¿Tiene el catalanismo un componente racista o supremacista? ¿Lo tuvo en sus orígenes? ¿Y si así fuera, invalida esto o contamina las diversas expresiones políticas herederas del catalanismo que han ido surgiendo durante los últimos 150 años? ¿La historiografía dominante ha escondido o desdibujado este incómodo factor deliberadamente? ¿O lo ha rehuido la didáctica de la Historia con objeto de construir una imagen idílica y romántica del movimiento catalanista? ¿Sobredimensionar este aspecto es incitar a una malinterpretación histórica? Este es el debate historiográfico y didáctico que podría plantearse a raíz del conflicto que se vive en el Instituto Joan Boscà, y que tuvo su punto álgido cuando hace unos días se tuvo que suspender la jornada de puertas abiertas ante la confluencia de una concentración antifascista con otra de antiadoctrinadora.

Catalunya Plural ha pedido al profesor Francisco Oya el dossier que repartió a sus alumnos con las citas de los próceres del catalanismo que demostrarían la esencia supremacista del ideario nacionalista. Este dossier, que se puede ver en su totalidad en este enlace, es el que levantó las protestas de algunos alumnos de 2º de Bachillerato y que, según la dirección del centro, no se pidió al profesor que retirara sino que contextualizara (el profesor dice todo el contrario).

El dossier empieza con una cita del periodista y escritor Pompeu Gener (1848-1920), escrita hace 130 años y que leída hoy sin duda pone los pelos de punta:

En España, la población puede dividirse en dos razas. La aria (celta, grecolatina, goda) o sea del Ebro al Pirineo; y la que ocupa del Ebro al Estrecho, que, en su mayor parte, no es aria sino semita, presemita y aun mongólica [gitana] (…) Nosotros [los catalanes], que somos indogermánicos, de origen y de corazón, no podemos sufrir la preponderancia de tales elementos de razas inferiores.

Y lo cierra una larga cita de Valentí Almirall, de 1902, en la que de alguna manera reniega de la deriva que había cogido el movimiento catalanista unos años después de haber escrito y publicado Lo Catalanisme, motivo por el cual sigue siendo considerado hoy el padre espiritual del catalanismo político.

Fuimos los primeros, o de los primeros a lo menos, al pregonar y propagar las excelencias del regionalismo en general y las ventajas que del mismo podría reportar nuestra patria catalana, y no han pasado todavía treinta años que hemos de hacer constar que nada tenemos de común con el catalanismo o regionalismo al uso, que pretende sintetizar sus deseos y aspiraciones en uno canto de odio y fanatismo, resucitado o medio resucitado de un período anormal y funesto de la historia de nuestras disensiones.

“Ciertamente algunos alumnos de uno de los grupos de bachillerato se indignaron mucho cuando pasé el dossier. Yo sólo pretendía que conocieran de una forma más amplia otro aspecto de un movimiento que ha sido importando en la historia de Cataluña, puesto que el libro de texto sólo daba la visión amable. Los alumnos tienen que conocer la historia, no la propaganda o la visión canónica de un determinado movimiento”, explica Oya a este diario. ¿Se negó a contextualizar el dossier? “De ninguna forma, pero es que estas hojas no se reparten en el vacío, llevábamos días hablando del contexto histórico, así se hace siempre, explicas un tema y después analizas unos textos, visionas un trozo de una película o de un documental, miras unos mapas, unos gráficos, en fin, lo normal”.

¿Pero con esto está diciendo a sus alumnos que el nacionalismo catalán es supremacista? “No en su totalidad, y la prueba es el último texto que pongo [el de Valentí Almirall], pero sí que es un componente importante y tiene una continuidad histórica hasta el nuestros días, esto me parece evidente”, sostiene Oya.

El profesor Oya confirma que ha recibido la notificación según la cual se le ha abierto un expediente disciplinario, que no lo es por este dossier, sino por, supuestamente, haber proferido expresiones machistas o xenófobas en el aula. Al mismo tiempo, la dirección del centro le ha comunicado que no seguirá impartiendo clase en los dos grupos que tenía de 2º de Bachillerato, cosa que considera inaudita (“me parece que no hay precedentes en toda España de una cosa así”) mientras que mantiene los grupos que da en 2º y 4º de ESO.

