En septiembre, cuando comience el curso, muchos niños y niñas habrán estado seis meses sin pisar la escuela. En medio, el verano y sus centros, campus y colonias, y la esperanza de que estén sirviendo para reconectar a los niños con las actividades dirigidas y en grupo, con compañeros, horarios, normas y aprendizajes. Este es un verano diferente, pero en pocos lugares se ve tan claro como el Raval. En el barrio barcelonés con más densidad de población infantil vulnerable, las entidades socioeducativas y los equipamientos culturales han cerrado filas para que ningún niño o niña se quede sin un verano intenso en experiencias, haciendo bueno aquel conocido proverbio africano según el cual para educar a un niño hace falta toda la tribu.

La comunión entre equipamientos culturales y entidades socioeducativas se empezó a trabajar a finales de abril, cuando ya era una evidencia que el curso acabaría virtualmente pero nadie tenía claro que fuera posible organizar las actividades de verano. El dinamizador fue la Fundación Tot Raval, a través de su Grupo de Educación Comunitaria, en el que ya se encuentran regularmente los centros educativos del barrio y los responsables municipales, con las muchas instituciones culturales que reúne el kilómetro cuadrado del barrio (Liceu, CCCB, Macba, Museu Marítim, Filmoteca, Palau Güell, Biblioteca de Catalunya, entre otros). Había que exportar esta colaboración a las entidades sociales y de ocio.

Aquellas conversaciones se han traducido en una larga parrilla de actividades que la mayor parte de estos equipamientos ponen a disposición de los diferentes centros que se hacen en el barrio de forma gratuita. Talleres de lectura, de lectura en voz alta, de dibujo, de cómic, de artesanía, de robótica…; cuentacuentos, teatro, yoga, música, danza, batucada, fotografía, cine forum…; juegos cooperativos, juegos de rol, juegos de pistas, juegos tradicionales, juegos de agua…; biciescola, gincanas, visitas teatralizadas… Cada institución tira de recursos propios para organizar estas actividades, por donde van desfilando niños y adolescentes de 3 a 18 años. En grupos pequeños, de máximo diez, y sin embargo TotRaval calcula que al final del verano más de un millar de chavales habrán podido disfrutar de muchas de estas actividades.

“En abril parecía imposible que todo esto llegara a pasar, pero había que empezar a trabajar para prepararlo, la gran respuesta que ha habido te hace sentir mucho orgullo de barrio, sobre todo cuando te dicen que eso no está pasando ninguna otra parte”, comenta Mercè Garet, la técnica de la Fundación TotRaval que coordina el Grupo de Educación Comunitaria. “El reto que tenemos ahora -añade- es ver si esta colaboración con el mundo de fuera de la escuela se puede mantener de alguna manera durante el próximo curso”.

Taller de robótica en la biblioteca dinamizado por Colectic | Foto: VS

“Este año están más movidos”

Con Garet visitamos un par de actividades. En la biblioteca municipal Sant Pau-Santa Creu (situada a la entrada del mismo antiguo hospital que aloja la Biblioteca de Catalunya) encontramos un grupo de infantil del Casal de Joves Calassanç, que se hace en la Escuela Pía de Sant Antoni. Acaban de escuchar un cuento y se disponen a hacer una actividad plástica relacionada. En otra ala de la biblioteca hay un grupo de chicos y chicas un poco más grande de la casa de la Escuela Vedruna haciendo un taller de robótica con mesitas, a cargo de Colectic, una cooperativa que trabaja por la inclusión a través de la alfabetización digital y que colabora todo el año con la biblioteca. Competencia lectora en un ala de la biblioteca y competencia digital en la otra.

En la biblioteca no hay nadie más que estos dos grupos. Gemma Miracle, la bibliotecaria, nos cuenta que hay dos mañanas a la semana que cierran sólo para poder acoger a los grupos de los casals. Cuatro cada día, dos veces por semana, todas las semanas de julio y agosto, lo que significa que unos 72 grupos de 10 chicos y chicas pasarán por este espacio durante el verano. “Algunos monitores comentan que han notado que los niños les cuesta mantener la atención”, comenta Miracle.

Nos desplazamos al Raval Sur, hasta llegar a la sede de Xamfrà Centre de Música i Escena, donde en este momento entran diez niños de 7-8 años que llegan del casal que se hace en la escuela Collaso i Gil, organizado (como los otros dos que hemos visto antes) por la Asociación Deportiva Ciutat Vella. Vienen acompañados de un monitor de origen filipino, al igual que alguno de los chicos. Se llama Mark Racca, tiene 21 años y está estudiando un grado superior en comercio internacional. El Mark hace cuatro años que es entrenador de baloncesto en la Asociación Deportiva Ciutat Vella, y este es su tercer verano como monitor del casal. “Comparado con el año pasado yo los encuentro muy movidos, han sido muchos meses encerrados y tienen muchas ganas de jugar con los otros niños”, explica. “Los niños quieren salir: otros años habíamos ido al Tibidabo y a Isla Fantasía, pero esto ahora no es posible y por suerte tenemos todas estas otras actividades”, dice Racca. Con su grupo irán también al Palau Güell y al Museu Marítim. Y también un día ala playa de la Barceloneta.

Xamfrà se ha puesto varias veces como ejemplo de lo que es la Educació 360. Su experiencia son las extraescolares de artes musicales y escénicas en tarifa reducida para los niños del Raval. “En julio y agosto siempre estamos cerrados, porque no hay escuelas, pero teniendo en cuenta las necesidades del barrio este año hemos visto claro que teníamos que abrir”, comenta Sergi Brió, profesor de Xamfrà y responsable de comunicación.

Los niños y niñas del Collaso y Gil a Chaflán, con Marc Racca a la izquierda | Foto: VS

Iniciativas en red y en solitario

Como la Biblioteca o Xamfrà, y como la Associació Esportiva Ciutat Vella o Colectic, muchas otras instituciones culturales y socioeducativas están involucradas en este #RavalEstiuEducatiu. Entre otros, AEIRaval, APC Raval Nord, Associació de Mestres Rosa Sensat, Barcelona Actua, Casal dels Infants per l’Acció Social als barris, Escola Cintra, Escola de Músics i JPC, Fundació Escó-Gabella, Fundació Joan Salvador Gavina, Fundació Servei Solidari, Fundació Social del Raval, Impulsem Sccl, Punt d’Informació Juvenil del Paral·lel, el Pla de Barris, Projecte Baobab, Filmoteca de Catalunya, Museu Marítim de Barcelona, Palau Güell, La Capella, el Gran Teatre del Liceu, Servei de Dinamització Comunitària de Ciutat Vella, Centre de Cultura Contemporània de Barcelona, Casal de Joves Atlas, Xarxa de suport educatiu de Ciutat Vella y Casal de Joves Calassanç.

De hecho, algunas de estas instituciones van más allá de la organización de actividades para centros del barrio. En el CCCB, por ejemplo, vuelven a organizar el casal que hacen cada año, Culturnautes, pero en una versión reducida debido a las medidas Covid, por lo que este año se ha decidido ofrecer plazas sólo a los niños y niñas del barrio, a través del Casal y la Fundación de la Esperança. En paralelo, se programan actividades familiares gratuitas todos los viernes y sábados de julio y agosto en torno a la lectura y la creación artística. Y también se han empezado a organizar unos talleres pensados ​​para jóvenes de 14 a 18 años sobre disciplinas tan diversas como el rap, las danzas urbanas, los fanzines, las artes marciales, el podcast o el videomapping, entre otros.

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