Más café, cigarrillos y alcohol en zonas comerciales y de restauración, como Poblenou; mayor resistencia a los antibióticos en Sant Gervasi y el Carmel como el barrio con el consumo más sostenible. Son los principales resultados que se extraen sobre un estudio de las aguas residuales de estos tres barrios y que permitirá definir hábitos ambientales y de salud de las diferentes zonas de Barcelona.
Un proyecto pionero en Europa
El proyecto, impulsado por SCOREwater y presentado en el Smart City Expo World Congress, es pionero en Europa y ha contado con la participación del Ayuntamiento de Barcelona, a través de Barcelona Ciclo del agua; el Instituto Catalán de Investigación del Agua; el Instituto Territorio metropolitano; el centro tecnológico EURECAT y la empresa s::can Iberia.
El estudio de las aguas residuales ha permitido realizar el seguimiento de la pandemia de la COVID-19, estimar el consumo de medicamentos y drogas y conocer de los genes resistentes a los antibióticos. La monitorización de las aguas se ha realizado a partir de la instalación de estaciones, operativas durante un año y que han permitido cuantificar sus volúmenes, analizar la calidad a partir de sensores y obtener muestras representativas de una comunidad. Además, la realización de encuestas a ciudadanos han ayudado a ver prácticas de gestión de residuos impropios que no deberían verterse al alcantarillado como toallitas, aceites y grasas y restos de comida.
El Carmel, el barrio con el consumo más sostenible
El Carmel es de los tres barrios el más residencial y más sostenible. Genera 109 litros de agua residual por habitante al día ante los 141 de Sant Gervasi o los 183 de Poblenou. Además, es la muestra con menor presencia de plastificantes, que “son sustancias que se añaden a determinados materiales, como plásticos y recubrimientos”, que pueden encontrarse en biberones, o productos textiles afirma el estudio. Además, también es el barrio en el que menos utilización de parabenos existen, que son conservantes de medicamentos, alimentos y cosméticos. Y también es el barrio que menos aceite y grasas vierte: 4,4 mililitros por persona y día, mientras que en Sant Gervasi son 5,6 y en Poblenou 6,1. Por otro lado, el Poblenou dispone de más actividad comercial y de restauración de manera que hay un mayor consumo per cápita de café, alcohol y cigarrillos. Mientras que en Sant Gervasi se ha detectado una mayor presencia de genes de resistencia a antibióticos, aunque no significa que haya un mayor consumo de medicamentos. En cuanto a la circulación de la COVID-19, los tres barrios muestran datos iguales, en los que los picos de casos clínicos diagnosticados han coincidido con los picos de niveles de COVID-19 en las aguas residuales.
Para los responsables del estudio, “los datos que aportan las aguas residuales por un lado facilitan el diseño de políticas públicas más eficaces y ajustadas al territorio y, por otro, contribuyen a la transformación digital de la gestión del ciclo de el agua”. Además, añaden que permite “tomar decisiones respecto a la gestión del mantenimiento de infraestructuras públicas urbanas como la red de alcantarillado” e “incrementar la resiliencia de las ciudades, frente a posibles riesgos derivados de incidentes o de actividades ilícitas (producción de drogas, explosivos, etc.) que se pueden trazar gracias al análisis de las aguas residuales de las estaciones de monitorización y muestreo”.
“Las aguas residuales hablan de ti”
Uno de los objetivos del proyecto es sensibilizar a la población con una campaña a partir de los resultados obtenidos mediante una página web visual. Se pretende concienciar a la población sobre la utilidad de las aguas residuales y las problemáticas que se pueden derivar al alcantarillado y al medio ambiente por las malas prácticas domésticas y que conllevan malos olores, o bloqueos debidos a toallitas, grasas u otros residuos impropios que se vierten por el lavabo o por la cocina.