Janet Sanz Cid es la Segunda Teniente de Alcaldía, y directora del Área de Ecología, Urbanismo, Infraestructuras y Movilidad del Ayuntamiento de Barcelona. Ha sido una de las representantes políticas que se ha visto obligada a quedarse en casa en cuarentena, por haber estado en contacto con algunos de los trabajadores del Ayuntamiento que dieron positivo por coronavirus. “Vivo el confinamiento como cualquier otra vecina, porque nadie estaba preparado para esto”, reconoce.

A pesar de la excepcionalidad, asegura que “todo el mundo está dando lo mejor de sí mismo”, especialmente “el sistema sanitario robusto y fuerte que tenemos”. Teníamos prevista una entrevista presencial para hablar de la emergencia climática, pero la Covid-19 nos ha obligado a hacerla de forma telemática y cambiar el guión. Aunque, de la conversación se extrae que una crisis no puede desligarse de la otra.

¿Cree que reaccionamos demasiado tarde ante la amenaza del coronavirus?

Sí que se puede hacer crítica respecto a las medidas iniciales y creo que la alerta sobre esta crisis debería haber llegado antes. Sobre todo viendo qué pasaba en Italia y en otros lugares, se debería haber sido más contundente a la hora de hacer recomendaciones e indicaciones. Lo que hemos hecho ha sido pasar de cero a mil. Es verdad, sin embargo, que es muy fácil criticar a toro pasado, pero de cara al futuro debemos identificar en qué podríamos haber sido más ágiles. La autocrítica siempre es bienvenida para mejorar el apoyo a personas vulnerables o con crisis de salud que ya sufrían de forma estructural.

Para una parte de la población el confinamiento y la pérdida del trabajo está siendo muy dura

Nadie imaginaba que llegaríamos a este punto. Mucha gente lo pasa mal intentando mantener la normalidad cuando ya hace días que estamos encerrados en pisos pequeños, con familia y niños. Esto nos hace reflexionar sobre los mínimos de habitabilidad con los que deberíamos poder vivir. En este sentido cobra mucha importancia una medida respecto al pago de los alquileres.

Hay muchos casos en que son empresas las que gestionan los alquileres y no particulares. Pero en el caso de que sean particulares, se debería ver quién realmente necesita de las rentas para vivir y a estas personas se les deberían garantizar ayudas por parte del Estado. Pero lo que no puede ser es que la gente no cobre y tenga que pagar un alquiler.

Ante esta situación, ¿cree que las medidas económicas tomadas son acertadas?

El plan del Gobierno es importante e inédito. En las crisis que hemos sufrido hasta ahora no tuvimos este tipo de respuesta y creo que ha habido un cambio de chip. No puede ser que los más débiles de la sociedad paguen las consecuencias de una crisis, como ya pasó en el 2008. Aun así, creo que faltan puntos, como el que comentábamos de los alquileres. Igual ocurre con el pago de los suministros eléctricos, que se ha garantizado para personas vulnerables, pero creo que también debería garantizarse para personas que, a priori, no lo son pero que estas semanas no están ingresando.

Debemos tener en cuenta, también, que si este confinamiento se alarga, tendremos que tomar otras medidas porque el objetivo ahora es que nadie se quede atrás, como ya ha pasado en otras crisis. Debemos evitar que se rescaten bancos y no personas y, por tanto, tendremos que fortalecer el escudo social. Desde el Ayuntamiento ya hemos pensado paquetes económicos, pensados ​​para sectores frágiles que hay que proteger. Si todos los gobiernos lo hacen, también el Europeo, saldremos adelante.

A menudo las promesas se incumplen, ¿qué garantías se pueden dar desde el Ayuntamiento?

Tenemos las competencias que tenemos, pero pondremos todos los recursos disponibles sobre la mesa. Estamos en un contexto de no confrontación, pero hay gente que espera que nos tiremos los trastos a la cabeza entre unos y otros. Así que ahora es momento de aprobar presupuestos y medidas para ayudar a la gente y salvar vidas. Se ha puesto en evidencia la necesidad de fortalecer servicios públicos y derechos básicos, como la salud, y es hacia aquí hacia dónde tenemos que mirar cuando salgamos de este confinamiento.

El consenso social es fortísimo y sería una irresponsabilidad que las administraciones no escucharan. Son los consensos sociales los que hacen que los compromisos se cumplan.

Se ha puesto en evidencia la necesidad de fortalecer los servicios públicos y los derechos básicos, como la salud, y aquí es donde tenemos que mirar cuando salgamos de la crisis

El paro por la Covid-19 está reduciendo las emisiones contaminantes, ¿esto da una tregua a la emergencia climática?

Esta crisis sanitaria lleva a un paro de la economía y pone sobre la mesa la necesidad de revertir la emisión de gases de efecto invernadero. Esto implicaría medidas aún más drásticas que las que vivimos estos días para reducir la contaminación. Espero que podamos recuperar pronto la normalidad y reajustar las emisiones desde una planificación estratégica.

Estamos en emergencia pero creo que todavía estamos a tiempo de reducir emisiones, de reajustar los servicios, la producción y la economía con el fin de sobrevivir como especie y hacer que las consecuencias del cambio climático (que, por otra parte, ya es irreversible ) sean lo menos duras posible, sobre todo para los colectivos más vulnerables. Cuando hacemos política y pensamos modelos de futuro tenemos que ir cambiando el sistema que hace que los más vulnerables salgan perdiendo.

¿Estamos a tiempo?

Estamos a tiempo de hacer una planificación estratégica, que no debe ser a golpe de medida extraordinaria, como vemos estos días. La lección de esta crisis es que el concepto de normalidad debe cambiar para poder garantizar nuestra existencia. La crisis climática continuará alertándonos de los riesgos y necesitaremos medidas estructurales para dar la vuelta a estos futuros.

