Licenciado en filosofía y letras, pocos fueron los que lo vieron como un pensador como Platón, como Descartes, como Epicuro… Uno no estudia filosofía sólo para aprender cómo pensaban los demás, sino para aprender a pensar por sí mismo. Más que aprender filosofía, Pepe Rubianes (Villagarcía de Arosa, 1947 – Barcelona, 2009) aprendió a filosofar. Y lo hizo de maravilla, porque con su destreza verbal -a veces cruel a veces humana- enviaba mensajes subliminales que muchas veces pasaban desapercibidos. De su boca salieron mil mentiras y mil verdades de esta misma obra de teatro y opereta que es la propia vida.

En 1977 debutó en la obra No hablaré en clase, de la compañía Dagoll Dagom, con quien repetiría experiencia el año siguiente en Antaviana. Rubianes también tomaría parte en el recordado Operació Ubú de Els Joglars y continuaría con sus espectáculos: Pay-Pay, Ño, ¡Por el amor de Dios! o Ssscum!, entre otros. Destacó, especialmente, en Rubianes, solamente, que se estrenó en 1997 y se alargó durante seis temporadas. Por otra parte, el actor creó y dirigió Lorca eran todos, sobre la vida y obra del poeta, a quien admiraba profundamente. El espectáculo desencadenó polémica, al igual que sus declaraciones televisivas críticas con la unidad de España.

Viajó media vida, y la otra media la dedicó al teatro y las causas justas, a los espectadores con hambre de comedia. En el escenario nos sorprendió hablándonos de las cosas de la vida, tan sabiamente y locuaz como con sus controvertidas y provocadoras polémicas. Su sonrisa pícara y canalla, su ácido y saludable sarcasmo, el ingenio y el talento infinito, despertaba mucho interés. Rebelde por muchas causas y humanista comprometido, nunca ocultó su compromiso ideológico de tintes idealistas, dando caña habitualmente a la derecha más rancia. De los políticos decía que eran criaturas de las que poco te podías fiar.

Pepe Rubianes era un personaje profundamente carismático, uno de los mejores comunicadores que hemos conocido; establecía un vínculo fortísimo con el público que le iba a ver al teatro. Un enamorado de la vida y de sus amigos, que situaba la amistad como eje motriz de su propia vida. “Su fuerza cómica era extraordinaria porque parecía pura espontaneidad”, explica su buen amigo Joan Lluís Bozzo. Una ironía a menudo contestataria, que expresaba sin pelos en la lengua todo lo que pensaba. Él vivía con pasión, tanto la amistad con una enorme generosidad, como las circunstancias políticas que él consideraba reprobables y que criticaba con convicción, con su ‘tal cual’.

¡Bienvenidos a la calle Pepe Rubianes!

Rubianes casi nació en la Barceloneta, este fue el barrio donde sus padres vivieron cuando llegaron a Barcelona desde su pueblo natal de Vilagarcía de Arousa, en Galicia. No es extraño que la familia Rubianes Alegret encontrara refugio en las calles estrechas, de ropa tendida, olor a mar, de pescadores… La Barceloneta, el barrio marinero por excelencia de Barcelona, abierto por el viento entre el puerto y las playas. Fue en este barrio popular, canalla, salado, rumbero y con olor a pescado frito donde el actor vivió la infancia y juventud. Al cabo de los años, cuando las cosas en el teatro empezaron a ir bien, se pudo comprar un piso. Y eso, le enriqueció humanamente porque siempre vivió rodeado de buena gente. Era uno más del barrio. No llevaba bien la fama y se mantenía alejado de las voces y los gritos, pero estaba siempre muy atento, porque no hay barrio auténtico sin voces y gritos. Y porque no hay cómico que no observe, que no escuche.

Rubianes nos enseñó que la humildad, la rebeldía, el cinismo y la ironía son habilidades que se pueden tratar con acierto, medida y mejor destreza. Así nos lo recuerdan, como cada 1 de marzo, ‘las viudas’ de Pepe Rubianes (así se hacen llamar sus amigos y compañeros de profesión) publicando una esquela en los periódicos para recordar el actor y humorista fallecido hace 9 años. En la de este año, el actor, “desde el más allá”, decía estar contento porque el Ayuntamiento cumple finalmente la promesa de dedicarle una calle en Barcelona. Nos convocaba a todos, desde su esquela, a su nueva calle, que sustituirá al actual Almirante Cervera, en la Barceloneta, el barrio donde vivía. “¡Nos vemos en la Barceloneta! Os quiero a todos (excepto los fachas)”.

¡Bienvenidos a la calle Pepe Rubianes! La calle, como cantaba Joan Manuel Serrat en 1970, que “tiene sabor a puerto y nombre de poeta”.

La vida según Pepe Rubianes: 10 reflexiones del actor galaico-catalán

  1. Siempre he odiado al cómico que va de cómico por la vida.
  2. Este país, Cataluña, es muy surrealista. Ha tenido como símbolos un gorila blanco y una virgen negra.
  3. Soy un hombre que ha llevado la independencia a extremos obsesivos. De pequeño ya me gustaba jugar solo. No soy amante de dar explicaciones.
  4. Me gusta trabajar poco y ganar mucho.
  5. El nuestro es un mundo de ricos que se aburren.
  6. Se puede tener una gracia innata, pero, si no la trabajas, la pierdes cuando hace dos minutos que eres en escena.
  7. El humor debe tener en cuenta que nunca hay verdades permanentes. Es la poesía de la vida.
  8. No es que me guste escandalizar; digo las cosas como las pienso.
  9. ¿Seguro que nos beneficia formar parte de lo que prepotentemente llamamos mundo civilizado?
  10. Los grandes personajes han sido personas que han reído de todo. Sólo el estúpido se toma en serio esa cosa que llamamos vida.
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Castellterçol, 1974. Periodista cultural. Ha treballat a Catalunya Ràdio, COPE Catalunya, COMRàdio i BTV. Actualment, treballa a La Xarxa, escriu a Teatre Barcelona, Efectes Secundaris i Catalunya Plural

1 comentari

  1. Estoy…muy contenta, que un ser tan humano…y claro ..en todos los sentidos…
    Te hechamos de menos.
    Siempre esras entre nosotros.
    Gracias