Aquí conozco a Mohamad Hasan, un ciudadano danés de 17 años que ha vivido toda su vida en Gellerup y cuya familia procede de Palestina.

“Hace un año y medio, el edificio de uno de mis mejores amigos fue derrumbado, y él y su familia tuvieron que marcharse del barrio. Aunque protestaron, ellos [el Ayuntamiento, la Asociación de Vivienda Brabrand] no escucharon. Aún mantengo el contacto con él, porque trabajamos juntos en Netto [una cadena de supermercados].”

Mohamad explica que siente “un poco de miedo de que puedan echarnos de nuestras casas cuando quieran”. Es joven, pero recuerda cuando el Partido Popular Danés (el xenófobo Dansk Folkeparti) hizo campaña para “echar a todo el mundo de Gellerup, porque querían que fuera sólo para daneses”. Lo dice, aunque él también es danés. Pero no se siente representado: “Sólo hablan de nosotros cuando pasa algo grande y malo, y nos criminalizan. La gente te mira por tu color de piel”.

Es hora de practicar. Malak, Dayana y su grupo de amigas se dirigen al campo de fútbol, comiendo pipas de girasol y patatas fritas | Helena Rodríguez

Frente a Mohamad, Malak Lubbad mira fijamente sus zapatillas de deporte, preparadas para su entrenamiento de fútbol. Malak es una estudiante de secundaria que “pronto va a cumplir 15 años”. Al igual que Mohammad, nació y creció en Gellerup después de que su familia llegara desde Palestina en los años 90, cuando Brabrand y el Ayuntamiento abrieron sus puertas a los solicitantes de asilo y a los trabajadores invitados porque tenían muchos apartamentos vacíos. A varios amigos de Malak les van a demoler sus casas en 2023, pero “por suerte, algunos podrán quedarse en otro lugar de Gellerup”, dice. En ser preguntada por lo que le gusta del barrio, Malak desentierra un recuerdo de un lugar que le encantaba: “Había un estadio de fútbol muy grande y un parque para patinar. Y lo derribaron sin preguntarnos qué es lo que queríamos”.

En el exterior del club, se amontonan más montañas de arena y tierra removida.

Las intenciones detrás del plan maestro

El Ayuntamiento de Aarhus y la asociación de viviendas Brabrand llevan trabajando juntos desde 2007 para llevar a cabo “mejoras físicas en la zona”, argumentando que “con estos cambios físicos, están “creando la base necesaria para las mejoras sociales”, respaldando sus afirmaciones con varios estudios sobre el impacto social positivo de la transformación urbana.

Según el Ayuntamiento de Aarhus y Brabrand Boligforening, “el objetivo del proyecto es que Gellerup y Toveshøj dejen de ser una zona residencial desfavorecida y se conviertan en un distrito urbano atractivo“. Uno de los cinco puntos centrales del plan es “la creación de nuevos barrios”. En los últimos años, han construido nuevas plazas, cambiando nombre de calles, abierto nuevos bulevares. En su página web, explican que “el objetivo es dividir esta zona homogénea en distritos más pequeños con identidades diferentes y convertirlos en una parte atractiva del oeste de Aarhus”. Aysha cuestiona esta afirmación, apuntando que el plan de renovación es un claro caso de gentrificación: “¿Para quién va a ser atractivo? ¿Para quién no es atractivo actualmente? Quieren hacerlo especialmente atractivo para las familias blancas danesas“.

Alexander Muchenberger, arquitecto, trabajaba en la sucursal de Brabrand Boligforening encargada del diseño urbanístico del plan general. “Me gustaba la idea de vender terrenos para financiar la renovación de las casas y así evitar que subieran los precios de las viviendas públicas de alquiler. Pero cuando me di cuenta de que el proyecto de renovación no estaba dirigido a los residentes que ya vivían allí, sino a los recién llegados, empecé a hablar con la gente del barrio y, junto con otros colegas como Aysha, fundamos Almen Modstand Aarhus para ejercer resistencia de forma organizada. Brabrand acabó despidiéndome”.

De izquierda a derecha: Alexander Muchenberger, Aysha Amin y Ali Karim, dirigiendo el taller “Vi Fællesskaber Vores By” en el espacio creativo Andromeda 8220, en Gellerup. | Helena Rodríguez

Actualmente, Alexander y Aysha son los cofundadores del espacio cultural y artístico Andromeda8220 y de la cooperativa alimentaria Smag à la Gellerup. Les preocupaba el hecho de que las voces de los y las residentes de la zona -especialmente de la juventud- habían sido ampliamente excluidas en el Plan Maestro. Alrededor del 40% de los habitantes del barrio son menores de 18 años (datos de 2017), y muchos de ellos expresan su intención de abandonar el barrio en el que crecieron. A partir de esta preocupación, concibieron el proyecto ‘Vi Fællesskaber Vores By’ (‘Nosotros las comunidades nuestra ciudad’) junto con Ali Karim, un trabajador social de la vivienda en el Helhedsplan.