Francisco Oya (primero por la izquierda) en una reciente rueda de prensa ofrecida por su sindicato, CSIF, para denunciar la persecución de la que presuntamente es objeto

Didáctica de la Historia

“Los textos son reales, pero están muy descontextualizados, puesto que el componente racista es un denominador común en todos los movimientos prenacionalistas y nacionalistas europeos de la segunda mitad del siglo XIX, y no suponen un rasgo distintivo del nacionalismo catalán”, asegura Joaquim Prats, catedrático de Didáctica de las Ciencias Sociales de la UB. “En el origen del nacionalismo catalán había dos tendencias, la que venía del federalismo y entiende el rasgo distintivo desde una vertiente cultural, y aquí situaríamos a Almirall, y aquellos otros que entienden el catalanismo desde una vertiente racial, pero en los años veinte y treinta sólo grupos muy minoritarios defienden postulados racistas o llegan a flirtear con el fascismo, como el caso de Nosaltres Sols”. Precisamente, dos de los autores de la antología de Oya pertenecieron a esta escisión de Estat Català que intentó establecer vínculos con el régimen nazi: Daniel Cardona, considerado el líder de Nosaltres Sols, y Josep Genovès.

Prats, que también ha escrito varios manuales de historia para el currículum de bachillerato, conoce el libro de Alcoberro y defiende que “no se puede considerar tergiversador”, cosa que no podría decir, asegura, de otros libros de texto sobre historia de Cataluña que se pueden encontrar en algunas aulas de Primaria. “En todo caso, veo absurdo meter a los alumnos en esta tesitura, no lo encuentro adecuado; a la hora de hacer historia siempre podrías entrar en mil detalles, pero cuando te dirijas a niños y adolescentes tienes que ir a los aspectos esenciales. Y el catalanismo finalmente desemboca en un partido mayoritario que es la Liga, un partido que intenta gobernar España y que basa su ideario en el elemento cultural, no en el racial”.

Una opinión parecida tiene Andreu Mayayo, catedrático de Historia Contemporánea de la UB. “Los textos no son ninguna invención, y sería tan absurdo intentar negar el rastro etnicista del catalanismo como no entender que este es un componente muy minoritario”, comenta. “El problema no son los textos –añade–, sino la intención con la que se muestran, y darle una excesiva importancia a este factor sería explicar la historia tomando el rábano por las hojas”. Con todo, se muestra prudente porque “yo no puedo saber con qué intención este profesor muestra estos textos a sus alumnos”.

Mayayo no esconde que no le apetece nada opinar sobre este asunto. Sobre todo porque le parece peligroso que, en el actual contexto político, este tipo de debates historiográficos, más propios de la universidad, se trasladen a los institutos. Más o menos lo mismo debe pensar Agustí Alcoberro, ex líder del ANC y coautor del libro de texto que se utiliza en el Instituto Joan Boscà, y que según Oya sólo muestra la cara amable del catalanismo. Alcoberro ha rehusado dar su opinión al Catalunya Plural. “Creo que no se bueno mezclar historia (y didáctica de la historia) con periodismo político”, ha argumentado.

Este diario también ha pedido la opinión al respecto al historiador Jaume Sobrequés, autor de varios libros sobre historia de Cataluña y antiguo director del Museo de Historia de Cataluña. Por Sobrequés, en este caso “se parte de una mala interpretación sobre lo que las palabras quieren decir en el momento histórico que fueron dichas o escritas”. “Hablar de raza o de etnia en el siglo XIX tenía un sentido cultural antropológico que no era el que tienen hoy estas palabras, por lo que trasladar al presente conceptos que en el pasado tenían otro significado u otras connotaciones es carecer de rigor interpretativo”, sostiene.

“Yo no necesito defender nadie, sino poner las cosas en su contexto histórico, que es lo que tiene que hacer el historiador; y no hacerlo es hacer trampas, las haga quién las haga”, dice Sobrequés, que asegura que hoy en día la mayor parte de historiadores, incluso los situados en una órbita de izquierdas (y cita expresamente a Fontana y a Borja de Riquer) aceptan que el origen del catalanismo es transversal, puesto que abraza desde las clases populares hasta la burguesía, en contra de la idea “que está superada y pasada de moda” de que el catalanismo es un invento exclusivamente burgués.

Pompeu Gener, Valentí Almirall, Enric Prat de la Riba, Daniel Cardona i Francesc Macià, tots ells amb cites al dossier del professor Oya
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Periodista i professor de secundària (anglès i història). Exdirector del Diari de l'Educació i secretari de la Fundació Periodisme Plural. Autor de 'La Catalunya més fosca' (Ed. Base)

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