Maite vino a vivir al Raval cuando tenía 14 años y ahora tiene 75. Lleva, pues, toda una vida en un barrio que, como dice ella, es diverso y lleno de contrastes. Lo cierto es que quiere a su barrio y cuando le propusieron participar en el proyecto #Ravalkm0 no dudó en sumarse. Junto con su nieta, Isona, y su marido, Enric, fue fotografiada el año pasado para inspirar uno de los arcos de luz que cuelgan, desde hace 5 años, de las calles del Raval durante las fiestas de Navidad. “Es un proyecto que representa el barrio, a nosotros, los vecinos”, explica Maite. “Con iniciativas como ésta sentimos que nos tienen presentes”, añade.
El proyecto #RavalKm0 propone unas luces navideñas atípicas, distintas de las que solemos encontrar en el resto de zonas de Barcelona. Los arcos de luz, diseñados para Curro Claret y Maria Güell, salen de fotografiar abuelos y nietos, amigos y amigas, comerciantes y clientes y, en definitiva, la gente que configura el barrio. Porque el barrio, al final, lo hace su gente. Desde el inicio se han ido fotografiando y representando en arcos de luz las diferentes comunidades culturales del Raval. “Conviven muchas lenguas, culturas, vestimentas y colores de piel diferentes. Aquí tenemos todo un mundo”, dice Maite. En esta quinta edición, como novedad, el proyecto se ha encargado también de iluminar la Plaza Universidad y una parte de la Ronda de Sant Antoni, con la incorporación de 14 nuevos arcos de luz de varios colores.
La idea nació de la mano de la Fundació Tot Raval y de la cooperativa Impulsem con el objetivo de fomentar la inserción laboral y la dinamización comercial del barrio. Sigue la filosofía de un consumo responsable y de proximidad, de kilómetro 0. Pero, detrás de esta idea, hay también toda una vertiente social, de integración y de fortalecimiento de la identidad del barrio. “No sólo queríamos hacer una producción socialmente responsable, sino hacerlo con mirada de barrio. Esto nos ha permitido trabajar aspectos como la diversidad cultural”, explica el director de Tot Raval, Oscar Esteban. #Ravalkm0 es, pues, un proyecto que viene desde abajo, desde la sociedad civil: un proyecto del barrio y para el barrio.

Oportunidades empoderadoras
Los arcos de luz los elaboran personas en riesgo de exclusión social, que son formadas y contratadas temporalmente. En estos cinco años de trayectoria, se han producido un total de 140 arcos de luz, que han dado oportunidades formativas a 53 personas en situación vulnerable y han generado 25 contrataciones temporales de personas en paro. “La idea es que tengan una experiencia laboral empoderadora y puedan ver en su mismo barrio lo han producido”, señala Esteban.
Además de los arcos de luz, también se elaboran bolsas de tela que se reparten por los comercios de las calles iluminadas por el proyecto durante las fiestas navideñas. De la confección de las bolsas se encargan dos entidades sociales del Raval, Dona Kolors i Estel Tàpia, y de la serigrafía se ocupa la cooperativa Impulsem. Este año se han producido alrededor de 5.000 bolsas. Para elegir a las personas que participan, tanto de la producción de los arcos de luz como de las bolsas, se hace una convocatoria pública a través de la Red Laboral del Raval.
Nazia Mudassar hace tres años que participa en el proyecto, el primer año haciendo la estampación de las bolsas de tela y los dos últimos colaborando en la producción de los arcos de luz. Ella es originaria de Pakistán y vino a Barcelona hace 8 años. En casa viven del sueldo de su marido, que trabaja en una tintorería del barrio, pero Nazia quería contribuir económicamente a su familia. Conoció la cooperativa Impulsem cuando hacía un curso de castellano y fue seleccionada para formar parte de la iniciativa. Cuando le propusieron encargarse de hacer los arcos de luz, al principio no estaba del todo convencida. “Tenía miedo de no saber hacerlo, me parecía muy difícil, pero luego vi que no lo era tanto. Me siento muy orgullosa de saber que yo también puedo hacer estas cosas. No pensaba que algún día pudiera trabajar”, expresa.

Aparte de haber aprendido un oficio nuevo, afirma que está muy contenta del vínculo que se ha creado con los miembros de Impulsem y las personas contratadas para participar en la iniciativa. “Somos como una familia”, dice. Después de esta experiencia, lNazia siente que ha adquirido más confianza en sí misma y se ve capaz de tener un trabajo fijo. “Me gustaría enseñar castellano a personas de mi país que acaban de llegar a aquí, o bien enseñar a los niños que han nacido aquí pero son de origen paquistaní la cultura de nuestro país”, explica.
Red de colaboración para hacer barrio
#RavalKm0 es un proyecto que ha logrado enraizarse en el barrio y establecer vínculos estrechos entre diversas entidades sociales y comerciales. Jordi Bordas, del eje comercial del Raval, afirma que el mayor hito del proyecto es la conexión que se ha creado entre el tejido social y las entidades comerciales. “Ha servido, por un lado, para mostrar que los comerciantes están junto al barrio y, por la otra, para que los comerciantes se enteren de que hay muchos proyectos sociales con los que es importante colaborar. Porque un comercio de espaldas al vecindario es un comercio muerto”, explica. Por Bordas, estos proyectos sirven para “establecer alianzas y hacer más barrio”.
Este año, con el propósito de vincular el proyecto con el máximo número de entidades y agentes, también se ha contado con la colaboración de un grupo de 25 niños y niñas de 5º de primaria de la Escola Castella. En el marco del programa “Makers en las aulas”, los niños han creado y diseñado el contenido de un prototipo para una app que permitirá visualizar las fotos e historias que han inspirado los arcos de luz.
El proyecto #Ravalkm0 es una demostración más de la fuerza asociativa de este barrio. “En el Raval hay entidades muy diversas que colaboran en muchos proyectos para hacer un trabajo comunitario”, explica Esteban. Esta colaboración, dice, es imprescindible para afrontar todos los retos con más fuerza. En un momento en que el pequeño comercio se encuentra amenazado por las grandes cadenas, Bordas considera que “nos tenemos que ayudar entre todos”.
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No es cierto. En el Raval esta Navidad de 2019 nos hemos quedado sin luces.
El ayuntamiento no nos ha puesto arcos de luz y, si queríamos poner un arco de los de Raval km0, debíamos PAGAR 400€ POR CADA ARCO.
Por unos arcos que son bastante feos y que se estropean con demasiada facilidad.
¡Ya está bien de información sesgada!