Maternidad subrogada: ¿derecho o deseo?

La controversia creada hace unas semanas entre grupos a favor y en contra de la gestación subrogada en España ha puesto de nuevo el debate sobre la mesa. En este caso a raíz del inicio de una campaña para pedir la regulación de la práctica bajo el lema “Nosotros parimos, nosotros decidimos” por parte de la organización Son Nuestros Hijos. La Red Estatal Contra el Alquiler de Vientres acusó esta organización de apropiarse de un lema que había sido históricamente del movimiento feminista, utilizado para reclamar el aborto libre. En el campo de los feminismos hay dos posiciones contrapuestas respecto a la maternidad subrogada. Hay una parte que piensa que la gestación subrogada forma parte de la autonomía de las mujeres y otra que lo ve como una forma de cosificación que perpetúa la mercantilización del cuerpo de la mujer y del patriarcado.

En el manifiesto del movimiento NoSomosVasijas, oponen fuertemente a este tipo de prácticas porque piensan que el “altruismo” de unas pocas, no evita la mercantilización, el tráfico y las granjas de mujeres comprando embarazos a la carta. La recurrencia argumentativa al altruismo y generosidad de las mujeres gestantes, para validar la regularización de los vientres de alquiler, refuerza la arraigada definición de las mujeres, propia de las creencias religiosas, como “seres para otros”: su horizonte vital es el “servicio”, “dándose a los demás”. 

Por otro lado, desde la Asociación por la Gestación Subrogada en España han creado una proposición de Ley de Gestación Subrogada para que se garantice “la protección de todos los comitentes, que deben participar en el procedimiento de manera plenamente informada, libre y voluntaria. Se garantiza así la libertad personal de acceder a la paternidad / maternidad y, en consecuencia, a los diferentes modelos de familia que conforman nuestra sociedad: parejas homosexuales y heterosexuales, hombres solos e incluso mujeres solas que lo necesiten podrán acceder a esta técnica para ver cumplido su deseo de ser padres / madres”.

La gestación subrogada a debate

Sólo pensar en cómo llamar a esta práctica, que consiste en que una mujer gestará un hijo pero no tendrá su custodia, sino que la entregará a una familia que por varias razones no puede tener hijos biológicos, ya provoca un debate terminológico. Hay quien utiliza el término gestación por subrogación, maternidad subrogada, gestación por sustitución o vientre de alquiler entre otros. Según Serena Brigidi, Antropóloga Médica y coordinadora del Observatorio contra la violencia obstétrica, el hecho de referirse con un término o al otro conlleva “mirar el marco teórico, la ideología que se quiere adoptar y el conocimiento situado de cada mujer”.

Para abordar la gestación subrogada es necesario un debate profundo sobre los problemas éticos o morales que puede suscitar su legalización. Noelia Igareda, investigadora del grupo Antígona y doctora en Derecho, está a favor de que se regule; considera que no hacerlo supone mantener la “hipocresía” que sean sólo las familias ricas las que se pueden permitir ir a los países donde la gestación subrogada está permitida. Además, apunta que la regulación es “una manera de dar seguridad jurídica a todas las partes”. Ésta, para ella, sería la principal razón, tanto por los adultos que acceden a esta práctica como por los niños y la situación de vulnerabilidad que se puede crear a su alrededor.

Al otro lado de la moneda, desde el Observatorio de Bioética y Derecho de la UB  consideran que estamos ante un debate lleno de intereses que expresan que la maternidad subrogada supone abrir puertas a situaciones de explotación de las mujeres gestantes porque al final lo económico pasa a controlar los derechos. “Hay detrás lobbies muy potentes con intereses económicos de las empresas intermediarias”. Para estos dos actores, si se llega a la regulación, se deberían establecer unos mínimos que garanticen una regulación muy restringida, que haya control judicial y que se excluyan los intermediarios.

En la línea de la mercantilización de los cuerpos es en la que se apoya Marta Busquets, abogada especializada en derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, para mostrarse contraria a la práctica: si se examina “el contrato de la gestación subrogada lo que se contrata es un bebé, tratado como si fuera un objeto. Por tanto, no estamos contratando el cuerpo o la capacidad de gestar de una mujer, sino un servicio que incluye la entrega de un producto que es el bebé. No me parece de recibo que puedas contratar la vida”, opina. 