Este es el objetivo de este mandato en el Ayuntamiento de Barcelona con el plan contra la emergencia climática: medidas que no tienen validez sólo para cuatro años. Queremos cambiar el modelo de movilidad y de planificación del espacio público. Cambiar la estructura del modelo productivo, incorporando la economía circular.

¿Cómo se verá afectado el plan contra la emergencia climática por las consecuencias del coronavirus?

Hay una hoja de ruta general que no se desplazará de las prioridades económicas, urbanísticas o de movilidad. Cuando volvamos a la normalidad, seguirá vigente. Esperamos que las lecciones aprendidas en esta crisis nos permitan avanzar más rápidamente que en el resto de crisis que están por venir o que ya padecemos. Debemos bajar el ritmo, garantizar los derechos fundamentales básicos, los servicios fundamentales que nos enorgullecen en momentos de crisis, pero que durante mucho tiempo se han precarizado, que sufren recortes. Esto no puede volver a pasar.

Debido a la Covid-19, han decidido aplazar la entrada en vigor del régimen sancionador de la Zona de Bajas Emisiones que debía aplicarse a partir del 1 de abril

No nos viene de uno o dos meses. Estamos en un contexto de disminución de la circulación en el que quien se mueve en coche es, en muchos casos, porque no tiene otra manera de hacerlo y pensamos que si la sanción entraba en vigor, no cumpliríamos con la idea de no dejar a nadie atrás.

Frenamos las medidas para la lucha contra la contaminación, porque es una lucha que va ligada también a la garantía del derecho a la salud. No bajamos la guardia, pero creemos que no sería comprensible que el Ayuntamiento, en un contexto de crisis sanitaria, echára adelante medidas que, estos días, afectarían a personas que no tienen alternativa para desplazarse a un hospital, trabajar o hacer cuidados. Si no podemos ofrecer el 100% del servicio público, no podemos pedir a la gente hacer ciertos esfuerzos.

Ya tendremos tiempo de implementar medidas como la de los parkings en las entradas de la ciudad o los peajes de toxicidad.

Si la administración no puede ofrecer el 100% del servicio público, hay ciertos esfuerzos que no podemos pedir a la población

¿Peajes de toxicidad?

En caso de que viéramos que la Zona de Bajas Emisiones no es suficiente, impondríamos una sanción a la contaminación para desincentivar el uso de un vehículo contaminante. No es un peaje para circular por la ciudad, sino un impuesto a la contaminación. Tras ver ejemplos como los de Estocolmo u Oslo, vemos que es importante tomar medidas que apelen a la responsabilidad colectiva y a un esfuerzo de la administración para mejorar el transporte público. No debemos descartar ninguna medida que nos lleve a ser efectivos a corto plazo, principalmente porque nos lo exigen la Unión Europea y la OMS.

El plan de emergencia climática destina un presupuesto de casi 2.000 millones de euros hasta 2030, ¿es suficientemente ambicioso?

Es un plan vivo al que iremos incorporando medidas, a través del espacio de participación con entidades y plataformas ciudadanas. El objetivo es dar respuesta a la emergencia climática y a los problemas de salud pública que se pudieran derivar a raíz de la contaminación del aire.

Esta crisis nos demuestra que tenemos que ser muy dinámicos y hay que ponerse metas alcanzables para demostrar que con pequeñas acciones se pueden lograr cambios. El Ayuntamiento de Barcelona es la primera trinchera del ciudadano, tal como estamos demostrando con la crisis de la Covid-19. Estamos en contacto con lo que pasa en la calle, por lo tanto los planes que hacemos, por muy estratégicos que sean, tienen que irse revisando cada poco tiempo.

¿Qué lecciones se pueden extraer del estado de alarma por el coronavirus, de cara a la emergencia climática?

Debemos entender que somos vulnerables como sociedad y necesitamos medidas de proximidad, de gobernanza, que nos den fortaleza. La crisis que vivimos pone sobre la mesa que esta vulnerabilidad se puede extrapolar a otras situaciones estructurales. Debemos responder siempre pensando en no dejar a nadie atrás, con proximidad y facilitando información y la participación de la ciudadanía. Debemos poner la salud por encima de todo, para que impregne todas las políticas que haremos de cara al futuro.

Si damos respuesta a las necesidades de las personas más vulnerables, estamos dando respuesta a todos. Todos y todas, en diferentes momentos de la vida, nos volvemos vulnerables. Esta es una idea que el ecofeminismo pone en el centro: los cuidados son imprescindibles y así se demuestra en crisis como la de la Covid-19 o la crisis climática.

Somos vulnerables como sociedad y necesitamos medidas de gobernanza en proximidad que nos den fortaleza

¿Cree que de esta crisis saldremos más fuertes o más débiles?

Envío un mensaje de esperanza y de optimismo, porque creo que en este contexto la gente está aportando lo mejor de sí misma. Como siempre hemos hecho en las situaciones más excepcionales, que despiertan la responsabilidad colectiva de caminar hacia el futuro. Es momento de reflexionar, cada uno desde su casa, desde las diversas situaciones familiares. Saber que no estamos solos ni solas, que mis acciones van dirigidas a otros y que con pocos y pequeños gestos se puede contribuir a crear un bienestar común.

Creo que esta manera de comportarnos debe quedar después de la crisis y debe impregnar nuestra actitud de cara a la recuperación de la normalidad. Pero también dejo un mensaje de agradecimiento por todas las respuestas responsables que denotan que pensamos en conjunto. En común.

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