Las identidades LGTB en la literatura catalana transgreden los clichés de la etiqueta y se consolidan en el panorama literario como referencias recurrentes tanto en narrativa como en poesía. Y es que, si bien la mayor parte de producción artística todavía continúa respondiendo al modelo heteropatriarcal, resulta reseñable la significativa y numerosa presencia de identidades e imaginarios LGTB que propone la literatura escrita en catalán.

En este sentido, Marc, librero de la Ciutat invisible, afirma que, “aunque este tipo de producción literaria continúa siendo minoritaria dentro del campo literario actual, hay una presencia incipiente de textos –como, por ejemplo y sólo por citar algunos, los de Carles Rebassa, Eva Baltasar o Sebastià Portell– que están introduciendo perspectivas muy valiosas”. Damià Gallardo, librero de la Laie del CCCB –librería que, por cierto, ha tenido que triplicar recientemente la sección de estudios de género debido a la demanda–, sostiene que “ha surgido una generación de escritores jóvenes muy desacomplejada que presentan la cuestión LGTB con total normalidad”. “La desenvoltura que desprenden sus textos”, advierte Gallardo, “no se ciñe a la reivindicación LGTB, sino que esas escrituras se caracterizan sobre todo por abordar la actualidad de una manera innovadora y por experimentar con los registros lingüísticos y literarios”.

Incomodidad con la categoría LGTB

Pese a que Eva Baltasar, autora de Permagel –novela que, además de contar con una protagonista lesbiana, se resiste a la (re)producción de realidades heteronormativas”–, confiesa no ser una “apasionada de las etiquetas” ni sentirse “especialmente atraída por el término literatura LGTB”, también afirma que “lo bonito del panorama literario catalán actual es que en prácticamente todos los géneros puedes encontrar estas referencias”.

Cooperativa La Ciutat Invisible / SÒNIA CALVÓ

Así, sin voluntad de encapsular en una etiqueta los imaginarios posibles que pueden abrir aquellas narraciones con identidades disidentes, la autora de Permagel revela sentirse concernida por aquellas escrituras que apuestan por “una manera de expresarse única y en correspondencia con lo que una siente”. Reacia a las categorías y a cualquier forma de esencialismo, Baltasar señala que “el imaginario alternativo” que plantean sus textos “no se debe únicamente al  hecho de ser mujer y lesbiana”.

En una dirección ciertamente parecida, Carles Rebassa también muestra “incomodidad con la etiqueta autor LGTB”. Si bien es cierto que Rebassa valora la presencia de pluralidades de identidades y de deseos de los que se está haciendo eco la reciente literatura catalana, el autor mallorquín prefiere concebir su escritura como un “proyecto en el que se entremezclan diferentes militancias políticas: la feminista, la lingüística y la identitaria”.

Su última obra, Eren ells –Premio Ciutat de Barcelona de Literatura catalana 2016–, se rebela “contra la idea preconcebida e impuesta de tener que construir una sola identidad y que esta identidad deba ser fija”. En un contexto donde el capitalismo absorbe y neutraliza cualquier reivindicación identitaria no normativa, el autor mira con sospecha la etiqueta LGTB y, en su obra, se decanta por “iluminar la violencia que sufren los cuerpos a causa de la intolerancia hacia la diferencia”.

La identidad trans todavía invisibilizada en la literatura

Si bien cada vez la presencia de personajes lesbianos, gays y bisexuales está más naturalizada en la literatura escrita en catalán, ¿sucede lo mismo con la identidad trans? Para Ian Bermúdez, autor del poemario Ser h(u)ome*∞(à) y de la novela gráfica Transito, “la presencia de cuestión trans todavía no está nada normalizada”. Precisamente porque es un colectivo que todavía sufre mucha discriminación en el ámbito social e institucional y su realidad es muy desconocida para la mayoría, Bermúdez lamenta que, cuando la persona trans se pone a hacer ficción y quiere escribir desde su propia vivencia, “tiene que atravesar primero una barrera de prejuicios y tópicos negativos que puede tener la persona que lee”.

Con la voluntad de que su realidad exista entre las páginas de los libros y las paredes de las librerías y bibliotecas, Bermúdez apuesta en su obra por “visibilizar su propia experiencia y por celebrar el desafío a los patrones establecidos que aporta la experiencia trans a la sociedad”. El autor lo tiene claro: “Ya no aceptamos que se nos vea como enfermas o como ciudadanas de segunda, hay un orgullo de reivindicarnos como personas valiosas y dignas”.

Aunque advierte que “no hay una tradición en la narrativa que aborde la cuestión trans”, Bermúdez también insiste en resaltar la aparición de obras, como Limbo de Les Impuxibles o Duna. Diari d’un estiu de Muriel Villanueva, así como Carícies de Sergi Belbel o la novela juvenil de Maria Aurèlia Capmany Quim/Quima.

La obra de Campany también es descrita con interés y entusiasmo por los escritores Sebastià Portell y Bel Olid. Y es que “el carácter queer de su protagonista, tan parecido al Orlando de Virginia Woolf”, exclaman, “ya desmontaba la naturaleza del binarismo género a finales de los años 70”. El escritor de El dia que va morir David Bowie celebra que la reedición de esta novela la haya impulsado la editorial Males Herbes: “Es positivo que una editorial –generalmente– de ciencia ficción publique una obra como esta porque, de este modo, podrá llegar a mucha más gente”.

Antología y festival: un baile queer

La escena literaria catalana depara algunas sorpresas para los próximos meses: en junio, el festival Qlit (festival de literatura queer) organizado por la Associació d’Escriptors en llengua catalana (AELC), y, en octubre, una antología de poesía catalana LGTB bajo el sello de Angle Editorial.

El festival Qlit, revela Olid, tiene como objetivo “visibilizar aquellas producciones literarias en catalán que reflexionan sobre las no monogamias, la homosexualidad, la bisexualidad, o, en definitiva, sobre aquellas formas de organización vital no hegemónica”. Como no podía ser de otro modo, el festival aprovechará el veintésimo aniversario de la muerte de Maria Mercè Marçal –“referente literario clave en la configuración identitaria de muchas de nosotras en la adolescencia”, subraya Olid– para rendirle un homenaje. Con el objetivo de romper moldes, el Qlit también se propone agujerear las fronteras de la institución y aterrizar en las aulas de los institutos mediante un concurso literario. Bautizado con el nombre “Imagina un amor”, el concurso tiene una única consigna: “imaginar una historia de amor no heteronormativa”.

Por su parte, Portell está trabajando en una genealogía de textos LGTB de poetas menores a los cuarenta años como -entre muchos otros- Mireia Calafell, Martí Sales, Maria Sevilla o Pau Vadell. “La creación LGTB está al alza y movimiento LGTB que sacude la literatura catalana es muy potente”, asegura el escritor.

En efecto, la literatura catalana está de celebración. Y hoy especialmente: a las 11h, algunos de estos autores –así como también Júlia Bertran, Lucía Lijmaer, Maria Guasch, Irene Solà, Maria Antònia Massanet y Laia Martínez López– abrirán el  festival offSant Jordi –en el Antic Teatre– con un encuentro de escritoras y colectivos feministas y LGTB.

Cooperativa La Ciutat Invisible / SÒNIA CALVÓ
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1 comentari

  1. Destruir el binarismo esta genial pero cuando unx va a una librería o biblioteca… Que posibilidades tendrá de encontrar una literatura minoritaria sin etiquetar? Se puede escribir mucho pero si los lectores que más lo necesitan no lo encontramos…

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