Del gris de la polución al verde de la sostenibilidad. Este es el cambio cromático que propone el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) para el tejido industrial del entorno de la capital catalana. ¿Cómo hacerlo? La industria del futuro debe aterrizar en el cinturón económico de Barcelona gracias a la economía circular y a la implementación de las nuevas tecnologías que permitan la digitalización de los centros productivos. Así lo selló la Mesa de Reactivación Económica y Reindustrialización de la AMB –un encuentro de más de 400 participantes entre agentes públicos, privados y del mundo de la investigación– unos días atrás.

La estrategia de dinamización industrial del área metropolitana, formada por 36 municipios, ha supuesto la inversión total –entre recursos de la administración e inversión privada– de 40 millones de euros (de 2014 a 2018) en un centenar de proyectos, enfocados sobre todo a la mejora de la eficiencia energética. Según cálculos de la AMB, en total se crearán un total de 1.000 puestos de trabajo relacionados con estos proyectos.

El área metropolitana afronta así una reconversión que pone a trabajar dos conceptos imprescindibles para la industria contemporánea: la economía circular y la industria 4.0. O dicho de otro modo: ¿Cuántas materias primas se utilizan y cuántas se podrían ahorrar? ¿Pueden los residuos excedentes de la industria pasar de rechazo a material con una nueva vida útil? ¿Qué papel deben jugar las nuevas tecnologías y las empresas inteligentes en los polígonos del futuro?

El técnico en desarrollo económico de la AMB, José Luis Haro, da respuesta a estas preguntas: “La economía circular quiere pasar de unos procesos lineales, donde por la puerta entran materias primas y salen unos productos y unos residuos, a unos procesos circulares. Reducir el rechazo pero también valorizarlo. Y para hacer este cambio necesitamos aplicar la tecnología, de ahí la industria 4.0”. “Imaginemos: una fábrica de cerveza normal, el residuo del cereal antes era basura, pero desde una perspectiva de economía circular este podría introducirse de nuevo en el sistema económico, por ejemplo como comida para animales”.

Proactividad con las empresas más pequeñas

Como apunta el responsable de economía verde de la AMB, el uso de materias primas y el rechazo de estas pasa por aplicar tecnología e imaginación a las empresas. La industria 4.0, un concepto alemán de principios de esta década y que marca la pauta del desarrollo industrial (está considerada la cuarta revolución industrial), aplica el Internet de las cosas en las fábricas, creando centros inteligentes.

Con el objetivo de que ninguna empresa quede rezagada en este cambio metropolitano la Mesa para la Reactivación ha trabajado un año con todo tipo de empresas, de todos los tamaños. Desde la AMB se apunta a que “la cultura del la economía circular está muy incorporada en la actualidad en otros países, siendo un vector de competitividad ineludible, pero que no todas las empresas pueden invertir en ella”, por este motivo destacan que “la administración pública debe ser proactiva con las empresas más pequeñas”.

Diálogo entre empresas

Este nuevo concepto de industria va más allá del conocido como sector secundario, ya que incluye toda la infraestructura empresarial que hay a su alrededor en forma de servicios relacionados; el nuevo término inclusivo de industria incorpora el sector terciario, ya sea en forma de logística, packaging, comercialización o publicidad.

Los diferentes vertientes de la industria dialogan. Y lo tienen que hacer, más que nunca, en un sentido metropolitano. “Una cimentadora produce calor que no usa, quizás las fábricas de alrededor no la necesiten… Pero, ¿y las de dos localidades más allá?”, describe Haro.

Punta de lanza de la reactivación

Con el objetivo de conseguir precisamente un nuevo instrumento de trabajo metropolitano, un nuevo agente coordinador, la AMB ha creado la Agencia Metropolitana de Desarrollo Económico. La Agencia, presentada el pasado 19 de abril por Jaume Collboni, vicepresidente de Desarrollo Social y Económico de la AMB, quiere cubrir dos necesidades. En primer lugar, según sostiene la AMB, tener una estrategia compartida de todos los municipios metropolitanos en términos económicos y, en segundo, disponer de un instrumento como el del resto de grandes ciudades europeas del entorno de Barcelona para ser competitivos.

Así lo argumentaba Collboni. “La Agencia Metropolitana de Desarrollo Económico debe estar al servicio del territorio metropolitano para el impulso de políticas de internacionalización y promoción de inversiones, de fomento de la innovación y de la reindustrialización y de apoyo a los servicios locales de promoción económica y el mercado de trabajo metropolitano”, aseguraba. “Es una herramienta que nos servirá para caminar hacia un verdadero modelo de metrópolis con todos los elementos de promoción públicos y privados que tenemos hoy en día: hay que abandonar la óptica local y asumir la de la gran Barcelona, ​​para hacer juntos lo ya no podemos hacer solos”.

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