Orgullo de una misma y de la diversidad
El 28 de Junio celebramos el día del orgullo LGTB (lesbianas, gais, bisexuales, transexuales), una fiesta donde se conmemoran los disturbios de Stonewall de 1969. Barcelona tiene un largo recorrido orgulloso, pues el año pasado se cumplieron 40 años de la primera marcha del orgullo en el Estado Español. Mas de 4000 personas, gais lesbianas y trans y otras activistas salieron a las calles de la ciudad Condal subiendo las Ramblas hasta casi llegar a la fuente de Canaletas ya que antes de llegar la manifestación fue reprimida con la habitual carga de los grises. Sin embargo, a pesar de la represión, la movilización fue un éxito, un gran acto valiente de visibilidad y lucha, la mecha que encendió una llama imparable. Ocurrió en un momento en el que tener una identidad sexual o de género disidente era delito ya que se realizó a los pocos días de de las primeras elecciones democráticas, después de la muerte de Franco, estando todavía vigente la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social que no fue derogada completamente hasta 1995.
Es importante señalar que, aunque el día del orgullo se conoce comúnmente como el día del Orgullo Gay, esta primera manifestación en Barcelona fue encabezada por seis transexuales que reivindicaban su identidad de transexuales, diferenciándola de la identidad marica. Las mujeres lesbianas también participaron de esta primera movilización, rompiendo con la invisibilización al grito de: “¡Detrás de las ventanas también hay lesbianas!!” y algunas de las personas que estuvieron presentes nos hablan de una gran unión de todas las sensibilidades de aquel momento.
Cuarenta años más tarde la inercia de los pasos que recorrieron ellas, ellos y elles se ha ido haciendo más fuerte y otras piernas se han ido sumando para andar un camino, no sin grandes dificultades, en términos de visibilización y de adquisición de derechos ciudadanos. Un camino de lucha y de resistencia a una violencia estructural que, aunque el discurso actual parece hablarnos de tolerancia y respeto, es solo un espejismo pues la violencia sigue estando ahí haciendo su trabajo día a día, con un gran impacto en las cotidianidades y en las subjetividades de cada una.
Si hacemos una lectura optimista, estamos más cerca de algo que pudiera ser el paisaje deseado, un lugar que nos hable y nos haga sentir realmente orgullosas. Orgullo de verdad. Ese que nos habla del amor propio o del amor que cada persona tiene hacia si misma. Ese es el escenario que queremos imaginarnos y no este en el que a pesar de las leyes las las lesbianas, gays y trans seguimos sufriendo discriminación. Agresiones cotidianas que nos penetran y nos construyen. Queremos realmente dejar de hablar de violencia, no tener que protegernos y defendernos diariamente para centrarnos en el placer y el disfrute.
Esta sociedad debería estar orgullosa de la diversidad. Existimos muchas más personas mas allá del modelo de hombre blanco heterosexual. Las trans, maricas y bollos, putas, negras, gitanas, sordas, gordas… Todas estamos aquí y por eso sacar el orgullo a las calles ha de ser un acto festivo pero crítico a la vez, de reconocimiento propio y social. Salimos a recordarle al sistema que existe la diversidad, que existimos más allá de la heteronorma y del binarismo hombre mujer. La alteridad, lo raro, lo infame, lo feo… toma las calles.
Visibilidad lesbiana
Como ha dicho Marisela Montenegro en las jornadas de Municipalismos Queer celebradas en Barcelona este mismo fin de semana “las identidades tienen su origen en el poder”. El problema de las identidades es que acaban dejando fuera a todas las “otras” que son compartimentos estancos que construimos en contraposición al otro.
Entonces, ¿por qué hablamos de orgullo lesbiano? ¿Por qué nos reafirmamos en nuestra identidad lesbiana? Sí, la identidad lesbiana también nace del poder, se construye en contraposición al otro, a la heteronorma y al andocentrismo que, por otro lado, no deja de estar presente en os movimientos LGTBI. Es por la lucha. Necesitamos este sujeto político por que tenemos especificidades que hemos de visibilizar para poder transformar y por que si no nos acabamos diluyendo y desapareciendo. En las mujeres lesbianas históricamente la represión ha sido especialmente significativa, dado que los mandatos de género que nacen del sistema patriarcal, hacia las mujeres, castigan duramente el salirse de la norma binaria y heterosexual establecida. La sexualidad de las mujeres no existe si no es a través de un hombre y la de las lesbianas se ha invisibilizado completamente.