Brigidi sigue la misma línea y añade que “es un regreso, si alguna vez hemos salido de ello, a una biologización de los cuerpos de las mujeres y una trivialización del proceso del embarazo y el parto”. Para ella, un punto que debería centrar el debate es “replantear los significados sociales y culturales de tener descendencia. ¿Por qué un hijo o hija? ¿Un deseo, una demanda, un derecho? “

¿Es una decisión libre?

En España, las personas que están a favor de la legalización de la maternidad subrogada piden que se haga de manera altruista, sin que la mujer gestante pueda lucrarse de tener un hijo. El debate está centrado en sí es una decisión libre para la mujer. Serena Brigidi no ve altruismo en un contrato entre madre gestante y familia: “si hay un contrato que incluso marca las reglas de la vida de la mujer gestante o sus prácticas cotidianas (cuándo tener sexo, qué comer, qué productos utilizar…) no hay espontaneidad, voluntariedad ni altruismo, sino necesidad de ambas partes”.

La explotación de las mujeres gestantes también es un punto clave en el debate. Noelia Igareda explica que en Estados Unidos es un negocio y que hay mujeres que se dedican a esto pero “con un fuerte componente altruista. Tampoco compensa, porque los 150.000 euros que cuesta aproximadamente la gestación subrogada allí, la mujer gestante se lleva 25.000 por nueve meses”. Para ella, es importante que haya una regulación de esta práctica precisamente para que no pueda haber casos de explotación de las mujeres como los burdeles reproductivos de la India. 

Explica que la falta de regulación de la práctica en la India es la que provocó la explotación “y por ello, el gobierno de legisló y prohibió que los padres de intención fueran extranjeros, es decir, cortó la posibilidad de que aquello se convirtiera en un negocio en el que fuera fácil explotar a la gente más pobre y en situación más vulnerable de la India”. Añade que es importante tener en cuenta que “no hay ningún tipo de legislación que asegure ningún tipo de explotación. En los países del tercer mundo hay gente esclava y no por la gestación subrogada. Gente que trabaja en condiciones infrahumanas en la industria textil y no lo prohibimos. Son condiciones de esclavitud que aquí no permitiríamos bajo ningún concepto”.

Además, para Busquets se debe tener en cuenta la globalización, ya que “la mayor parte de las mujeres productoras de bebés están en el tercer mundo, volvemos a hablar de dinámicas colonialistas en las que las mujeres que están gestando y pariendo son las que tienen menos derechos”. Ella piensa que defender el argumento “puedo hacer lo que quiera con mi cuerpo” es “un argumento liberal. Por ejemplo, Ciudadanos no promueve una ley para se puedan vender los riñones como en Filipinas. El cuerpo de las mujeres siempre está a debate por su capacidad reproductora.La maternidad subrogada mueve mucho dinero y hay una parte del electorado al que le encaja este discurso”. 

En todo caso, es importante centrar el debate en la protección de los derechos de las mujeres gestantes para que no haya condiciones de explotación. Serena Brigidi explica que “vivimos en una época donde el derecho se confunde con el deseo y así se niegan los derechos fundamentales”.

 

¿Cuál es la regulación en España?

En cuanto a la situación actual de la maternidad subrogada en España, es importante destacar que el artículo 10 de la Ley 14/2006, de 26 de mayo, sobre técnicas de reproducción humana asistida, explica que todos los contratos de maternidad subrogada se considerarán nulos. Pero por otra parte, la Instrucción de la Dirección General de Registros y del Notariado, de fecha 5 de octubre de 2010 contempla la inscripción de las criaturas nacidas bajo esta técnica siempre que uno de los dos progenitores tenga la nacionalidad española y que hayan llevado a cabo la maternidad subrogada en un país donde esta práctica está regulada y exista una resolución judicial que garantice los derechos de la mujer gestante y la garantía de que en el momento que la mujer gestante renuncia al niño está en pleno uso de sus facultades.

Busquets explica que cuando se habla de regular “nos están mintiendo, no nos están hablando de regularla sino despenalizarse la”. Y es que también hay controversia sobre el estatus legal de la gestación subrogada; así como hay quien, como Igareda, no la considera una práctica penada “es una situación de no admisión”, otros como Busquets apuntan al artículo 221 del Código Penal para afirmar que sí lo está:

“Los que, mediante compensación económica, entreguen a otra persona un hijo, descendiente o cualquier menor aunque no haya relación de filiación o parentesco, eludiendo los procedimientos legales de la guarda, acogida o adopción, con el fin de establecer una relación análoga a la de filiación, serán castigados con las penas de prisión de uno a cinco años y de inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de la patria potestad, tutela, curatela o guarda por tiempo de cuatro a 10 años”.

