Tobasi ha impartido talleres de teatro político en diferentes ciudades de Catalunya en abril y, tras finalizar la gira, hace un balance muy positivo de esta iniciativa:  “Compartir experiencias culturales con personas de otros países es un intercambio asombroso que nos permite tocar temas que no aparecerían en un encuentro de otro tipo. El teatro permite capturar la identidad, tocar la historia; para nosotros, es muy importante intercambiar nuestras culturas, expresarnos, hacernos preguntas, encontrar soluciones y debatir temas que preocupan a la comunidad”.

Fue prisionero político entre los 17 y los 21 años y, desde entonces, ha utilizado la cultura como forma de resistencia ante la ocupación israelí: “Con el teatro, queremos compartir la historia de Palestina, queremos que conozcan Palestina y que se sepa qué está pasando. Hoy, ahora, están matando a personas jóvenes. Puedes ir a Cisjordania y ver cómo se desarrolla la ocupación, está llena de checkpoints (puntos de control)”.

““Con el teatro, queremos compartir la historia de Palestina, queremos que conozcan Palestina y que se sepa qué está pasando” | Pol Rius

Para este actor palestino, el arte es un lenguaje internacional a través del cual potenciar la solidaridad: “Para mí, el poder del teatro es comunicarme con el mundo. Primero, tengo que comunicarme conmigo mismo para descubrir la manera de expresarme y encontrar mi historia. Después, tengo que conectar con la gente. En The Freedom Theatre queremos libertad para todo el mundo, no solo para Palestina. Pensamos que este planeta debe tener conciencia para convertirse en un lugar mejor y decir no a la guerra en todos los lugares del mundo”.

Intercambio cultural

Los talleres de teatro político impartidos por Ahmed Tobasi en Catalunya son una iniciativa de la Asociación Catalana por la Paz en el marco del programa Somos Constructoras, que pretende fortalecer el intercambio de experiencias con entidades culturales de Palestina. Las personas que han asistido a estos talleres son muy diversas, desde actores y actrices profesionales o amateurs hasta personas relacionadas con el mundo de la música, la dramaturgia, el activismo o simplemente interesadas en conocer el proyecto.

La dinámica invita a un viaje al autoconocimiento, empezando por cuestiones como dónde ha nacido uno de los abuelos. La sala se convierte en una especie de mapa con sus cuatro puntos cardinales y cada asistente se mueve en función de a dónde les lleva la respuesta. De forma voluntaria, las personas que participan pueden poner en común sus pensamientos.

El director del Teatro de la Libertad hace hincapié en que las personas jóvenes de Catalunya deben apreciar, precisamente, la libertad para elegir hacer teatro, algo muy complicado en Palestina | Ana Basanta

Después se les pregunta sobre el origen de uno de los progenitores, sobre dónde ha nacido cada uno de los participantes, o sobre un olor que les recuerde a la infancia, motivando que muchas personas se desplacen por el mapa imaginario del aula. Las preguntas continúan, por ejemplo, con experiencias que han vivido en alguna frontera o con episodios en que han tenido que plantar cara a  las autoridades, y el director de The Freedom Theatre relata algunas de sus vivencias. Los talleres, de unas dos horas de duración, ponen en común aspectos que preocupan en cada una de las comunidades, debaten qué soluciones pueden aportar y establecen vínculos de solidaridad.

La importancia de la identidad

Para Tobasi, el primer paso en este tipo de dinámicas es que cada individuo conozca su identidad y exprese sus inquietudes. “No me refiero solo a una identidad nacional, sino sexual, cultural, cuáles son sus puntos débiles y sus puntos fuertes. Es interesante que, aunque la situación de Catalunya es diferente a la de Palestina, encontramos similitudes y hablamos de temas como el autoconocimiento, la expresión, la salud mental, la libertad… El poder del arte es cómo conecta a las personas, tú puedes entenderme y entender mi lucha a través de este lenguaje”.

El director del Teatro de la Libertad hace hincapié en que las personas jóvenes de Catalunya deben apreciar, precisamente, la libertad para elegir hacer teatro, algo muy complicado en Palestina: “A veces, los seres humanos no sabemos lo que tenemos y no apreciamos algunas cosas, como la libertad que tenemos. Estas personas jóvenes tienen el espacio para hablar de ellas mismas y el tiempo para estudiar teatro. Es muy difícil para las chicas en Palestina ser actriz y estudiar teatro. Aquí, puede haber ocho chicas en una clase; en Palestina, es muy difícil encontrar a una”.

“El poder del arte es cómo conecta a las personas, tú puedes entenderme y entender mi lucha a través de este lenguaje” | Pol Rius

Desde que The Freedom Theatre se creó en 2006, ha padecido una dificultad tras otra. Para salir de Jenin y hacer giras internacionales, necesitan obtener los permisos por parte de Israel. De lo contrario, no pueden viajar. Es lo que le ha ocurrido al mánager del teatro, Mustapha Sheta, a quien las autoridades israelíes le han prohibido salir de Palestina. En su lugar, ha asistido a estos talleres la actriz británica y directora adjunta de The Freedom Theatre, Zoe Lafferty.El golpe más grave que ha recibido The Freedom Theatre en su historia fue el asesinato a tiros de uno de los cofundadores, Juliano Mer-Khamis, justo delante del teatro, en 2011. “Juliano decía que tenemos que luchar a través del teatro, que es muy importante encontrar un lenguaje en común con otras personas. No queremos ser víctimas, queremos solidaridad”.

