El escándalo llamado Phonegate destapó que varias compañías de teléfonos móviles falseaban los datos a fin de pasar las pruebas de seguridad de sus aparatos. La asociación Phonegate Alert consiguió vía petición judicial que la ANSES, la Agencia nacional de seguridad sanitaria de la alimentación, del medio ambiente y del trabajo francesa, publicara un estudio que había realizado donde se analizaba la exposición de 500 móviles diferentes. La presión de la asociación hacia las autoridades francesas ante la impasividad de las empresas productoras hizo que Francia retirara todos los ejemplares de 10 modelos de teléfono móvil.
La norma europea establece para los móviles un nivel máximo de SAR (Tasa de absorción específica, en sus siglas en inglés Specific Absorption Rate) de 2 watios por cada kilogramo pero algunos fabricantes se acercan peligrosamente a esta cifra y la mayoría la pasan o la multiplican en el contacto con la piel. Por lo demás, los directores de las dos principales organizaciones que trabajan por la regularización de los derechos en torno a los móviles y sus radiaciones en Francia, consideran que este nivel de exposición a las ondas electromagnéticas ya es demasiado elevado.
Coincidiendo con el inicio de la celebración del Mobile World Congress en Barcelona, la asociación estatal con grupos locales Electro y Químico Sensibles por el Derecho a la Salud han denunciado en la sala de actos del Colectivo Ronda el uso indiscriminante de la tecnología teniendo esto en consecuencia un impacto superior en la salud de personas con electrohipersensibilidad (EHS) y sensibilidad química múltiple (SQM). Juan Antonio Rivera, asesor en salud de hábitat, geobiología, contaminación electromagnética y bioconstrucción, es también uno de los portavoces de la asociación Electro y Químico Sensibles por el Dereho a la Salud. Explicó que si bien a nivel internacional el caso Phonegate sonó, no fue hasta que ellos lo sacaron en rueda de prensa en Madrid que empezó a hacerlo en España.
De aquella intervención, ahora, dos diputados de Podemos están preguntando al Gobierno que ‘¿qué se está haciendo en España?’ dado que el caso Phonegate ha supuesto sólo en Francia la retirada o intervención de 100.000 smartphones del mercado por superar los límites SAR permitidos. Pero si bien la tarea de denuncia es importante, también lo son otras acciones que realizan como asociación como crear guías de accesibilidad para personas EHS o SQM, realizar protocolos de actuación hospitalaria o proponer la modificación de la guía de valoración de la INSS hacia estas personas.
A nivel español pues no hay ningún tipo de regulación que presione a las empresas productoras de telefonía móvil para responder ante unos límites por salud y seguridad. En Francia, el trabajo en conjunto de dos organizaciones ha conseguido ya la retirada de ciertos modelos del mercado.
La preocupación incrementa por la aparición del 5G. Pierre-Marie Théveniaud es el presidente de Robin des Toits, la Asociación Nacional para la Seguridad Sanitaria en las Tecnologías Inalámbricas (Association nationale pour la securite sanitaire dans les technologies sans fils), Desde donde quieren poner al descubierto las mentiras que hay alrededor de la emisión del 5G. Théveniaud, de visita en Barcelona para hablar del caso Phonegate y la situación actual, ha querido poner énfasis en que hoy en día lo tenemos todo conectado: “la casa, el coche, en el trabajo, las comunicaciones son en red… muchos estudios apuntan que sí existen efectos nocivos para la salud pero aún así se están permitiendo bandas de frecuencia más alta”. Cree además, que si se está yendo hacia el modelo 5G con todo lo que conlleva es porque esta tecnología “aportará 12,3 trillones de dólares a la economía global de aquí a 2035 y sólo 500 mil millones de euros de inversión necesarias en los próximos 10 años según Bruselas”. En este sentido, Théveniaud ha denunciado que “la salud de la población no debe basarse sólo en el beneficio”.

Se habla de la tecnología 5G como inteligente dado que las antenas pueden orientarse para encontrar el mejor ángulo: se minimiza el epicentro de salida para mejorar y ampliar la recepción. Théveniaud también ha explicado que, con este método, la potencia de radiación es más alta, de hasta 900 kW de radiación. Además, denuncia que la intención sea “montarlo en la calle, en las aceras, como servicio público”. Estar rodeado de antenas pequeñas, que conectan con antenas grandes, que a la vez conectan con satélites, hace que todo el mundo esté afectado por la radiación y que, probablemente, más gente empiece a desarrollar efectos secundarios. Efectos que pueden ser, según Théveniaud y los estudios donde se apoya, de carácter sanitario o biológico. En este sentido, las demandas que emiten desde Robin des Toits son muy concretas: una moratoria por el desarrollo del 5G y hacer estudios de los efectos sanitarios previos a su implementación, una revisión de las normas específicas desde bases científicas, no utilizar los móviles entre los menores de 14 años y, teniendo en cuenta los efectos biológicos y más en las funciones cognitivas de niños y jóvenes, reconocer oficialmente los efectos sanitarios de la electrohipersensibilidad.
Los datos estiman que en el mundo hay más de 300 millones de personas con EHS pero aún así “los productores dan prioridad a la capacidad y al diseño de sus modelos por encima de la salud de 6 mil millones de usuarios”. Esta es la denuncia principal de la asociación Phone Gate Alert. Protect users’ health que cuenta con el doctor Marc Arazi como presidente. Arazi, también presente en Barcelona coincidiendo con el Mobile World Congress, ha aprovechado para denunciar que las autoridades públicas no están informando a la población ni los consumidores de lo que supone la exposición a las ondas electromagnéticas ante el contacto de su uso sobre el cuerpo.
Actualmente hay dos reglamentos alrededor de la industria de la telefonía: uno de ellos, de Estados Unidos, que lo siguen 19 países, y otra, entre los que se encuentran España y la mayoría de estados de Europa, que lo siguen 150. Este segundo es del año 1993 y el de Estados Unidos de 1996. Arazi considera que ambos están anticuados y que el de EEUU es más protector de la salud que el vigente aquí.
Desde la asociación Electro y Químico Sensibles por el Derecho a la Salud consideran que el escándalo Phonegate pone en evidencia como “los niveles reales de radiación de los teléfonos móviles supuestamente regulados por los gobiernos europeos son en realidad mucho mayores que los anunciados por los fabricantes, en muchos casos los niveles reales de radiación son trece veces más altos que los límites establecidos por las autoridades competentes”. Ante esto, Marc Arazi explica que el 90% de los móviles comprobados en Francia en 2015 excedían los valores de SAR y con estos datos en la mano han logrado hacer retirar 10 modelos de móviles. Y es en esta línea que Arazi quiere insistir.
Hoy por hoy, sólo Francia y los Países Bajos realizan un control post puesta en el mercado de los productos. Hay entonces que seguir presionando pero también Arazi pide generar conciencia y cambiar los usos del móvil y por ello es necesaria la implicación del consumidor, que no debe verlo como una limitación: “no dejamos de conducir cuando pusimos los cinturones de seguridad en los coches “.