El taller ‘Vi Fællesskaber Vores By’

“Nosotros las comunidades nuestra ciudad’ no tiene que ver con la política, sino con la creatividad”, subraya Alexander con efusividad, queriendo asegurarse de que su idea cala. “Se trata de canalizar tu ira en creatividad en lugar de ver sólo una forma de resistir. Se trata de hablar en torno al problema y proponer soluciones en lugar de limitarse a decir que no”.

Un grupo de adolescentes que viven en Gellerup y Toveshøj han participado en un taller de dos semanas de duración en el que han reflexionado sobre el contexto de (de)construcción permanente en el que han crecido, la exclusión social y los prejuicios raciales, la seguridad, las necesidades de sus comunidades y cómo el urbanismo, la arquitectura y el diseño pueden ayudar a construir el entorno que les gustaría habitar. Los jóvenes participantes en el proyecto reciben una remuneración por su tiempo y trabajo. “En Gellerup, cuando llegas a los 15 años, necesitas un trabajo para mantener a tu familia, y si no se les remunera por su esfuerzo, no consigues que puedan participar porque están demasiado ocupados con la escuela y los trabajos pagados”, explica Aysha.

A lo largo del taller, celebrado durante el Festival de Arquitectura de Copenhague y Aarhus, los y las participantes se han reunido con directores de proyectos urbanísticos, antropólogos visuales, arquitectos, diseñadores, constructores y comisarios de arte, y han elaborado sus propias maquetas. Hoy se reúnen en Andromeda8220 para practicar la comunicación de sus proyectos antes de presentarlos ante los políticos locales, en el marco de la campaña para las elecciones municipales y regionales del 16 de noviembre del 2021.

Maquetas de arquitectura creadas por adolescentes de Gellerup y Toveshøj que han participado en el taller ‘Vi Fællesskaber Vores By’. | Helena Rodríguez

“Cuando hacen cambios en Gellerup, no escuchan a los niños de nuestra edad”

Amira y Muna son dos de los seis adolescentes que expondrán sus maquetas. Ambas crecieron en Gellerup y Toveshøj, después de que sus familias llegaran desde Somalia.

El nombre de la maqueta arquitectónica de Amira es “Grandes pasos hacia el futuro. Voces para ser escuchadas”:

  • “Mi modelo es un edificio en el que haya música, arte, espacios para reunirse… Se trata de que la gente se reúna y hable, cree. Estaría en esta calle de aquí, cuando el autobús baja. El autobús pasaría por el edificio, y en el tejado habría una cafetería donde se podría comer, charlar… Pero esto sólo ocurrirá si seguimos presionando cuando nos hagamos mayores.”

Muna está entusiasmada con la presentación:

  • “Tenemos muchas ganas de reunirnos con los políticos para que se escuche nuestra voz. Porque cuando hacen cambios en este lugar, no escuchan a los niños de nuestra edad, simplemente lo hacen sin preguntarnos qué opinamos al respecto. Muchas de nuestras ideas eran hacer de este lugar un sitio para que los jóvenes vinieran, hicieran cosas juntos, se divirtieran… ¡así que tal vez esto suceda!”

‘Vi Fællesskaber Vores By’ seguirá celebrándose como taller de dos semanas durante dos años más, financiado por el Ministerio de Cultura Danés y Realdania. Además, la idea de los promotores es ampliarlo a las escuelas, para que más gente se involucre en el proyecto y los jóvenes empiecen a modelar su futuro. Para que Mohamad, Malak, Dayana y el resto de miles de residentes que viven en barrios estigmatizados puedan participar del diseño de sus comunidades y el desarrollo de su identidad diversa –aunque en este estadio solo se trate de un ejercicio especulativo, tal y como se aseguran de clarificar los organizadores.

En definitiva, para que los y las residentes tomen parte en el proceso de búsqueda de soluciones a sus necesidades específicas, y de esta manera, conseguir ciudades más igualitarias, democráticas, participativas e inclusivas.

Mientras tanto, como cada año desde 2010, el próximo 1 de diciembre el Ministerio danés de Transporte, Construcción y Vivienda actualizará la lista de barrios considerados “guetos”; muy probablemente, el alcalde socialdemócrata será reelegido en las municipales, y en 2023 siete edificios más serán derribados.

Una de las pinturas murales del barrio se funde con el entorno | Helena Rodríguez
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