La sede del Antic Teatre fue el espacio donde diversos agentes del mundo de la cultura se reunieron para denunciar su situación. Estuvieron convocadas diferentes compañías de artes escénicas, pero también músicos callejeros o libreros. El objetivo era reunir a los medios de comunicación para hacerles partícipes de la lucha por la supervivencia en un entorno cultural precario en la ciudad de Barcelona.

Las demandas iban dirigidas al Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat de Catalunya, para que dejen de posicionar la cultura de base en un espacio marginal y se reclamó a la Administración Pública una postura “contundente” en sus inversiones sobre diversidad cultural.

Se hizo referencia, sobre todo, a las subvenciones de Cultura, las cuales consideran insuficientes y, en muchos casos, inexistentes. Muchos grupos declaran que no reciben subvenciones o que no les proporcionan una licencia para llevar a cabo su actividad artística. Es el caso del complejo del 22@, situado en Poblenou. La normativa dice que las licencias sólo pueden ir destinadas a fábricas que realicen producción material o industrial. Pero la realidad es que el Poblenou hay muchas naves industriales y artistas que trabajan en locales de la zona, que los mantienen en buen estado y, además, dan una identidad cultural en el barrio. Los grupos culturales independientes denuncian que desde la Administración no se hace nada para legalizar sus actividades en estos espacios.

Las entidades sociales y culturales comunican una sensación creciente de abandono por parte de los poderes públicos, los que “vienen las sedes de los espacios de creación a inversores inmobiliarios”. Denuncian que tanto el Ayuntamiento como la Generalitat recortan el presupuesto en subvenciones culturales, lo que les deja en una situación de desamparo. “Pero explicar nuestras debilidades no nos hará más vulnerables” declaran.

Por otra parte, también se reclamó la presencia de proyectos que incorporen la perspectiva de género y que “no perpetúen el machismo con el dinero de todos y todas”. Así pues, se exige la difusión de espacios feministas mediante la influencia de mujeres creadoras.

El gremio de los libreros también estuvo presente en la rueda de prensa a través de algunos de sus representantes y llevaron a cabo sus reivindicaciones: “Las librerías merecemos un trato especial porque difundimos cultura, la cual está vendida a las grandes empresas y al turismo. Reclamamos subvenciones totales, ayuda por los alquileres abusivos y una cuota de autónomos de acuerdo con nuestro sueldo”.
Todas estas situaciones de precariedad provocan que los creadores tengan que irse de la ciudad ya que a las instituciones no encuentran ningún interlocutor con el que puedan debatir. “Estamos cansadas de sobrevivir, queremos vivir, y no trabajar siempre desde el cansancio y la supervivencia”.
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