“Juliano decía: ‘Si Palestina llega a tener libertad, seguiremos con el Freedom Theatre en otro país para luchar por los derechos humanos y por los diferentes problemas en diferentes países’. Hay grandes problemas en Afganistán, en Irak, en África, en Latinoamérica… Nosotros queremos conectar con el mundo, queremos luchar como humanos por los humanos, más allá de los colores, las fronteras, las banderas, los pasaportes y los visados”.

“Yo he vivido la guerra y no se la deseo a nadie”

Las leyes que de verdad le importan a Ahmed son las que permiten que las personas puedan expresar libremente su opinión sin ser asesinadas por ello y que puedan reclamar su independencia sin recibir violencia a cambio. “Yo he vivido la guerra y no se la deseo a nadie. De mi infancia recuerdo las huelgas, los ataques, el ejército, mi hermano en la cárcel, la gente muriendo, las manifestaciones… De joven, no había muchas oportunidades, o ir a prisión o ser asesinado, y si tenías suerte podías huir y llegar a ser algo más”. Fue el caso de Ahmed, que tras salir de la cárcel vivió varios años en Noruega y siguió con el mundo del teatro, el activismo y la organización comunitaria.

“Mientras estaba en prisión, mis amigos seguían muriendo. Yo no sabía qué hacer, pero me decía que no iba a volver a eso, que no quería resistir de forma violenta. Creo que el camino del teatro está enseñando otra cara de la historia. Es importante adoptar este tipo de resistencia en todas partes para que se conozca más qué está ocurriendo en Palestina. Cuando viajamos, veo a personas que conocen Palestina por el poeta Mahmoud Darwish, por el dibujante Naji al-Ali y por gente que toma el camino de la cultura”.

Ahmed sostiene que la cultura puede ser más eficiente que la propaganda o los discursos. “Yo quiero resistir ante la ocupación de los israelíes. Como palestinos, tenemos ese derecho. Ellos usan todas las herramientas para cambiar la historia, para cambiar la realidad, para controlarnos. Se apropian de nuestra gastronomía, de nuestra geografía… Yo quiero ayudar a crear una nueva definición de cultura de la resistencia. Todo es resistencia. El periodismo es resistencia, enseñar en una escuela es resistencia, actuar en un escenario es resistencia, una madre que está en casa cuidando a su hijo es resistencia, y si generamos esta definición de resistencia, podemos crear algo en común en la comunidad palestina, y podemos unirnos de alguna manera. Si llega a haber unidad, será el principio de la derrota de la ocupación”.

“Yo he vivido la guerra y no se la deseo a nadie. De mi infancia recuerdo las huelgas, los ataques, el ejército, mi hermano en la cárcel, la gente muriendo, las manifestaciones…” | Pol Rius

Que el teatro esté ubicado en Jenin está lleno de simbolismo. “En el campo de refugiados de Jenin vivimos uno de los ataques más duros de Cisjordania por parte de los israelíes”, recuerda Ahmed Tobasi en relación a abril de 2002, durante la segunda intifada, cuando el ejército israelí entró en la ciudad y el campamento de Jenin fue declarado zona militar cerrada, impidiendo todo tipo de acceso e imponiendo el toque de queda. Durante diez días, el ejército israelí prohibió el paso de ambulancias, así como de personal médico y humanitario.

The Freedom Theatre tiene otros frentes abiertos dentro su propia comunidad, ya que entre sus compatriotas hay personas ariscas que dudan de la finalidad de las diferentes disciplinas artísticas. “Es un lugar conservador, con su religión y sus tradiciones. Hay personas conservadoras que creen que el teatro o el arte en general es algo malo, que es una idea occidental para destruir la cultura y la religión. En cualquier momento, alguien conservador puede atacar el teatro o dispararme”. No es algo teórico, ya que el edificio ha sufrido daños en la red eléctrica, ha sido objeto de artefactos explosivos y, a finales de 2021, una persona armada entró en las oficinas, sin que hubiera que lamentar heridos.

El arma del humor

En un ambiente bélico que se remonta a 1948 con la creación del Estado de Israel en territorio palestino, lograr distraerse y sonreír supone otra forma de resistencia y una manera de reducir el estrés. “Con toda esta situación, es necesario buscar tiempo para divertirse. Debemos recordar a la gente que también tiene que disfrutar. Como artista, es importante conocerte y cuidar tu salud. Si no disfrutamos con lo que hacemos, no tiene sentido. Yo uso mi lucha no para que otras personas sufran, ni para hacerles sentir mal, sino para compartir mi historia, sin que se sientan responsables. Hay que encontrar la fórmula de intercambiar, conocer, compartir y, por supuesto, divertirnos”.

“Con toda esta situación, es necesario buscar tiempo para divertirse. Debemos recordar a la gente que también tiene que disfrutar” | Pol Rius

Así, el teatro se convierte también en un modo de hacer terapia. “Para mí, no es fácil vivir en la situación en la que estoy, pero cuando actúo, me expreso, comparto y disfruto. La prioridad en los talleres con los niños y las niñas en Palestina es que disfruten porque si estos menores no crecen de forma sana, tendremos una generación enferma de personas con problemas mentales y tenemos que estar alerta para evitar que esto ocurra. Cuidar la salud mental tiene que ver también con saber expresarnos. Es importante dedicarte un tiempo para recordar que eres humano, que tienes derecho a relajarte y a ser feliz, aunque no siempre sea fácil”.

Del 19 al 26 de abril, Ahmed Tobasi ha impartido talleres de teatro político en el Aula Municipal de Teatre de Lleida, la Escola d’Arts Escèniques de Manresa, el Ateneu de Nou Barris y la Sala Beckett de Barcelona, la escuela de teatro El Galliner de Girona, el Arsènic Teatre de Granollers y el Espai Jove Kesse de Tarragona.

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