Barcelona empieza a ver el fin de la era Colau. El nuevo alcalde Collboni ya ha puesto sobre la mesa las prioridades del mandato con el Pla Endreça, que pone el foco en la limpieza y en el incivismo con un aumento de las sanciones y una ofensiva decidida contra el “top manta”. El gobierno municipal también ha iniciado el desmantelamiento de uno de los sellos del anterior gobierno de los Comuns: el urbanismo táctico.

Uno de los símbolos del gobierno de Colau se podía ver en la calle Pelai, con una ampliación del espacio peatonal. Jaume Collboni ha iniciado una remodelación para crear un cordón de servicios que sustituirá los famosos dibujos en la calzada que consiguió tanto defensores como detractores. El espacio tendrá ahora 64 plazas de aparcamiento para motos, 72 para bicis y 20 nuevas DUM (Distribución Urbana de Mercancías) para carga y descarga. Se trata de una respuesta a las demandas de más espacio para estacionamiento en los alrededores de la plaza de Catalunya, según el Ayuntamiento. El tramo entre la plaza Universidad y la calle Balmes concentrará la mayor parte de plazas de carga y descarga, y mantendrá los actuales espacios para los contenedores. Entre la calle Balmes y plaza de Catalunya habrá un doble cordón con plazas de carga y descarga y las plazas de aparcamiento de bicicletas y motos.

La primera teniente de alcalde, Laia Bonet, ya había avanzado su intención de revertir el urbanismo táctico de Ada Colau, y justifica las obras en la calle porque el uso por parte de los peatones de la zona dibujada “ha sido prácticamente inexistente desde que se implementó”, ha afirmado. Bonet asegura que las actuaciones tácticas que se iniciaron a raíz de la pandemia “cuando se convierten en permanentes, y no sólo temporales, acaban generando confusión en el espacio público”.

Críticas desde la oposición y en la calle

Las críticas no han tardado en llegar desde los Comuns. “No entendemos el anuncio del gobierno municipal de empezar a desmantelar la acción táctica de la calle Pelai. Es un sinsentido”, ha declarado la portavoz del grupo BComú Janet Sanz a los medios y la responsable del Urbanismo de la ciudad en los últimos dos mandatos. Sanz ha lamentado que el PSC haya optado por revertir la transformación prevista, que contaba con una segunda fase de calado permanente con la incorporación de un carril bici. “Es un retroceso en cuanto a la propuesta del modelo de ciudad”, ha expresado la portavoz de los comunes.

El exconcejal del Eixample en el anterior mandato, Pau González, ha criticado la decisión del nuevo gobierno y afirma que “lo que falta es consolidar el espacio y poner más verde y carril bici, no dar pasos atrás”.

Las críticas han llegado también desde el ámbito social. La plataforma vecinal Eixample Respira asegura que es una medida que promueve la movilidad contaminante y que, por primera vez, resta espacio a las personas para devolverlo al vehículo privado contaminante y apuestan por realizar un carril bici. Desde la entidad Barnabici también lamentan la decisión, porque “toma espacio a los peatones y no se refuerza con movilidad sostenible con un carril bici esencial”. SOS Ronda Universitat se ha sumado a las críticas: “¿Más espacio de nuevo para los vehículos en detrimento de las personas Jaume Collboni?”.

El choque entre Comuns y socialistas catalanes se produce el día después de que Colau presionara a Jaume Collboni para pactar una coalición. El PSC gobierna en minoría con 10 concejales, y necesitará apoyos para gobernar. La exalcaldesa, que permitió que Collboni lograra la alcaldía para que no lo hiciera Xavier Trias, ya ha advertido de que no dará un cheque en blanco. El líder de ERC también ha confirmado que ha mantenido conversaciones con Colau y Collboni por un posible pacto a tres para gobernar la ciudad.

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