Todas y cada una de las personas que forman parte de las siglas LGTBI+ han vivido alguna vez algún tipo de discriminación. Algún tipo de violencia machista, algún tipo de “castigo” por no responder al modelo heteronormativo esperado. En concreto, las lesbianas sufrimos una doble discriminación, por ser mujer y por salirnos de la heteronorma. Necesitamos seguir hablando de orgullo lesbiano pues es avanzar dos pasos contra el sistema patriarcal y mirar de frente a la lesbofobia para poder combatirla políticamente e individualmente.
El impacto de la lesbofobia y como combatirla
El sistema heteropatriarcal tiene diversos mecanismos para mantener el status quo y las bolleras, maricas y trans somos un gran objetivo porque transgredimos la masculinidad y la feminidad hegemónicas y cuestionamos el sistema binarista sexo-género.
Dicho sistema, en el que nos hemos socializado todas y en el que hemos construido nuestras creencias y hemos formado nuestras opiniones sobre “lo que está bien y lo que está mal”, es un sistema que defiende la heteronorma y ha construido el imaginario colectivo. Forma parte de nuestro inconsciente, de nuestra memoria personal individual y colectiva, y determina cuál es la forma correcta de “ser mujer” o de “ser hombre”. Determina, en gran parte, como nos pensamos a través de mandatos y estereotipos que dirigen el camino “correcto” y también de criminalizaciones y “castigos” que nos hablan de lo que sería para el sistema patriarcal “el camino incorrecto”. Esto no hace más que situar a las personas con disidencias sexuales y de género completamente fuera de la norma a través de las violencias derivadas de la LGTBIfobia. Término complicado, pues incluye muchas realidades con diversas y particulares formas de discriminación además de dejar fuera muchas otras.
La lesbofobia, en concreto, incluye también la misoginia. Las lesbianas sufrimos ataques por el mero hecho de ser mujeres y además somos castigadas por prescindir de los hombres en nuestras relaciones sexo afectivas o en nuestras maternidades. Por ejemplo ¿A cuantas de nosotras no les han dicho que ahí faltaba un hombre cuando se estaban besando con otra chica? ¿A cuantas no nos han dicho eso de “¿Eres lesbiana? Pues es una pena porque eres muy guapa”? O el hecho de tener que demostrar en el registro civil cuando vas a inscribir a tu bebe con dos madres que has ido a una clínica de reproducción asistida, no vaya a ser que haya un padre al que estamos haciendo el vacío.
Otra característica de la lesbofobia es que nos quiere invisibles. Este es un mandato de género, las mujeres tenemos que ser invisibles y sobretodo no ser viriles. Nuestra sexualidad no nos pertenece. ¿Cuántas veces hemos oído el típico “sí a mí me parece muy bien que hagan lo que quieran, pero en su casa”? ¿A cuántas de nosotras no nos han gritado, insultado, o incluso agredido por besarse en la calle? ¿A cuántas de nosotras no las han echado de algún local? ¿Cuántas de nosotras no pueden expresar libremente su orientación sexual en sus puestos de trabajo por miedo a perderlo? ¿Qué facilidades pone nuestro sistema de sanidad pública para la maternidad lesbiana?
La lesbofobia, cuyo origen es estructural, también cala en nosotras. Es lo que llamamos lesbofobia interiorizada y que nos puede hacer mucho daño si no somos conscientes. Puede generarnos autoodio y rechazo así como dificultar nuestras relaciones y nuestro estar en el mundo. Como todo lo que es estructural la solución pasa forzosamente por la lucha política y nuestros espacios de seguridad y sororidad. Una lucha política que tiene que ser feminista pues como hemos comentado anteriormente el origen de nuestras discriminaciones y las del resto de personas con disidencias sexuales o de género es el sistema patriarcal.
