Yana Tereshchuk es directora teatral y coreógrafa. Hace dos meses huyó de la guerra de Ucrania y se estableció en Lloret de Mar (Girona), desde donde se puso en contacto con compatriotas ya establecidos en Catalunya y relacionados con el mundo del teatro, ya fuera de forma profesional o amateur. Así nació ‘Em dic Llibertat’ (‘Me llamo Libertad’), una obra sobre la historia de su país que se presenta el martes 17 de mayo a las 20 horas en el teatro La Gleva de Barcelona.

“Yo vivía sola en Kyiv”, explica Yana. “Vine aquí porque tenía familiares lejanos y amigos de mis padres. Cuando llegué, no sabía qué hacer. Yo quiero estar en mi casa, en Ucrania, no quiero vivir en ningún otro lugar de Europa, quiero vivir en una Ucrania libre. Mi hermano es militar, está en el ejército, y mis padres también siguen en Ucrania. Es una situación muy dura para mí. Amo a Ucrania, amo a los ucranianos, y nos están matando a mucha gente. ¿Cómo vamos a olvidar todo esto? No podemos”.

Yana Tereshchuk: “Quiero mostrar, quiero gritar, que Rusia nos está matando” | Pol Rius

La intención de Yana y de la obra es “que se conozca la represión a la que se ha visto sometida Ucrania”. “Quiero mostrar, quiero gritar, que Rusia nos está matando. Sé que en Catalunya hay mucha gente de Rusia, y muchas personas rusas dicen que lo que está ocurriendo es política. No es política, nos están matando. Es horrible”.

Directora y coreógrafa, Tereshchuk estudió dirección de escena en la Universidad Nacional de Teatro, Cine y Televisión de Kyiv. Ha dirigido ocho espectáculos y ha resultado premiada en los festivales ucranianos AndriyivskyFest y Exercis. En los ensayos de ‘Em dic Llibertat’, decide con seguridad los movimientos de los actores y actrices, las luces y las imágenes que proyectan a lo largo de la obra.

Un narrador (Ostap Petrushchak, ingeniero de profesión) empieza relatando en catalán los orígenes de los primeros pobladores eslavos, y lo hace acompañado de una pantalla con imágenes y textos en castellano y con la interpretación de la pequeña del grupo, Arina Vasylyk, de cuatro años, que simboliza el pasado lejano. A partir de ahí, se dan a conocer momentos cruciales a lo largo de los siglos.

Solo una de las actrices, Olena Romaniuk, es profesional de la interpretación. Estudió teatro en l’Autèntica i Eòlia, ha actuado en diversas obras y películas y, actualmente, trabaja en dos largometrajes. “Rusia está reescribiendo la historia para modificarla, como si el territorio de Ucrania hubiera sido siempre ruso”.

Olena Romaniuk: “Queremos dar a conocer nuestra historia y que el público vea cómo la explicamos” | Pol Rius

Olena, que también es guionista y que simboliza a Ucrania en la obra, destaca que con este proyecto quieren mostrar los sentimientos de los propios ucranianos, tales como “rabia, dolor, injusticia y ganas de luchar”. “Hay una manipulación por parte de Rusia y nos duele mucho toda esta mentira y toda esta propaganda. Queremos dar a conocer nuestra historia y que el público vea cómo la explicamos”.

Una guerra territorial y cultural

Mykola Pashyn interpreta a Rusia, junto con la diseñadora y decoradora Daria Tkachenko. Él ha estudiado Derecho y trabaja en el servicio de vendedores de Amazon. Se involucró en esta iniciativa para poder explicar su visión: “Rusia es más poderosa y hace su propia versión, porque la historia la escribe el vencedor. La guerra no existe solo para apropiarse de los recursos y el territorio, sino también de la cultura y de la historia”.

Mykola recuerda que el origen de los pueblos eslavos está en la capital ucraniana, Kyiv, que significa “la ciudad donde empieza todo”. Se tiene constancia de esta urbe desde el siglo V y, en el siglo IX, bajo dominio vikingo, se convirtió en la capital del Rus de Kiev, el primer estado eslavo oriental que abarcaría las actuales Ucrania, Bielorusia y la Rusia europea.

