Más formación, más prevención y un esfuerzo por mejorar la educación son algunas de las líneas de trabajo adoptadas por la Guardia Urbana de Barcelona antes y después de producirse el atentado terrorista del 17 de agosto de 2017 para evitar que se repita la situación. Igualmente los Mossos d’Esquadra han extraído del sagnante atentado enseñanzas para mejorar la seguridad de la ciudadanía, aunque no han considerado, por la naturaleza de su función, explicar el contenido, según ha podido saber Catalunya Plural de fuentes de ambos cuerpos de seguridad.
La Guardia Urbana de Barcelona fue el primer cuerpo policial en acudir al lugar del el 17 de agosto de 2017 . Cuentan que cuando se produjeron los hechos a las ramblas había pocos efectivos: un cabo y dos guardias que vigilaban con discreción los manteros.
La primera impresión al ver que la furgoneta entraba en la Rambla fue pensar que era un accidente. Pero, enseguida se impuso la realidad. Se oyó un golpe y los guardias vieron que el vehículo embestía peatones. La reacción de los policías locales fue gritar: «ataque terrorista» y correr detrás de la furgoneta. Más tarde un cabo con conocimientos de enfermería fue el primero en tener cuidado de los heridos.
En la Guardia Urbana y el Ayuntamiento de Barcelona hacía tiempo que observaban, para aprender, los casos de otras grandes ciudades que, como París, habían sufrido antes atentados terroristas masivos. En este sentido, un grupo de grandes ciudades tiene un foro abierto, el EFSUS, (foro europeo de seguridad urbana) que sirve para intercambiar experiencias y mejorar actuaciones en el ámbito municipal, según explican fuentes de la Guardia Urbana de la capital de Catalunya.
Las medidas que se decidieron aplicar en Barcelona tras el atentado tienen dos vertientes, una son las actuaciones en materia preventiva y de formación y la segunda es la aplicación de los mecanismos pasivos de protección de personas y bienes. Se ha de decir que decir que todas las medidas de lucha antiterrorista se ha tomado de común acuerdo con todos los cuerpos policiales, afirman a la Guardia Urbana.
De acuerdo con la experiencia vivida el día del atentado una primera resolución ha sido dotar de formación en primeros auxilios a buena parte de los coches patrulla de la Guardia Urbana, especialmente para la atención a las víctimas. Además, se han impartido cursos de reanimación y atención a heridos. Desde el cuerpo municipal se puntualiza que esto se ha hecho a pesar de ser conscientes de que la atención sanitaria no es competencia de un cuerpo de seguridad, sino de la sanidad pública, pero igulamente se quiere destacar en la preparación, esperando que nunca haga falta.
Pero no sólo se ha mejorado la prevención para superar una desgracia. Los efectivos del cuerpo municipal que patrullan las calles han incrementado su formación en tiro y en medidas y protocolos de autoprotección. Esto, teniendo claro que la policía que debería hacer frente a un ataque terrorista son los Mossos.
En la línea antes mencionada se han dotado los coches patrulla de torniquetes para realizar las primeras curas y en al menos 20 coches de la policía local llevan en su interior desfibriladores para atender paradas de corazón.
Al mismo tiempo, en un trabajo coordinado en todo el ámbito municipal se ha llevado a cabo una labor de formación en favor de la diversidad, el respeto a la diversidad religiosa y la prevención de delitos de odio. En esta tarea ha sido muy importante la colaboración del cuerpo de Mossos d’Esquadra, que tienen especialistas, por ejemplo, en detección de radicalización extremista.
Seguridad pasiva
Junto a las medidas activas, el ayuntamiento de Barcelona inició, en noviembre de 2017, una serie de medidas pasivas de acuerdo con la Junta Local de Seguridad, que afectaban a la lucha antiterrorista. De la junta, donde estan presentes el servicio de prevención de incendios y salvamento, el servicio de movilidad y de urbanismo, y la Guardia Urbana, surgió un subgrupo técnico que ha planificado sistemas de protección pasiva como son obstáculos provisionales (arbolados, jardineras, cubos de hormigón y pilones) en los espacios acordados.
Los entornos de la Sagrada Familia han sido uno de los lugares donde se ha emplazado esta protección de tipo pasivo. Pero, también se han situado en lugares como las calles de Marina, Cerdeña y Provenza, entre otros.
Cabe recordar que después de producirse el atentado de las Ramblas se registró una polémica sobre la colocación de pilones de seguridad en ese entorno. Aunque el debate se podría enmarcar en la serie de descalificaciones que surgieron, quizás vinculadas con intereses políticos, buscando culpables en el atentado.
De los Mossos se conoce su rápida la reacción en saberse el atentado. Unos minutos después de conocerse la desgracia, efectivos de los cuerpos especiales intentaban evitar desde tejados un ataque de franco tiradores. Después se desplegaron por la Rambla ordenando la gente entrar en los locales para evitar nuevas secuelas. El resto de la historia ya es conocida. En aquellos primeros instantes, hubo una cierta confusión por falta de comunicación, entre Guardia Urbana y Mossos. Ahora esto no pasaría, la coordinación es uno de los aspectos que más se ha trabajado para mejorar la seguridad de ciudadanos y también de los servidores públicos.

