Hace años, cuando la EGB incluía el alumnado de trece y catorce años (7º y 8º), en el momento de hablar de la formación de la Tierra y la aparición de los humanos, un chico me vino a explicar que su familia pertenecía a una religión que explicaba que Dios era el autor de la tierra y la vida. Pude hablar con él sobre el papel de las religiones y el papel de la ciencia y le expliqué que, como estábamos en el marco de la escuela, lo que a mí me tocaba era hacerles llegar los argumentos científicos. De adulto, con conocimiento, decidiría como armonizaba la fe y la ciencia (si es que lo quería hacer), añadí. No tuve más problema ni con él ni con la familia.

Estos días he recordado esta anécdota a partir del debate sobre el pin parental que Vox defensa y que sus aliados (PP y Cs) apoyan; en parte porque les parece bien, pero sobre todo para sacar adelante los presupuestos en las comunidades donde gobiernan.

Podríamos pensar que es una tontería, una manera de aparecer en los medios, pero detrás de estas propuestas, este partido consigue situarse en el primer plano mediático y abrir unos debates que, aunque a la mayoría de la población no le interesan, hacen mucho ruido.

Por otra parte, como ocurrió en Catalunya con las denuncias a parte del profesorado por adoctrinamiento (que en muchos lugares del Estado creyeron), consigue crear un sentimiento de miedo entre una parte importante del profesorado. Y el miedo sabemos que lleva a la inacción. No queremos maestros y claustros heroicos, sólo queremos que puedan desarrollar su trabajo sin saberse en el centro de todos los focos.

La educación necesita calma, observación, diálogo, discreción, ilusión, complicidad, silencio y palabra… Educar en la sociedad del siglo XXI se ha convertido en una actividad compleja y a veces difícil. Pero también profundizan con la idea del llamado “derecho de los padres a seleccionar la educación por sus hijos”, que es el principio básico de la defensa de la doble red.

Decía la pedagoga Marta Mata que “una educación de calidad es la que da a cada niño lo que necesita tal y como es”. Más allá de consideraciones pedagógicas -que sabemos que no interesan a este tipo de gente porque son los que creen que ‘la letra con sangre entra’-, las diversas leyes y tratados internacionales, como la declaración de los Derechos del Niño, en el apartado Derecho a ser ciudadano, nos dicen: “Todo niño tiene el derecho intrínseco a la vida, a ser ciudadano y es obligación del Estado de garantizar su supervivencia y su desarrollo. Cada niño debe tener todas las herramientas necesarias para crecer correctamente, como tener una buena alimentación, buena salud y deben tener la ayuda suficiente para conocer el mundo en que vivimos”.

También aparece en los objetivos de la educación: “Los estados convienen que la educación debe orientarse al desarrollo de la persona y las aptitudes del niño, a fin de prepararlo para una vida adulta activa; y que debe infundir el respeto a los derechos humanos fundamentales, el respeto hacia sus padres, su lengua y su entorno natural, y el respeto a sus valores culturales y nacionales tanto como los de las otras civilizaciones”.

Como también sabemos que están en contra de los tratados internacionales y sólo reconocen la Constitución Española, que defienden como ‘una, grande y libre’, recordamos que en el artículo 27.2 se nos dice: “La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia ya los derechos y libertades fundamentales”.

Y el artículo 10: “La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley ya los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social. Las normas relativas a los derechos fundamentales y las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por España”.

Es evidente que de argumentos para defender que los niños y jóvenes deben recibir una educación integral, en valores, para prevenir violencias y para aceptar a todos como son, no nos faltan; los tenemos pedagógicos, de tratados internacionales, leyes del Estado, de las diversas comunidades e incluso la misma sacrosanta Constitución.

Y nos llama la atención que estos partidos que hacen de la unidad de España y la no diferenciación por ningún motivo entre pueblos, decidan que la educación no sea igual para todos los niños y niñas. No nos extraña porque por esta gente (Vox, PP y Cs) las necesidades de las personas, su libertad y felicidad o los derechos básicos no les importa nada. Y si no les importa los derechos de las personas adultas, tampoco los puede interesar los de los niños.

La educación en valores, en la igualdad de género, el reconocimiento de la diversidad afectivo-sexual, la lucha contra todo tipo de discriminación, el reconocimiento de derechos y libertades, son imprescindibles para construir una sociedad democrática, y en estos aspectos, vamos lentes y tarde respecto a otros países de la misma Europa. Pero también tenemos que defender una educación científica. Se trata, en definitiva, de educar para formar personas libres y felices, con conocimientos sobre el mundo en el siglo XXI, comprometidas con la sociedad.

El golpe de estado fascista y la represión cuando se terminó la guerra castigó especialmente el profesorado: encerrados en la cárcel, fusilados, inhabilitados para seguir trabajando … Y los que más suerte tuvieron, marcharon al exilio. Los herederos de aquellos fascistas siguen considerando la escuela y el sistema educativo un campo de batalla. Y el profesorado, un enemigo a batir.

El Gobierno ya se ha manifestado en contra de la medida. Todas y todos los que defendemos los valores democráticos tenemos que poner los recursos necesarios para que esta aberración no sea posible.

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1 comentari

  1. No entendí nada, se supone que debemos dejar a cargo del estado la educación de nuestros hijos aunque sea inmoral y acientífica? Es que no entiende que los políticos por definición tienen una ideología y que por tanto usarán el poder dentro de la educación para perpetuarse? No importa que lo haya propuesto VOX, eso es una falacia y una vergüenza por su parte como periodista, que en lugar de atenerse a los hechos y argumentar en contra, se dedica a difamar a la derecha española como si le importara a alguien su opinión