¿Y mientras deconstruimos el sistema que hacemos? Pues, las lesbianas, orgullosas, resistentes y resilientes, vamos utilizando diversos mecanismos de supervivencia. Entramos y salimos del armario continuamente calibrando los peligros con consciencia personal y política en equilibrio.
Así, podríamos decir que por un lado, nos visibilizamos, generamos espacios cotidianos con naturalidad poniendo sobre el mantel nuestro lesbianismo, y por otro, también vamos evitando situaciones que percibimos como peligrosas y de esta manera evitamos las agresiones. El problema viene cuando la evitación se convierte prácticamente en la única estrategia que utilizamos o cuando no somos conscientes y se convierte en algo automático.
Otra de las estrategias que nos ayuda en este camino, es la construcción de espacios de seguridad. Estos espacios pueden ser muy empoderadores a la hora de afrontar la lesbofobia. Sin embargo, es importante no convertirlos en nuestra única práctica política. Es fundamental trascender estos espacios pues de otra forma algo que debería servirnos para coger aire y reforzarnos se puede acabar convirtiendo nuevamente en una estrategia de evitación. Entonces el peligro será percibido cada vez como mas difícil de combatir, será como un fantasma que solo puede desaparecer si lo miras a la cara.
Así que una forma de trascender nuestros espacios de seguridad en los que nos sentimos tan bien y pasamos tan desapercibidas es saliendo de forma crítica a las calles este 28 J. Salir con orgullo lesbiano para combatir esa lesbofobia que sigue operando después de tantos y tantos años de lucha, incluso oculta bajo discursos de tolerancia. Protestar por como nos condiciona y nos invita a invisibilizarnos. Y además de combatir, también queremos disfrutar y celebrar los derechos conseguidos, las salidas de armario, las luchas compartidas, los besos públicos, los nuevos modelos familiares, las tijeritas. Queremos gritar y bailar por atrevernos y por las baldosas que están construyendo el camino a la diversidad. Celebrémonos todas, orgullosas.


Catalunya Plural, 2024 
5 comentaris
Esto me parece una idea buena y creo que nuestra sociedad le falta la igualdad en todos los asuntos. Soy madre gracias al proceso realizado en la clínica ucraniana pero quisiera que sus servicios son accesibles para todos a pesar de la orientación sexual y el modo de vivir
Eso es. Está bien tu opinión y comparto lo que dices tú. Soy madre gracias al mismo centro, chica. Saludos!!
Tengo el trato adecuado respecto a la comunidad LGBT y creo que la reproducción asistida debe ser disponible para todos. En mi caso el país donde realicé mi propio proceso de la RA está prohibido pasar por los mismos procedimientos para las parejas homosexuales.. Pero no sé que nos esperará en futuro..
No tengo ninguna lesbofobia y considero que todos deben tener los mismos derechos sin dividir la sociedad en las partes menores.. Para mi eso es muy tonto.. Y quiero apoyar la igualidad para todos. Y también en la reproducción asistida porque mi propia historia está vinculada muy estrechamente con este tema ya que soy madre dado a la donación mitocondrial en Biotexcom, el centro ucraniano muy profesional que realiza los sueños
Es muy bueno que las tecnologías están cambiando muy rápidamente y hoy en día podemos ser padres incluso si la mujer tiene una enfermedad que no la deja quedarse embarazada , como en mi caso.
Pero la gestación subrogada no está permitida en todos los países, incluso España. Por eso mi marido y yo optamos por Ucrania. Ahí eso está legal y es muy importante que hay lugares donde están listos para ayudarte . En cuando se termine la pandemia y abren las fronteras , nos vamos ahí a la clínica de reproducción asistida de Feskov, bien recomendad por nuestros amigos . Espero que pronto logremos nuestro sueño y podamos ser padres. Para nosotros sin hijos es muy difícil tener la felicidad perfecta.
Tambien dejo la referencia a la ley de subrogación en Ucrania, traducida al español: https://maternidad-subrogada-centro.es/maternidad-subrogada-law.pdf