Mykola Pashyn interpreta a Rusia, junto con la diseñadora y decoradora Daria Tkachenko (esquerra) | Pol Rius

“Kyiv es el centro de la cultura y de la civilización de los eslavos. La fundación de Moscú es del siglo XII, siete siglos después”, enfatiza este actor amateur. “En la obra, hablamos de antes de la guerra para que el espectador entienda que la lucha con Rusia ha ocurrido a lo largo de los siglos. Rusia quiere dominar y Ucrania quiere libertad”.

Holodomor: millones de muertos de hambre

Uno de los momentos álgidos de este trabajo teatral es el episodio de Holodomor, también conocido como el genocidio ucraniano, que entre 1932 y 1933 devastó el territorio de la República Socialista Soviética de Ucrania y otras regiones de la URSS en el contexto de la colectivización de la tierra. Según diferentes historiadores, hubo cuatro millones de muertos de hambre a causa de las políticas de Stalin, que también incluían la prohibición de la lengua ucraniana y la supresión de las elites culturales.

“Esta ha sido una parte de la historia silenciada”, indica el actor de la obra. “En las casas, no se hablaba de ello por temor a que los niños lo escuchasen, dijesen algo en la escuela y luego fueran perseguidos. Es un trauma de la nación que nunca ha sido del todo explicado y que Rusia justifica. Las abuelas cuentan que cuando venían a llevarse a los muertos, también se llevaban a los que ya estaban casi muertos, para no tener que hacer dos viajes”.

Mykola Pashyn: “El episodio de Holodomor, también conocido como el genocidio ucraniano es un trauma de la nación que nunca ha sido del todo explicado y que Rusia justifica” | Pol Rius

Otro momento crucial es el Maidán o Revolución de la Dignidad iniciada en 2013, una serie de protestas nacionalistas a gran escala que consiguieron derrocar al entonces presidente Víctor Yanukóvich, de la formación prorrusa Partido de las Regiones. “Esta fue la independencia real de Ucrania”, sostienen Mykola y Olena, para quienes la disolución de la Unión Soviética en 1991 siguió acompañada del control y la influencia de Rusia, hasta que se llevaron a cabo estas manifestaciones.

Tras el Maidán, en 2014 se produjo la anexión de la Península de Crimea por parte de Rusia y el levantamiento de rebeldes prorrusos en las regiones de Donetsk y Luhansk, otra de las escenas cúspide de la obra. Mikola tiene claro lo ocurrido: “Habían perdido el control sobre nosotros y no podían permitírselo. Con el control de Crimea y el Donbass, querían controlar Ucrania”. Por ello, Mikola cree en la importancia de llevar al escenario este punto de vista, para mostrar “el sufrimiento, la resistencia y la verdad”.

Las escenas están acompañadas de música y canciones ucranianas, de la mano de Lyubov Petlovana, que a su vez simboliza el alma de Ucrania. Ha estudiado artes musicales, se ha especializado en instrumentos de cuerda y ha trabajado con la Jove Orquestra Projecte y con la Jove Orquestra Filharmònica Catalana, además de formar parte del grupo ucraniano ‘Kalyma’ como cantante.

‘Las escenas están acompañadas de música y canciones ucranianas, de la mano de Lyubov Petlovana, que a su vez simboliza el alma de Ucrania’| Pol Rius

Tras la representación del martes 17, la intención es programar nuevas funciones de ‘Em dic Llibertat’, tal y como confía el promotor de La Gleva, Albert de la Torre, que subraya que el teatro pone el espacio para que puedan ensayar y actuar con las mismas condiciones económicas que cualquier otro artista. En función del éxito, la directora no descarta llevar la producción a otros lugares de Catalunya para recordar que la historia de Ucrania se remonta a antes de que Rusia existiera y que, como reivindica el texto: “No somos esclavos, somos gente libre, somos ucranianos”.

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