Con toda esta controversia, una de las preguntas que surge es si la ley dice que el contrato será nulo para que las familias pueden inscribir las criaturas en el registro español cuando han pasado por el proceso de maternidad subrogada a otro país. En estos casos, según Igareda y Busquets, se debe tener en cuenta que se alega el interés del menor, se dice que sería peor privar al menor de una familia. Cabe destacar que la filiación en el registro español es mucho más fácil cuando se ha recurrido a hacer la práctica en países donde hay una sentencia judicial que da la paternidad a los padres por subrogación, porque, como dice Igareda: “los países se reconocen mutuamente las sentencias judiciales, por tanto, en España lo único que se hace es reconocer la validez de la sentencia “.

Sin embargo, países como Ucrania, donde no hay una sentencia judicial, el procedimiento es más complicado pero lo que se hace es reconocer el interés del menor “. Pero según Marta Busquets “se está utilizando la interpretación del interés del menor en favor del tráfico económico y los intereses del capital”, ya que el interés del menor se puede interpretar también en el sentido de que es peligroso poner a los menores en situación de inseguridad jurídica y que corran el riesgo de que este menor pueda quedar desamparado.

Situación de los países donde la gestación subrogada está regulada

Los países que permiten la gestación subrogada son Estados Unidos, Grecia, Ucrania, Reino Unido, Tailandia o Rusia entre otros. Entre estos hay diferentes legislaciones. La mayoría de personas de España recurren a los Estados Unidos, porque hay mucha seguridad jurídica, o en Ucrania, para que el proceso es más barato. En estos países la gestación subrogada es comercial, es decir, se pagan un dinero a la mujer gestante por el hecho de serlo. Como explicaba Igareda, en Estados Unidos acceder a la maternidad subrogada tiene un coste muy elevado, el proceso oscila ·entre 80.000 y 240.000 euros dependiendo del Estado donde se practique. Es importante tener en cuenta que todos los niños que nazcan en Estados Unidos tendrán la ciudadanía y serán considerados como ciudadanos de pleno derecho. Además, después obtendrán la nacionalidad española por ser hijos de padres españoles.

Por otra parte, Ucrania se ha convertido en un país rentable para que el precio no es tan elevado como en Estados Unidos, cuesta entre 26.000  y  60.000 euros. En cuanto al procedimiento para registrar un bebé nacido por gestación subrogada en Ucrania hay algunos aspectos que llaman la atención. La mujer gestante, mediante un documento, renuncia a la maternidad y se hace una prueba de ADN del padre de intención para demostrar la filiación con el padre. Una vez en España, el bebé se registra sólo con el nombre del padre y la madre de intención debe esperar 6 semanas para pedir la adopción de este bebé nacido por gestación subrogada porque en España sólo se reconoce  como  madre la mujer que da a luz, aunque la madre de intención haya dado sus óvulos.

En los países europeos la maternidad subrogada se hace de manera altruista como en el Reino Unido. Según Busquets esto es “una trampa enorme” porque si se lee la ley podemos llegar a la conclusión de que está bastante bien, aparte que es altruista, la mujer que gesta puede decidir hasta el último momento si quiere o no entregar el bebé. La trampa se encuentra en el hecho de que, por ejemplo, en la India se blindó la práctica los extranjeros salvo que en su país sea legal, es decir, “si en tu país está regulado y se permite altruistamente entonces los ingleses pueden ir a comprar bebés en la India “donde es menos restrictivo.

Fuera de los tratados internacionales de derechos humanos no hay ningún marco legal que regule esta práctica, ya que en relación a esta materia cada país es soberano y regula como cree conveniente. Según Marta Busquets crear un marco conjunto es difícil, ” el país por excelencia donde es legal es EEUU y esta gente no promoverá que haya legislación especifica”. Además, Igareda explica que por ejemplo, “España o el Reino Unido tiene una legislación permisiva y luego hay otros países como Polonia o Italia donde todo es pecado. Así es imposible llegar a un consenso”.