Esplais, centros recreativos, campamentos, campus, centros cívicos… en verano hay innumerables ofertas de ocio para niños, continuando su educación, pero fuera las aulas y de los contenidos curriculares. La educación en el tiempo libre tiene fuertes beneficios en las capacidades de los menores, pero su acceso sigue sin estar democratizado. Tanto es así, que veinte barrios de la ciudad de Barcelona no cuentan con ningún tipo de oferta de ocio . Mayoritariamente las zonas huérfanas de estas propuestas coinciden con las que tienen las rentas más bajas.
Es para intentar paliar esta desigualdad que, hace tres años, el Ayuntamiento de Barcelona, a través del Instituto Municipal de Educación (IMEB), puso en marcha el programa Baobab. Incluido en el Pla de Barris, este proyecto de campamentos urbanos cubre las necesidades de ocio educativo y genera dinámicas comunitarias para poner la semilla de redes de entidades de ocio de las que carecen estos barrios.
“La clave de los campamentos Baobab es su continuidad, no sólo año tras año, sino durante el resto del curso. Esta continuidad queda en manos de las y los jóvenes de los barrios implicados”, aseguró el comisionado de Educación del Ayuntamiento de Barcelona, Miquel Àngel Essomba, durante la fiesta de clausura del programa Baobab, a la que han asistido cerca de 400 niños. Essomba considera los campamentos urbanos como un proyecto de “cocción lenta que implica totalmente a los niños y jóvenes”; son ellos los que deciden qué actividades, cómo y cuándo se realizarán. “Así, que los niños se den cuenta que no son los únicos que participan, que tienen el apoyo de la ciudad, hace que se sientan parte de un proyecto de fuerte impacto”, apunta.
Así, fortalecer el sentimiento comunitario de estos barrios es uno de los objetivos principales del Baobab, más allá de garantizar el derecho al ocio. El programa, que se construye conjuntamente con las entidades de asociacionismo educativo y las escuelas públicas que han abierto las puertas y cedido los espacios, pretende ser la semilla y el punto de encuentro de diversos actores que puedan generar redes fuertes y arraigadas en la comunidad .
Miquel Àngel Essomba ha valorado muy positivamente esta edición, ya que ha sido “en la que han participado más niños y más barrios que nunca”; y es que han sido cerca de 692 niños de entre 4 y 12 años los que han participado en la edición de este año, que ha estado presente en 9 barrios de 5 distritos, ampliándose en tres barrios más que el año anterior. Así, durante todo el mes de agosto, diferentes escuelas públicas han abierto sus puertas para convertirse en centros neurálgicos de los campamentos, que han sido dinamizados por 9 equipos educativos formados, en gran parte, por jóvenes de los respectivos barrios y gestionados por Fundesplai, la Fundación Pere Tarrés y Asme-Asociación Brot.
Barcelona, ciudad de paz
En estos campamentos se aplica una metodología singular, con respecto a la organización y el programa de actividades y de temas alrededor de los cuales se desarrollan estas actividades. Los niños deciden y participan activamente en las actividades que ellos mismos proponen. Así, la motivación principal a lo largo de esta edición se ha articulado a través de la temática ‘Barcelona, ciudad de paz’. “Barcelona no puede dar la espalda a lo que pasa y, por ello, no podíamos obviar que este año se daría el primer aniversario de los terribles atentados de Barcelona y Cambrils. Hemos querido dar fuerza al lema ‘Amor a la Paz “, apuntó Essomba. Por ello, una representación de 18 niños y niñas del Baobab participó el pasado 17 de agosto en la ofrenda floral a las Ramblas durante los actos conmemorativos con motivo del primer año de los atentados.

